jueves, 4 de febrero de 2010

El insomnio crónico no sólo afecta a los adultos mayores


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ESPAÑA
no sólo afecta a los adultos mayores
El insomnio crónico no sólo afecta a los adultos mayores
Un 10 por ciento de los jóvenes presentan todas las características clínicas del insomnio crónico que padecerán en la edad adulta. Julio Fernández Mendoza, de la Autónoma de Madrid, explica ésta y otras conclusiones de un estudio que se publica en The Journal of Adolescence.


Ana Callejo Mora - Jueves, 4 de Febrero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. Los jóvenes que se quejaban de insomnio no presentaban una mayor prevalencia de la siesta, lo que indica que tampoco pueden dormir durante el día
2. Los síntomas de depresión y ansiedad, la fatiga, las dificultades de concentración y la irritabilidad diurna son consecuencia de la hiperactivación

La queja de insomnio, entendida como la percepción de padecer un trastorno del sueño, es tan prevalente en los adultos jóvenes como en la población general. Un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en The Journal of Adolescence, ha demostrado que un 10 por ciento de los jóvenes de entre los 16 y los 25 años ya presentan todos las características clínicas del insomnio crónico.

Como es bien sabido, las características nocturnas del insomnio son las dificultades para quedarse o permanecer dormido, despertarse temprano sin ser capaz de volverse a dormir o la sensación de tener un sueño no reparador. Sin embargo, pese a la creencia popular, dormir poco no es un síntoma de insomnio. De hecho, estar privado de sueño y tener insomnio son dos cosas muy diferentes.

Según ha explicado a Diario Médico Julio Fernández Mendoza, investigador del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y del Departamento de Psicobiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, "los jóvenes que se quejaban de insomnio en este estudio, al igual que las personas que consultan por insomnio, afirmaban que tenían fatiga diurna (es decir, sensación de cansancio físico o mental pero sin tendencia a dormirse) pero no somnolencia diurna (sensación de cansancio físico o mental con tendencia a quedarse dormido, especialmente en situaciones monótonas) que se da en la privación de sueño. Además, los jóvenes con insomnio tenían más síntomas de ansiedad y depresión, dificultades para concentrarse, mayor irritabilidad y no solían echarse la siesta".

Todos estos síntomas diurnos son aquéllos que se tienen en cuenta al realizar el diagnóstico de insomnio crónico.

El trabajo consistió en una encuesta mediante cuestionario realizada a 1.271 estudiantes de primer curso de la Universidad Autónoma de entre 16 y 25 años. La encuesta se realizó de forma transversal en una muestra representativa de la población universitaria.

El objetivo de examinar la queja de insomnio no sólo respondía a conocer su prevalencia sino que también intentaba examinar, al igual que han hecho otros estudios en muestras de la población general, si dicha queja de insomnio presenta ya en los adultos jóvenes los correlatos esenciales de las personas que consultan por insomnio.

Hiperactivación
Ya es conocido que el insomnio crónico se caracteriza por un estado de hiperactivación fisiológica y emocional, que es el causante de las dificultades nocturnas y diurnas (por ejemplo, la fatiga). Según ha comentado Fernández Mendoza, "en nuestro estudio los jóvenes que se quejaban de insomnio no presentaban una mayor prevalencia de la siesta, lo que indica que tampoco pueden dormir durante el día, especialmente si se lo proponen. Este hallazgo es muy común en las personas que consultan por insomnio y ha sido el germen de la conceptualización de la fisiopatología del insomnio crónico como un trastorno por hiperactivación".

Desde esta perspectiva, los síntomas de depresión y ansiedad, la fatiga, las dificultades de concentración, y la irritabilidad diurna serían también consecuencia de dicho estado de hiperactivación psicofisiológica.

En esta investigación también han participado Antonio Vela Bueno, del Laboratorio de Sueño Humano y Cronobiología Aplicada del Departamento de Psiquiatría de la Autónoma; María José Ramos Platón, del mismo departamento; Juan José de la Cruz Troca, técnico en Estadística y profesor honorario del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la citada universidad; Alexandros N. Vgontzas y Edward O. Bixler, del Centro de Investigación y Tratamiento del Sueño de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Filadelfia (Estados Unidos), y Sara Olavarrieta Bernardino, de Circadies, una spin-off de la Autónoma cuyos objetivos principales son la consultoría científica, formación e investigación sobre ritmos circadianos, sueño, alerta, salud y rendimiento.

¿CÓMO SE PRODUCEN LOS CAMBIOS EN EL SUEÑO?
Tradicionalmente, el insomnio se ha considerado un problema de los adultos mayores, y se le ha prestado muy poca atención tanto desde la investigación como desde la práctica clínica en los adultos jóvenes. Según Julio Fernández Mendoza, "el error ha sido considerar el insomnio en este grupo de edad consecuencia de hábitos inadecuados relacionados con los cambios psicosociales (por ejemplo, acostarse tarde). Sin embargo, sabemos que el inicio del insomnio crónico suele darse precisamente en la transición entre la adolescencia y la edad adulta, e incluso en algunos casos puede iniciarse en la niñez. Por supuesto, aquellos individuos con mayor vulnerabilidad serán más propensos a desarrollar insomnio, pero lo que está claro es que los acontecimientos estresantes y su afrontamiento juegan un papel muy importante en la etiología del insomnio". En este estudio han observado que tener un cronotipo vespertino se asociaba fuerte e independientemente con la queja de insomnio. Por tanto, "se puede especular que los sujetos con una preferencia circadiana vespertina y rígida pueden presentar una mayor vulnerabilidad al insomnio", ha concluido el investigador de la Autónoma.

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