La infección por hepatitis C puede aumentar el riesgo cardiovascular
22/09/2015 - E.P.
Los pacientes con hepatitis C tienen un 30 por ciento más de riesgo de presentar placas de calcio en las arterias
Las personas infectadas con el virus de la hepatitis C tienen más riesgo de sufrir daño hepático y, según una investigación de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), su presencia también puede convertirse en un problema para la salud cardiovascular.
El estudio, cuyos resultados ha publicado la revista 'The Journal of Infectious Diseases', surgió de un trabajo más amplio con hombres homosexuales, la mayoría con VIH, para hacer un seguimiento del riesgo de infección o de que la enfermedad progresara a largo plazo. De ellos, se centraron en los datos de un subgrupo de coinfectados con el virus del sida y el de la hepatitis C, dos infecciones que suelen ir de la mano.
Hasta ahora se sabía que las personas seropositivas tienen un riesgo más elevado de enfermedad coronaria, pero ahora han visto que hay evidencia sólida de que la hepatitis C puede causar un daño cardiovascular con independencia del VIH.
La investigación encontró que los participantes que tenían una infección crónica por hepatitis C tenían más probabilidades de acumular placas anormales de grasa y calcio dentro de sus arterias, trastorno conocido como aterosclerosis que se considera un precursor común del infarto y el ictus.
En total participaron 994 adultos de 40 a 70 años sin una enfermedad coronaria conocida, de los que 613 estaban infectados por el VIH, 70 por ambos virus y sólo 17 no presentaban una u otra infección. Todos ellos se sometieron a tomografías computarizadas cardíacas para detectar y medir los niveles de grasa y calcio en los vasos sanguíneos.
Los pacientes con hepatitis C, con independencia de que tuvieran VIH, tenían un 30 por ciento más de riesgo de presentar placas de calcio en las arterias, principal causa de infarto e ictus. Entre los que sufrían VIH o hepatitis C, ascendía hasta el 42 por ciento la presencia de grasa no calcificada, lo que aumenta el riesgo cardiaco.
Además, los que tenían mayores niveles circulantes del virus de hepatitis C en la sangre fueron un 50 por ciento más propensos a tener las arterias obstruidas, en comparación con aquellos en los que la infección no estaba bien controlada por el tratamiento o el sistema inmune. Una falta de control que, según han añadido, también puede acabar dañando los vasos sanguíneos.
"Tenemos fuertes motivos para pensar que la hepatitis C impulsa la enfermedad cardiovascular, independientemente del VIH, y prepara el escenario para problemas cardiovasculares posteriores", ha destacado Eric Seaberg, profesor de Epidemiología que ha liderado la investigación.
Por el momento los investigadores no saben exactamente cómo la infección por hepatitis C acelera el crecimiento de placas en las arterias, pero la evidencia es lo suficientemente fuerte como para ponerse a monitorizar y estar atentos a los síntomas cardiovasculares de estos pacientes hepáticos que puedan desarrollarse.
No obstante, la cardióloga Wendy Post, que también ha colaborado en el estudio, recuerda que estos pacientes ya son sometidos a un seguimiento de forma regular para detectar síntomas de enfermedad hepática, por lo que ahora los médicos deberían analizar también su salud cardiaca.
Además, recuerdan que la reciente aparición de una nueva familia de medicamentos de última generación con una eficacia superior al 90 por ciento podría resultar beneficioso también para frenar la formación de placas y el riesgo cardiovascular a largo plazo.
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