Investigadores de la
Facultad de Medicina de la Universidad de California San Diego(Estados Unidos), han descubierto que los fármacos que activan el
proteasoma de las células o el centro de reciclado ponen el equilibrio a favor de las
células T CD8+ de memoria, encargadas de matar inmediatamente o comprometerse a recordar al intruso. Este enfoque podría utilizarse para mejorar la eficacia de las vacunas y las inmunoterapias y su duración, según detallan los autores en un artículo publicado en
Journal of Clinical Investigation.
Las vacunas y las inmunoterapias contra el cáncer hacen esencialmente lo mismo: aumentan el sistema inmunológico de una persona, permitiéndole luchar mejor contra un patógeno, ya sea un microbio o cualquier otro. Ambos enfoques se centran en las células T CD8+, proporcionando protección a largo plazo.
John T. Chang, autor principal del estudio, ha comentado que "ya sabíamos que las células T CD8+ activadas se dividen asimétricamente, dando lugar a células efectoras y células de memoria. Pero no sabíamos cómo la segregación desigual de los componentes celulares durante la división de linfocitos T CD8+ afecta a su destino".
Distintos refuerzos del proteasoma
Usando ratones y modelos celulares, Chang y su equipo determinaron que los dos tipos diferentes de células T CD8+, efector y de memoria, difieren en sus tasas de actividad del proteasoma. Una nueva capacidad del proteasoma, responsable de la degradación y el reciclaje de proteínas dañadas o innecesarias, fue descubierta por los científicos como manipuladora de la función celular.
Los activadores e inhibidores del proteasoma están comercialmente disponibles. Bortezomib, un fármaco anticanceroso usado para tratar el mieloma múltiple, inhibe la actividad del proteasoma. Además, los investigadores descubrieron que la ciclosporina, un medicamento inmunosupresor prescrito a receptores de trasplante de órganos, activa el proteasoma en las células T CD8+. Encontraron que el tratamiento de las células T CD8+ con ciclosporina de forma temprana, después de la infección microbiana, generó el doble de células de memoria de larga duración que los controles simulados.
"Mientras que hasta ahora este trabajo sólo se ha hecho en células de ratón y modelos experimentales de infección, pensamos que este enfoque podría llegar a utilizarse como una terapia adyuvante: un refuerzo inmunológico de una o dos dosis dado junto con una vacuna o inmunoterapia contra el cáncer para ayudar a que la intervención funcione mejor y dure más tiempo", ha concluido Chang.
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