martes, 23 de febrero de 2010
La homocisteína regresa a niveles basales tras el ejercicio
Ejercicio cardiovascular
El ejercicio agudo no implica un aumento del riesgo cardiovascular en adultos sedentarios. (DM)
Diariomedico.com
ESPAÑA
EL AMINOÁCIDO NO ELEVA EL RIESGO CV TRAS SU PRÁCTICA MODERADA
La homocisteína regresa a niveles basales tras el ejercicio
Un grupo de investigadores ha determinado que el ejercicio moderado eleva los niveles de homocisteína durante el ejercicio, pero que éstos regresan a los niveles basales en reposo. El trabajo ha recibido el Primer Premio Nacional de Investigación en Medicina del Deporte.
Redacción. Oviedo - Martes, 23 de Febrero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. Aunque el ejercicio eleva los niveles de homocisteína, se trata de una elevación transitoria que no alcanza valores de hiperhomocisteinemia
2. La práctica de ejercicio agudo no eleva el riesgo cardiovascular en relación con la concentración plasmática de homocisteína
Aunque la práctica regular de ejercicio tiene un efecto beneficioso sobre los principales factores de riesgo cardiovascular, el ejercicio agudo se ha asociado con un riesgo aumentado, al inducir, dependiendo de la intensidad y la duración del ejercicio, agregación plaquetaria y trombosis. Saber cómo repercute la práctica deportiva en los niveles de homocisteína es un asunto actualmente en investigación para determinar la relación entre ejercicio agudo y riesgo cardiovascular.
Un estudio desarrollado en individuos sedentarios sanos ha servido para comprobar que, si bien el ejercicio físico aumenta los niveles de homocisteína, esta elevación es transitoria y no alcanza valores de hiperhomocisteinemia.
Esta es una de las principales conclusiones del estudio Cinética de la homocisteína y las vitaminas implicadas en su metabolismo en respuesta a un ejercicio agudo a diferentes intensidades en individuos jóvenes sedentarios, que acaba de recibir el Primer Premio Nacional de Investigación en Medicina del Deporte, convocado por duodécimo año consecutivo por la Escuela de Medicina Deportiva de la Universidad de Oviedo, con el patrocinio de Cajastur.
Los autores del trabajo son Eduardo Iglesias y Natalia Úbeda, del departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Alimentación de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU en Madrid, junto a Donal O'Gorman, Brendan Egan, Enrique Díaz, José Luis Peñalvo y Pablo García-Rovés.
El valor de la práctica regular de ejercicio en la prevención de las enfermedades cardiovasculares es indudable. Sin embargo aún no están bien definidas la cantidad, tipo, frecuencia e intensidad de ejercicio que pueda ser considerado saludable. Tampoco está claro el efecto del ejercicio agudo sobre algunos parámetros de riesgo cardiovascular como la concentración plasmática de homocisteína. Una concentración plasmática elevada de este aminoácido constituye un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular, ya que afecta negativamente a la estructura y función del endotelio vascular, además de inducir agregación plaquetaria y trombosis.
Influencia del ejercicio
La concentración plasmática de este aminoácido está influida por numerosos factores, entre los que destaca la dieta, sobre todo la ingesta de vitaminas B6 y B12 y ácido fólico, así como el consumo de café y alcohol. No obstante, aún no se ha podido determinar con precisión la influencia del ejercicio agudo o puntual sobre la concentración de este aminoácido en personas sedentarias.
El estudio se realizó en jóvenes sedentarios a los que sometió a dos pruebas de esfuerzo isocalóricas (400 kcal), una a baja intensidad (40 por ciento de VO2max) y otra a alta intensidad (80 por ciento de VO2max). Considerando que un gasto energético de 2000 kcal a la semana, repartidas en 5 sesiones de entrenamiento, es compatible con lo recomendado para el mantenimiento de la salud cardiovascular en adultos sanos, las 400 kcal se corresponden con el gasto energético en una sesión puntual de ejercicio. "Analizamos la concentración plasmática de homocisteína utilizando HPLC (cromatografía líquida de alta eficacia)".
A los participantes se les extrajo sangre en ayunas, de nuevo justo antes del inicio del ejercicio, cada diez minutos durante la prueba de esfuerzo, al final de la misma, una vez transcurridas tres horas y por último a las 19 horas del ejercicio", ha indicado Iglesias. Los dos test de esfuerzo, uno de intensidad baja y otro de alta, se llevaron a cabo con un intervalo de un mes.
"Observamos al final del ejercicio que la homocisteína estaba más elevada que al principio, alcanzándose la concentración máxima durante la práctica; hasta el momento ningún estudio había analizado la variación en la concentración de homocisteína durante el ejercicio. De todos modos, en ningún caso se alcanzaron niveles de hiperhomocisteínemia", ha explicado Eduardo Iglesias.
Además se comprobó que a las 19 horas de realizar el ejercicio los niveles de homocisteína habían regresado a los parámetros basales. A la vista de estos datos podemos decir que la práctica de ejercicio agudo, independientemente de la intensidad, no eleva el riesgo cardiovascular en relación con la concentración plasmática de homocisteína.
DATOS COMPLEMENTARIOS
Sobre la disparidad en la conclusión de otro estudio similar realizado por un grupo de investigación de la Fundación Municipal Deportiva de Avilés y el Hospital San Agustín, que apuntaba un aumento del riesgo cardiovascular en la fase aguda después del ejercicio físico por elevación de la homocisteína, Iglesias ha explicado que "en nuestro trabajo participaron personas sedentarias, mientras que el estudio dirigido por Nicolás Terrados y Rafael Venta se llevó a cabo sobre deportistas. Se trata de estudios diferentes, con diseños, enfoques y objetivos distintos, por lo que es difícil compararlos. En cualquier caso, no se puede hablar de contradicción, sino que más bien se trata de resultados complementarios".
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