miércoles, 3 de mayo de 2017

Placentas artificiales podrían reducir la morbimortalidad en prematuridad extrema | Observatorio de Bioética, UCV

Placentas artificiales podrían reducir la morbimortalidad en prematuridad extrema | Observatorio de Bioética, UCV

Observatorio de Bioética, UCV

Placentas artificiales podrían reducir la morbimortalidad en prematuridad extrema


 Última hora

Medicina regenerativa / Noticias / BIOÉTICA PRESS

Placentas artificiales podrían reducir la morbimortalidad en prematuridad extrema
03 mayo
11:232017
Placentas artificiales para bebés en prematuridad extrema. De momento se han experimentado en ocho corderos prematuros e investigadores estadounidenses estiman que, en pocos años, este estudio empezará a realizarse con humanos.
Alan W. Flake, del Departamento de Cirugía Pediátrica y Fetal en la División de Cirugía General Pediátrica, Torácica y Fetal en el Children’s Hospital de Filadelfia (CHOP), en Estados Unidos, ha dirigido una investigación a través de la que se ha desarrollado un sistema de soporte extracorpóreo que simula el ambiente parecido al del útero materno y que ayudaría a los prematuros extremos a conseguir, de una forma fisiológica, la maduración de sus pulmones y de otros órganos.
Se trata de una especie de placenta artificial que se ha experimentado en animales y que ya se empieza a conocer como Biobag. Actualmente, no se dispone de una tecnología médica de estas características, por lo que su potencial extrapolación a seres humanos, “podría ser muy útil para reducir la morbimortalidad que envuelve a los neonatos muy prematuros”, indica Flake, cuyo equipo publica los resultados en Nature Communications.
El estudio se está realizando con ocho corderos prematuros cuyos 110-120 días de gestación se asemejan al desarrollo pulmonar de los fetos humanos entre la 22 y la 26 semanas de edad gestacional. A esa edad gestacional, el feto pesa menos de 600 gramos y tiene entre un 30 a 50 por ciento de posibilidades de supervivencia, con un alto precio en la calidad de vida, pues suele acompañarse de un 90 por ciento de riesgo de graves morbilidades.
Beneficios potencialmente muy superiores a lo que los hospitales pueden hacer actualmente
Los primeros datos preclínicos del trabajo con este dispositivo de apoyo extrauterino, que se han obtenido de la monitorización en corderos fetales, ponen de manifiesto que “el desarrollo pulmonar prenatal es muy similar al que ocurre en los seres humanos. El innovador sistema utiliza un único contenedor lleno de fluido unido a las máquinas personalizadas que proporcionan apoyo fisiológico. Los corderos fetales crecen en un ambiente casi estéril controlado por la temperatura, respirando el líquido amniótico como hacen normalmente en el útero y sus corazones bombeando sangre a través de su cordón umbilical en una máquina de intercambio de gas fuera de la bolsa. Los monitores electrónicos miden los signos vitales, el flujo sanguíneo y otras funciones cruciales”, indica Flake.
uteros artificialesEl objetivo del equipo no es extender la viabilidad a un período anterior a la marca actual de 23 semanas de gestación, ya que las limitaciones del tamaño físico y el funcionamiento fisiológico impondrían riesgos inaceptablemente altos. Sin embargo, este sistema podría ofrecer beneficios potencialmente muy superiores a lo que los hospitales pueden hacer actualmente para un feto de 23 semanas nacido en el límite de la viabilidad. El Biobag podría convertirse en nuevo estándar de atención para este subconjunto de prematuros extremos. “Existe una necesidad urgente de asistencia ‘puente’ entre el vientre de la madre y el mundo exterior. El objetivo es apoyar a los bebés de 23 semanas a 28 semanas de edad gestacional, ya que a las 28 semanas cruzan el umbral alejándose de las secuelas más graves”, considera Flake.
Investigaciones previas han experimentado otras versiones de una placenta artificial en modelos animales. Sin embargo, la duración máxima de efectividad solo alcanzaron una duración máxima de 60 horas y los animales sufrieron daño cerebral. El nuevo sistema, por el contrario, ha funcionado hasta 670 horas (28 días) con algunos animales, que se mantuvieron sanos. Los corderos mostraban respiración y deglución normal, abrían los ojos, se hacían más activos, presentaban un crecimiento normal, así como función neurológica y maduración del órgano, señala Emily Partridge, impulsora de los proyectos pilotos.
Los investigadores estadounidenses estiman que, en pocos años, este estudio empezará a realizarse con humanos, con unas posibles aplicaciones que, según Moral, podrían agruparse en dos bloques: prematuridad extrema (23-24 semanas) y aplicaciones de transición, abordaje de la hernia diafragmática congénita antes de su reparación , partos prematuros tras cirugía fetal, crecimiento intrauterino retardado (CIR), soporte en niños con cardiopatías congénitas para la maduración antes de la reparación del defecto cardiaco y en terapia génica y/o celular” (S. Moreno/R. Serrano. Diario Médico, 25/04/2017)
Es indudable la repercusión bioética que estos nuevos avances técnicos pueden tener, pues no en balde los problemas éticos que se suscitan alrededor de los prematuros extremos son muchos y muy importantes. Permitir a estos niños desarrollarse unas semanas más podrían evitar gran parte de esos riesgos.
*Foto principal: 20 minutos








Artículos relacionados

No hay comentarios:

Publicar un comentario