Manipular la microbiota aliviaría síntomas autistas

Se celebra en Barcelona la reunión mundial de microbiota intestinal. Identifican posibles marcadores de riesgo de cáncer en la flora colónica.

Karla Islas Pieck. Barcelona | karla.islas@diariomedico.com | 16/03/2015 00:00

Francisco Guarner, del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona. (Jaume Cosialls)

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El tratamiento probiótico con Bacteroides fragilis podría mejorar algunos síntomas del trastorno del espectro autista (TEA), según los resultados de los últimos estudios en modelos animales del grupo que dirige Elaine Hsiao, del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena (Estados Unidos), que se han presentado este fin de semana durante la Cumbre Mundial de Microbiota Intestinal para la Salud, que se ha celebrado en Barcelona.

El coordinador del comité científico de la reunión, Francisco Guarner, jefe clínico del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, ha explicado a Diario Médico que la relación entre la microbiota intestinal y el desarrollo de algunos trastornos psiquiátricos y del comportamiento representa uno de los temas más relevantes que se abordaron este año durante las jornadas.
Algunos trabajos experimentales previos ya habían puesto sobre la mesa que el B. fragilis, un microbio comensal que está presente en el intestino humano sano, podría ser útil para el tratamiento de ciertas anomalías gastrointestinales, así como de problemas inmunitarios en modelos animales de ratón.

El grupo de Hsiao logró obtener un modelo animal de TEA inyectando ADN artificial a hembras de ratones preñadas. La nueva generación de animales, además de mostrar todas las pautas de comportamiento típicas de esta enfermedad, tenían una composición de la microbiota intestinal alterada, y la permeabilidad de sus intestinos aumentó considerablemente en comparación con la de los ratones sanos, proceso similar al que se ha observado en subgrupos de niños con TEA.

Además, los investigadores descubrieron que el suero de los ratones con TEA contenía una cantidad 46 veces superior de la molécula 4-etilfenil sulfato (4-EFS), que es un metabolito de las bacterias intestinales. Además, es químicamente similar al p-cresol, un metabolito microbiano intestinal presente en altas concentraciones en la orina de niños autistas.

Para determinar el papel psiquiátrico que desempeña el 4-EFS, estos científicos administraron el metabolito a ratones sanos y pudieron comprobar que desarrollaron algunos de los síntomas conductuales de los ratones con TEA. Estos datos sugieren que las moléculas de 4-EFS que se filtran podrían llegar al cerebro a través del torrente sanguíneo y, en altas concentraciones, dar lugar a un comportamiento anómalo.

Marcadores de riesgo
Otro de los temas destacados que se han abordado en la cumbre es el potencial de la microbiota para ayudar a predecir el riesgo de desarrollar algunas patologías. Una línea de investigación que se está desarrollando en Francia ha encontrado evidencia de que un enterotipo podría servir como marcador de riesgo en síndrome metabólico. Además, un trabajo que se está llevando a cabo en Alemania ha descubierto que existe una asociación entre la presencia de una determinada bacteria intestinal y el riesgo de desarrollar cáncer de colon.

Cada vez hay mas proyectos en diferentes países del mundo orientados a estudiar la composición y características de la microbiota. Daniel McDonald explicó las novedades del American Gut Project, que está trabajando en delinear un censo del ecosistema de la flora intestinal de los habitantes de Estados Unidos.

Por su parte, Patrizia Brigidi, de la Universidad de Bolonia (Italia), presentó los resultados del estudio de la microbiota de un grupo de recolectores-cazadores que habitan en algunas regiones del sur de África, cuyo estilo de vida se asemeja al de las civilizaciones del paleolítico. Estos investigadores han podido apreciar que existen grandes diferencias, incluso con la microbiota de otros grupos de africanos o del Amazonas.