viernes, 10 de septiembre de 2010

La actividad cerebral favorece la absorción del factor IGF-1 - DiarioMedico.com


Ignacio Torres Alemán
Ignacio Torres Alemán, en un laboratorio del Instituto Cajal. (DM)

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ESPAÑA
COMBINAR rehabilitación CON FÁRMACOS
La actividad cerebral favorece la absorción del factor IGF-1
Las zonas activas del cerebro facilitan la absorción del factor IGF-1 y, como consecuencia, la neuroprotección. Ignacio Torres Alemán, del Instituto Cajal de Madrid, revela hoy en Neuron que este hallazgo puede facilitar el desarrollo de nuevas terapias de rehabilitación cerebral.


José A. Plaza - Viernes, 10 de Septiembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


Ignacio Torres Alemán, director del Laboratorio de Neuroendocrinología del Instituto Cajal, ha dirigido un estudio donde se desvela un nuevo mecanismo por el que las zonas activas del cerebro obtienen selectivamente el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1). Esta proteína controla el crecimiento, la supervivencia y la excitabilidad de las neuronas y desempeña un importante papel en el mantenimiento de las capacidades cognitivas e intelectuales.

La investigación, que se publica hoy en Neuron, confirma algo ya conocido: "La actividad mental favorece la salud cerebral e, incluso, el desarrollo del cerebro". El grupo de Torres Alemán lleva tiempo estudiando en este sentido: "Hace años vimos que el IGF-1 que se encuentra en grandes concentraciones en sangre penetra en el cerebro. ¿Por qué? Comprendimos que estímulos como el ejercicio físico ayudaban a que esta entrada se produjera". Quedó claro que, si se detiene el flujo de IGF-1 durante el ejercicio, las enfermedad siguen su curso, mientras que si este flujo se fomenta, se interrumpe el desarrollo patológico.

El mecanismo es similar al que se produce cuando zonas activas del cerebro aumentan el flujo sanguíneo para recibir más nutrientes

Electrodos y conducta

Ahora, los autores ofrecen una explicación biológica a la entrada de IGF-1. El mecanismo, que han denominado "acoplamiento neurotrófico", es similar al que se produce cuando las zonas activas del cerebro aumentan el flujo sanguíneo local para recibir más oxígeno.

Los investigadores han trabajado sobre modelo de rata con una combinación de técnicas: registros electrofisiológicos, experimentos conductuales, técnicas de biología celular en cultivos neuronales, etc. El objetivo era demostrar que, al estimular el cerebro, mejora la captura del factor trófico.

La neurorrehabilitación con ejercicio se puede combinar con una terapia farmacológica con miméticos de IGF-1 dirigida a regiones cerebrales específicas

En principio se llevaron a cabo ensayos bastante invasivos, con colocación de electrodos directamente en el cerebro para ver qué zonas estimuladas capturaban más IGF-1. Luego se trabajó con estímulos sensoriales: "Durante una hora sobreestimulamos de forma natural el cerebro del animal, con ambientes enriquecidos, para que su actividad mental aumentara de forma significativa". De esta forma se ha confirmado que una mejor absorción está directamente relacionada con el aumento de la actividad cerebral.

Fármacos miméticos
El trabajo tiene muchas implicaciones clínicas, en opinión de Torres Alemán. Una es la posible aplicación de terapias neurorrehabilitadoras basadas en este fenómeno. El ejercicio físico ya se utiliza para la rehabilitación tras un ictus cerebral, pero el resultado "puede ser mejor en combinación con una terapia farmacológica: "Además de estimular zonas cerebrales con, por ejemplo, un programa de realidad virtual, proponemos la administración de IGF-1 o de alguno de sus fármacos miméticos". Se trataría de un tratamiento dirigido, ya que el factor neuroprotector actuaría sobre una región específica.

Por otro lado, también se ha demostrado que el intercambio de sustancias desde las zonas periféricas al cerebro "es mucho más intenso y relevante de lo que hasta ahora se creía". Torres Alemán cree que la teoría de que la actividad cerebral se puede considerar como una medida antienvejecimiento, gracias al mantenimiento de la capacidad intelectual, gana peso.



UN CAMINO QUE BUSCA TAMBIÉN HALLAZGOS DIAGNÓSTICOS

Los investigadores del Laboratorio de Neuroendocrinología del Instituto Cajal piensan continuar con el estudio no sólo por sus posibilidades clínicas, sino porque "creemos que también puede tener implicaciones teóricas para el diagnóstico de enfermedades". Ignacio Torres Alemán cree que este punto "es algo más complejo", pero confía en confirmar una hipótesis por la que el mecanismo fisiológico de entrada al cerebro de este factor puede estar alterado de una forma determinada en enfermedades neurodegenerativas". Si esto se confirma, aparecería un marcador diagnóstico relacionado con los fallos en el sistema de captación natural de recursos y el inicio de la enfermedad cerebral: "Es una idea ambiciosa que no se centra exclusivamente en los niveles de entrada de IGF-1, pero que estamos explorando gracias a a la financiación pública y al desarrollo de técnicas de imagen".
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