viernes, 24 de octubre de 2014

Los niños de un año altos y con mucho peso podrían estar en riesgo de obesidad posterior, encuentra un estudio: MedlinePlus

Los niños de un año altos y con mucho peso podrían estar en riesgo de obesidad posterior, encuentra un estudio: MedlinePlus

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Los niños de un año altos y con mucho peso podrían estar en riesgo de obesidad posterior, encuentra un estudio

Pero los expertos señalan que los genes no son el destino
Traducido del inglés: miércoles, 22 de octubre, 2014
Imagen de noticias HealthDay
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MARTES, 21 de octubre de 2014 (HealthDay News) -- Los bebés que aumentan de peso y estatura con rapidez podrían estar mostrando una propensión genética a la obesidad en la niñez temprana, sugiere un estudio reciente.
En los adultos, ciertos genes se han vinculado con una mayor grasa corporal, pero los mismos genes en los bebés fomentan unos aumentos equilibrados de grasa y músculo magro, apuntaron los investigadores.
Al año de edad, los niños con esos genes podrían ser más altos y tener más peso. Pero para los 2 y 3 años de edad, esos genes se vincularon con un aumento excesivo de peso, encontraron los investigadores.
"Nuestros hallazgos contribuyen a la evidencia creciente de que el riesgo de por vida de obesidad se puede predecir a unas edades muy tempranas, y con algo de suerte se puede modificar mediante unos cambios muy tempranos en el estilo de vida y la dieta", planteó el investigador líder, Ken Ong, director del programa de crecimiento y desarrollo infantil de la unidad de epidemiología del consejo de investigación médica de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.
Las conclusiones se basan en una revisión de cuatro estudios europeos en que participó un total de más de 3,000 bebés.
Los investigadores se concentraron en 16 variaciones genéticas ya vinculadas con la obesidad, y encontraron una conexión entre el crecimiento rápido de los bebés y el aumento de peso en los niños pequeños.
Pero no se puede determinar si un niño en particular será obeso en base a estos hallazgos, comentó Ong.
La asociación hallada en el estudio no prueba causalidad.
"Aunque observamos unos efectos robustos cuando vemos a toda la población, los efectos sobre un individuo son demasiado pequeños para que esos genes mismos predigan con precisión los riesgos futuros, de forma que los riesgos no son 'fijos' y no tiene sentido evaluar a los niños para ver si portan esas variantes en sus genes", comentó Ong.
El riesgo de obesidad de cualquier individuo es el resultado tanto de los genes como del estilo de vida, señaló Ong. "Debemos reconocer que algunas personas, las que tienen un riesgo genético más alto, quizá deban trabajar más, pero el riesgo no se debe solo a los genes", dijo.
El informe aparece en la edición en línea del 20 de octubre de la revista JAMA Pediatrics.
El Dr. Luis González Mendoza, director de endocrinología pediátrica del Hospital Pediátrico de Miami, en Florida, dijo que esos genes específicos son importantes para fomentar el crecimiento en el primer año del bebé, cuando el peso y la estatura casi se duplican.
"Es muy difícil usar eso como predictor de quién será obeso", señaló. "El riesgo genético probablemente no aparezca hasta los 2 o los 3 años de edad".
González Mendoza añadió que para mantener un peso normal, los niños obesos necesitan una dieta saludable y ejercicio.
El Dr. David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, dijo que esas variaciones genéticas apenas explicaban una cantidad pequeña de la variación en las tasas de crecimiento de los niños.
"Esos mismos genes eran parte de nuestros genomas hace cien años cuando la obesidad infantil, y la adulta también, eran bastante raras", comentó.
Los genes podrían indicar varios grados de vulnerabilidad, pero el ambiente es lo que explota esa vulnerabilidad, advirtió.
"A diferencia de nuestros genes, los elementos en nuestra cultura que fomentan la obesidad se pueden cambiar", planteó Katz.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Ken Ong, Ph.D., head, child growth and development program, Medical Research Council Epidemiology Unit, University of Cambridge, England; Luis Gonzalez-Mendoza, M.D., director, division of pediatric endocrinology, Miami Children's Hospital, Miami, Fla; David Katz, M.D., M.P.H., director, Yale University Prevention Research Center, New Haven, Conn.; Oct 20, 2014, JAMA Pediatrics, online
HealthDay
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