El Hospital del Mar garantiza el trasplante renal sin transfusión de sangre
El centro es el primero del Estado en poner en marcha esta iniciativa, dirigida especialmente a los Testigos de Jehová, que sigue un protocolo antes, durante y después de la cirugía para minimizar el riesgo de sangrado.
El Hospital del Mar es el primer centro del Estado, que aplica un protocolo que garantiza a los Testigos de Jehová que no se les hará ninguna transfusión de sangre durante el proceso del trasplante renal. De hecho, entre el año 2016 y el 2017 ya se han hecho con éxito dos trasplantes, uno de donante vivo, tanto donante como receptor eran Testigos de Jehová, y otro de donante cadáver, sin necesidad de realizar transfusiones. Para conseguirlo, se ha puesto en marcha un protocolo específico para este tipo de enfermos, que busca preparar a los pacientes antes de la cirugía, durante el proceso quirúrgico y el postoperatorio, así como contar con personal sanitario que acepte tratar a los pacientes descartando el uso de transfusiones. Todo ello ha sido posible gracias a la colaboración del Servicio de Nefrología, del Servicio de Urología y Cirugía del Trasplante y del Servicio de Anestesiología, y del equipo de enfermería quirúrgicaen trasplante renal.
El Dr. Julio Pascual, jefe de Servicio de Nefrología i Director Médico del centro, confirma que "con la aplicación de este protocolo, el Hospital del Mar puede atender a todas aquellas personas del Estado que forman parte de los Testigos de Jehová con una enfermedad renal crónica y con criterios adecuados para recibir un trasplante renal". A la vez, explica que el equipo de trasplante del centro "ha adquirido el compromiso de respetar las creencias y valores de este colectivo y no realizar ninguna transfusión de sangre durante el proceso de trasplante".
El proceso empieza una vez se acepta al paciente Testigo de Jehová como receptor para trasplante renal en el Hospital del Mar. En estos casos, como explica la Dra. Marta Crespo, jefa de sección de Nefrología del centro, "establecemos unos requisitos mucho más estrictos en cuanto a niveles de hemoglobina para hacer un trasplante a un Testigo de Jehová". Así, se tienen que someter a un tratamiento previo con eritropoyetina (EPO), que estimula la producción de hematíes (que se ve afectada por la enfermedad renal) y ayuda a evitar transfusiones. "Normalmente, el uso de eritropoyetina está indicado para lograr un nivel de hemoglobina más bajo que el que hemos decidido para los Testigos de Jehová durante el tiempo anterior al trasplante", explica la Dra. Crespo.
Durante las cirugías, "un equipo de enfermería quirúrgico experto lidera el montaje y la utilización de los equipos llamados cell saver que permiten la recuperación de parte de la sangre del mismo paciente en caso de grandes sangrados y transfundirles directamente de nuevo los hematíes", explica Montserrat Sitges, jefa de Enfermería del Bloque Quirúrgico. A la vez, se ha creado una "cadena de profesionales", según el Dr. Lluís Cecchini, jefe del Servicio de Urología y Cirugía del Trasplante, para asegurar que no habrá transfusiones y, así, "optimizar a los pacientes antes de la cirugía para que tengan una concentración de hemoglobina más alta, dentro de la normalidad, no tolerar un grado de anemia que en otros pacientes es aceptable, y preparar tanto el quirófano como al personal de quirófano con los equipos cell saver de recuperación de sangre".
El Dr. Jesús Carazo, adjunto del Servicio de Anestesiología y Reanimación, es el encargado de visitar en la consulta de preanestesia a los pacientes tributarios de trasplante renal para realizar una valoración de la comorbilidad y los resultados de las pruebas complementarias del paciente a trasplantar y, en este caso particular, comenta que "teniendo en cuenta que no existe ninguna alternativa real a la transfusión sanguínea, se establece un diálogo con el paciente para explicar y consensuar aquellas actuaciones, fundamentalmente farmacológicas, que dependen de la decisión personal del mismo paciente (como factores de la coagulación aislados) y que podrían aplicarse en caso de sangrado agudo".
Al finalizar la intervención quirúrgica el paciente es ingresado en la Unidad de Reanimación Postquirúrgica donde es monitorizado y controlado estrictamente para la detección precoz de un posible sangrado, optimización hemodinámica y respiratoria, y un adecuado control del dolor. En 24-48 horas se traslada a la Unidad de Hospitalización de Nefrología, y solo cuando el paciente está recuperado con controles de hemoglobina estable y sin dolor, recibe el alta.
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