Un gen necesario para el proceso de reparación en combinación con BRCA
Las mutaciones en RAD51C son comunes en mama y ovario
Aunque ya se sabía de la existencia del gen RAD51C, un estudio de Javier Benítez, del CNIO, muestra que sus mutaciones están presentes en familias con cáncer de mama y ovario, pero no en las de mama. Por eso, debería tenerse en cuenta al prescribir el tratamiento.
Clara Simón Vázquez | 02/04/2012 00:00
Solo hay dos genes que explican un 20-25 por ciento de casos hereditarios de cáncer de mama: BRCA1 y BRCA2. En los últimos cinco años se ha ido describiendo algún otro gen que explica un porcentaje muy pequeño de casos, que oscilaría entre el 0,5 y el 1.
RAD51C es uno de ellos, y el año pasado se vio que es muy poco frecuente; de hecho, está presente en menos del 0,5 por ciento de familias. El problema con todos estos genes es que sólo se contabilizan las mutaciones claras; esto es, las que tienen una deleción o inserción de alguna base y se sabe que darán lugar a un truncamiento de la proteína. Cuando aparece un cambio puntual de base (una G por una T, o una C por una G) aunque produzca un cambio de aminoácido no se sabe su repercusión, ya que puede ser una mutación o un polimorfismo, y por eso se denominan variantes de significado incierto.
Javier Benítez, jefe del Grupo de Genética Humana del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), de Madrid, publica un estudio en el último número de Human Molecular Genetics, en el que también participa Ana Osorio, y donde revelan el hallazgo de varios cambios de esta naturaleza; y en lugar de no tenerlos en cuenta como ocurre en los otros estudios, "hemos investigado la repercusión que tienen a nivel de ARN y de proteína. Hemos encontrado que más de la mitad de estos cambios son patogénicos, es decir, auténticas mutaciones, con lo que el porcentaje de familias con mutación es superior al inicialmente estimado".
También han constatado que la mayoría de estas mutaciones se producen en familias con cáncer de mama y de ovario, y que son muy infrecuentes en familias con cáncer de mama únicamente. Por eso, en familias con mama y ovario, si no se encuentra mutación en los dos genes principales BRCA1 y 2, estaría indicado hacer el estudio de este gen, ya que explica un 1,5 por ciento de esos casos familiares: "No es mucho pero suficiente para incorporarlo en los estudios genéticos".
Benítez ha recordado que el gen pertenece a la misma vía que los BRCA, por lo que es importante la identificación de estas mutaciones para el tratamiento, "porque al igual que ocurre con los BRCA, los pacientes con mutación en RAD51C se pueden tratar con los inhibidores de PARP, que se está empezando a aplicar a casos con mutación en BRCA y que eliminan selectivamente a las células tumorales".
El investigador piensa que se debería incorporar a los test genéticos en familias con ovario, porque aunque su frecuencia es baja (hasta un 1,5 por ciento) permite un tratamiento más selectivo y un mejor asesoramiento genético.
(Hum Mol Genet; DOI: 10.1093/hmg/dds115).
RAD51C es uno de ellos, y el año pasado se vio que es muy poco frecuente; de hecho, está presente en menos del 0,5 por ciento de familias. El problema con todos estos genes es que sólo se contabilizan las mutaciones claras; esto es, las que tienen una deleción o inserción de alguna base y se sabe que darán lugar a un truncamiento de la proteína. Cuando aparece un cambio puntual de base (una G por una T, o una C por una G) aunque produzca un cambio de aminoácido no se sabe su repercusión, ya que puede ser una mutación o un polimorfismo, y por eso se denominan variantes de significado incierto.
Javier Benítez, jefe del Grupo de Genética Humana del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), de Madrid, publica un estudio en el último número de Human Molecular Genetics, en el que también participa Ana Osorio, y donde revelan el hallazgo de varios cambios de esta naturaleza; y en lugar de no tenerlos en cuenta como ocurre en los otros estudios, "hemos investigado la repercusión que tienen a nivel de ARN y de proteína. Hemos encontrado que más de la mitad de estos cambios son patogénicos, es decir, auténticas mutaciones, con lo que el porcentaje de familias con mutación es superior al inicialmente estimado".
También han constatado que la mayoría de estas mutaciones se producen en familias con cáncer de mama y de ovario, y que son muy infrecuentes en familias con cáncer de mama únicamente. Por eso, en familias con mama y ovario, si no se encuentra mutación en los dos genes principales BRCA1 y 2, estaría indicado hacer el estudio de este gen, ya que explica un 1,5 por ciento de esos casos familiares: "No es mucho pero suficiente para incorporarlo en los estudios genéticos".
Benítez ha recordado que el gen pertenece a la misma vía que los BRCA, por lo que es importante la identificación de estas mutaciones para el tratamiento, "porque al igual que ocurre con los BRCA, los pacientes con mutación en RAD51C se pueden tratar con los inhibidores de PARP, que se está empezando a aplicar a casos con mutación en BRCA y que eliminan selectivamente a las células tumorales".
El investigador piensa que se debería incorporar a los test genéticos en familias con ovario, porque aunque su frecuencia es baja (hasta un 1,5 por ciento) permite un tratamiento más selectivo y un mejor asesoramiento genético.
(Hum Mol Genet; DOI: 10.1093/hmg/dds115).
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