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Hospital Clínico Universitario Virgen de La Arrixaca, en Murcia, ha llevado a cabo por primera vez en la autonomía el implante de un dispositivo de asistencia ventricular de larga duración, un corazón artificial, a un enfermo de 71 años al que ya no le era posible optar a un trasplante.
La operación, dirigida por el médico Sergio Cánovas, de servicio de Cirugía Cardiovascular, tuvo lugar hace tres semanas y la recuperación del paciente es buena.
Dispositivos de este tipo sólo se han implantado en otros siete hospitales españoles: la Clínica Universitaria de Navarra, el Hospital La Fe de Valencia, el Hospital Clínico Universitario A Coruña, en Salamanca, en el Hospital de Beltvitge, de Barcelona y en el Hospital Ramón y Cajal, de Madrid. En conjunto, en España, se han implantado un total de 16 dispositivos.
El éxito ha radicado también en la colaboración de los servicios de Cuidados Intensivos y Cardiología en el seguimiento estrecho del dispositivo a corto y largo plazo.
Pedro Antonio Sánchez, presidente de la Comunidad de Murcia, felicitó en persona a Cánovas y su equipo "por este avance que supone una mejora asistencial importante que completa, aún más, la gran labor realizada en donación y trasplante de órganos en la sanidad murciana".
Encarna Guillén, consejera de Sanidad, por su parte, califica la intervención de una muestra de la excelencia de la sanidad murciana. "El equipo de Cirugía Cardiovascular se sitúa en la vanguardia de las técnicas quirúrgicas con la implantación de este dispositivo".
¿Cómo es la operación?
La técnica, que puede durar cinco horas, está destinada a enfermos con insuficiencia cardiaca terminal, sin otras patologías graves, que ya no son candidatos a un trasplante. Para ello, se emplea anestesia general con circulación extracorpórea.
La extubación puede realizarse en las primeras 24 horas, siendo necesario unos días de observación en la UCI y después en la planta de hospitalización. Es preciso que, tras la operación, se emplee anticoagulación y antiagregación y que se cuide la línea de alimentación eléctrica del dispositivo.
En general, la esperanza de vida sería de un 99 por ciento a los 30 días, del 94 por ciento a los 180 días y de una supervivencia después de un año del 86 por ciento, si bien depende de la aparición de complicaciones. No obstante, un 66 por ciento de los pacientes sin el dispositivo morirían durante el primer año.
La mejor opción
Para la insuficiencia cardiaca terminal lo mejor sería un corazón humano. Sin embargo, cuando los pacientes no son candidatos al trasplante, es cuando la asistencia ventricular se convierte en una terapia alternativa válida y fiable.
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