ESTUDIO ONCOTHROMB
Una nueva herramienta de diagnóstico evalúa el riesgo de trombosis en pacientes oncológicos
Un algoritmo permitirá prevenir entre un 50 a un 70 por ciento del tromboembolismo venoso asociado al cáncer, gracias a la aplicación de tratamientos preventivos; en la validación de esta herramienta de diagnóstio han participado ocho hospitales de España y 400 pacientes con cáncer.
Redacción | 19/03/2018 13:56
Andrés Muñoz,oncólogo médico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. (DM)
Los resultados del estudio clínico multicéntrico y prospectivo Oncothromb, que se acaban de publicar en British Journal of Cancer, valida el empleo de un nuevo algoritmo para identificar a los pacientes con cáncer que desarrollarán tromboembolismo venoso durante los seis primeros meses tras el diagnóstico oncológico. Esta nueva herramienta de diagnóstico aplica un algoritmo, a partir del análisis de cuatro variantes genéticas de los factores de la coagulación que se combina con los factores de riesgo clínicos (historia familiar de tromboembolismo venoso, tipo de tumor, estadio, y el índice de masa corporal) de cada paciente diagnosticado de cáncer. Este estudio es pionero en el mundo en la aplicación de la genética en la medición del riesgo de trombosis en cáncer.
Oncothromb (Multivariable clinical-genetic risk model for predicting venous thromboembolic events in patients with cancer) es un estudio clínico multicéntrico y prospectivo, dirigido por José Manuel Soria, del IIB Sant Pau, y Andrés Muñoz, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, con el apoyo de la Sección de Trombosis y Cáncer de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y con la colaboración de las compañías farmacéuticas Ferrer y Leo Pharma.
Según Andrés Muñoz, coinvestigador principal del estudio, coordinador de la Sección de Trombosis y Cáncer de la SEOM y oncólogo médico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, "es sumamente importante mejorar las actuales herramientas diagnósticas para identificar con precisión a los pacientes con alto riesgo trombótico, y así poder administrar anticoagulantes únicamente a pacientes con una relación riesgo-beneficio favorable. Esperamos que los resultados de nuestro proyecto contribuyan a personalizar la toma de decisiones relativas a tromboprofilaxis, y en definitiva, a reducir las elevadas tasas de morbimortalidad relacionadas con la trombosis en pacientes oncologicos".
José Manuel Soria, responsable de la Unidad de Genómica del IIB Sant Pau y coinvestigador principal del estudio, destaca que "el objetivo principal de nuestro trabajo es proporcionar a los profesionales de la salud herramientas eficientes para el diagnóstico y la prevención de la enfermedad tromboembólica en pacientes con cáncer. Nuestro enfoque es innovador ya que utilizamos una estrategia basada en la integración de datos clínicos y genéticos para desarrollar un herramienta de medicina personalizada".
Uno de los resultados más significativos del estudio es que los pacientes con cáncer que sufren un tromboembolismo venoso (TEV) tienen mayor mortalidad, ya que en los datos de este trabajo se observó que entre los fallecidos un 31 por ciento presentaba trombosis frente a un 11 por ciento sin ella. Por tanto, estos pacientes tuvieron peor pronóstico y padecieron una mortalidad superior.
Estos datos son relevantes ya que, según información aportada por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), la mayoría de oncólogos subestiman la prevalencia del TEV y su impacto negativo en sus pacientes.
El estudio revela que el periodo de mayor riesgo de sufrir un TEV asociado al cáncer son los 6 meses tras el diagnóstico. Diversos estudios retrospectivos de pacientes con cáncer avanzado o metastásico observaron una incidencia de TEV elevada que oscilo entre 23-35 por ciento de los casos dependiendo del tipo de tumor. Por ello, recomiendan los investigadores que "el uso de esta nueva herramienta de diagnóstico alcanza su máxima eficacia cuando existe la primera sospecha en un examen de detección precoz o bien, en el momento que se confirma la enfermedad".
Los investigadores señalan que desde el punto de vista clínico, el TEV en un paciente con cáncer tiene un impacto muy negativo sobre la supervivencia y calidad de vida. Por ello, se recomienda realizar el test en un es tadio inicial de la enfermedad. Con la nueva herramienta que proporciona este estudio se estima que se puede reducir entre un 50 y un 70 por ciento los casos de trombosis al poder aplicar tratamientos preventivos que evitarán su aparición y por tanto se conseguirá mejorar las complicaciones y la calidad de vida de los pacientes. También hay que señalar que esta complicación es más propia de en una serie de cánceres: pulmón, páncreas, estómago, riñón, ovárico, colorrectal y tumor cerebral.
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