miércoles, 11 de agosto de 2010

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ESPAÑA
Causa EL 65% DE LAS MUERTES POR CÁNCER CUTÁNEO
La investigación sobre el melanoma crece en los últimos años
El melanoma es el cáncer de piel más serio. Con frecuencia, el primer signo de un melanoma es un cambio de tamaño, forma, color o textura de un lunar. La mayoría tienen un área negra o negra azulosa. Puede curarse si se diagnostica y se trata con anticipación.


Alberto Elvira - Miércoles, 11 de Agosto de 2010 - Actualizado a las 14:50h.


El melanoma se da cuando los melanocitos pasan a ser malignos. Estas células elaboran la melanina, responsable del color de la piel, del pelo y del iris de los ojos y funcionan como fotoprotectores, evitando que la radiación solar dañe las estructuras o los tejidos del cuerpo. Cuando la piel se expone al sol, los melanocitos producen más melanina como defensa contra la acción de los rayos ultravioleta (UV).

Los melancocitos son conocidos científicamente como nevus y se dividen en: nevus congénitos, que pueden ser de nacimiento o aparecer con los años; y nevus adquiridos, que se desarrollan a partir del año de nacimiento y pueden ser típicos o atípicos. En ocasiones se extienden a otras partes del organismo.

En el diagnóstico clínico de melanoma es útil el empleo del acrónimo ABCD para diferenciar entre las lesiones benignas y aquellas en las que existe un grado de sospecha (A: Asimetría; B: bordes irregulares; C: coloración heterogénea; D: diámetro mayor de 6mm). Después de diagnosticarse el melanoma, se llevan a cabo pruebas como la estadificación, que determina si las células cancerosas se han diseminado dentro de la piel o en otras partes del cuerpo como el sistema linfático o la sangre, lo que podría provocar un tumor secundario. Para saber cuánto se ha diseminado el tumor en las diferentes capas de la piel se emplean los niveles de Clark, haciendo referencia el Nivel I a la epidermis y el Nivel V a la capa subcutánea. Las pruebas con las que se examina la piel son: examen de la piel y biopsia.

Aunque el melanoma puede aparecer a cualquier edad y cada vez se diagnostica más en jóvenes, la mayor incidencia se da entre los 40 y 50 años, más en mujeres que en hombres. En las primeras, generalmente se encuentran en los brazos y piernas y, en los segundos, en la cabeza y el cuello.

En cuanto a los síntomas, hay otras enfermedades que pueden provocar los mismos que el melanoma, por lo que se debe consultar con un especialista si se detecta un lunar que cambia de tamaño, forma, color, si tiene contornos o bordes irregulares, si es asimétrico, si produce picazón, si supura, sangra o está ulcerado o si hay lunares satelitales.

Algunos de los factores que influyen en el pronóstico y en las opciones de tratamiento son el grosor del tumor y el lugar donde está, la rapidez con que las células cancerosas se multiplican, si hubo sangrado o ulceración en el lugar primario, etc. A pesar de que muchas personas sean tratadas con éxito, es posible que el melanoma reaparezca.

Hay diversas causas que provocan este cáncer, pero parece determinante haber tomado el sol en exceso durante la infancia, aunque pueda aparecer a cualquier edad. Se localiza en todo el cuerpo, y se manifiesta a través de nuevos lunares o pecas que cambian de tamaño y aspecto. Hay una serie de factores que aumentan el riesgo de padecer un melanoma, entre los que destacar: tener la piel o el pelo claro; presencia de nevus atípicos o congénitos; tener antecedentes familiares de nevus atípicos, de melanoma o de ambas cosas; haber sufrido una o más quemaduras severas por el sol, especialmente si se han producido en la infancia, pues el efecto de la irradiación solar es acumulativo o haber estado expuesto muchas horas a rayos ultravioleta.

Podemos distinguir entre cuatro formas clínico-patológicas de melanoma cutáneo. Las tres formas clínicas: melanoma de extensión superficial, que representa el 70 por ciento de los casos; el léntigo melanoma maligno, entre el 4 y el 15 por ciento; y el melanoma acrolentiginoso, representando un 2-8 por ciento. Estos están dotados de una fase de crecimiento intraepidérmica larga, en la que el tumor está completamente limitado a la epidermis. El cuarto tipo, el melanoma nodular, tiene una fase de crecimiento intraepidérmica muy corta que evoluciona a un crecimiento dérmico rápido y se da entre el 10-15 por ciento de los casos. En la actualidad se considera al melanoma como una sola entidad que puede evolucionar hacia una forma clínico-patológica u otra dependiendo de factores como la localización anatómica y/o el daño solar asociado.

El tumor que más crece en occidente
Salvador Martín Algarra, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica, presidente del Grupo Español de Melanoma y director del Departament. de Oncología de la Clínica Universitaria de Navarra, afirma que "el melanoma es uno de los tumores que más ha aumentado en Occidente, debido al cambio de comportamiento, poco cuidadoso, de las personas a la hora de tomar el sol". Considera que "hay cierta tranquilidad a la hora de exponerse al sol porque las tasas de curación son altas si hay un diagnóstico precoz, del 90 por ciento, pero cuando hay metástasis el porcentaje de supervivencia es drásticamente inferior".

En el estudio del melanoma, hasta hace poco, se utilizaba una medicina que ya se aplicaba en la década de los 70 y se ha avanzado poco en relación a otros tumores, como el cáncer de mama o el linfoma. Sin embargo, en los últimos años se han producido avances significativos, ya que , hasta ahora "se empleaba una medicina agresiva, como la quimioterapia o fármacos y vacunas que podían dañar nuestro organismo, y en este momento se está añadiendo el empleo de medicamentos por vía inmunológica", sostiene Martín Algarra. "Antes se suministraba interferón, que produjo avances y beneficios pequeños, igual que algunas vacunas, pero no se podía predecir cómo reaccionaría el paciente a estos tratamientos. En cambio, ahora se utiliza ipilimumab, que es un anticuerpo que cambia el modo en que funciona la inmunidad del cuerpo, puesto que el melanoma puede engañar a nuestro organismo en cuanto a inmunidad se refiere". Otro de los avances más importantes es la aplicación de la técnica del ganglio centinela, que consiste en actuar sobre este ganglio, que es el primero que invade el tumor.

Aunque este tumor cada vez incida en más gente, Martín Algarra considera que la Academia Española de Dermatología y Venereología y la Sociedad Europea de Dermatología están haciendo buenas campañas de concienciación, aunque "hay que trabajar más en que el mensaje llegue, sobre todo a los niños". "El cáncer no es una enfermedad única, sino cientos, por lo que las investigaciones sobre el melanoma descubren nuevas vías que pueden ser dianas de otros tumores" y esto hace que crezca el interés por el estudio oncológico del melanoma. Martín Algarra insiste en que "aunque haya mucho que investigar hay que transmitir la idea de que cada vez se sabe más y se está avanzando e investigando mucho más que hace unos años". De hecho, el año pasado se ha creado el Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma, el cual centrará su trabajo en la investigación de este tumor




Prevención y control del melanoma

La diferencia que hay entre los melanomas delgados, de Nivel I, y II, y los gruesos, III, IV y V, muestra la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz en esta patología. En esta cuestión se deben incluir medidas para preservar la capa de ozono, regularizar la utilización y publicidad de las cabinas de rayos UVA con fines cosméticos e insistir en la educación pública sobre la protección solar y el uso de filtros solares, que previene el desarrollo de cáncer cutáneo no melanoma. Sin embargo, diversos estudios han relacionado el uso de estos filtros con un incremento del riesgo de desarrollar el melanoma, debido a una mayor tolerancia de los pacientes a la radiación y, por consiguiente, un aumento de las horas de exposición.

Una vez se diagnostica a un enfermo de melanoma, éste debe seguir controles médicos periódicos con el objetivo de detectar lo antes posible una recidiva de la enfermedad y un posible segundo melanoma. La recidiva de la enfermedad puede presentarse en forma localizada o en tránsito (el 25 por ciento de casos), en forma de enfermedad regional (26-60 por ciento) o a distancia (15-20 por ciento). Debe enseñarse a los enfermos a realizarse controles ya que en un porcentaje elevado son ellos mismos los que van a detectar la presencia de recidiva de la enfermedad.


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