miércoles, 15 de febrero de 2012

El caos de la terapia celular en el infarto de miocardio | Biociencia | elmundo.es

REVISIÓN | Análisis de 33 estudios

El caos de la terapia celular en el infarto de miocardio

Células madre de origen embrionario. | NIH Células madre de origen embrionario. | NIH
  • La inyección de células madre tiene un beneficio sobre el corazón infartado
  • Un análisis de 33 ensayos muestra que hay que resolver muchos interrogantes
  • La UE financiará con 6 millones de euros un gran estudio con 3.000 pacientes
Ángeles López | Madrid
Actualizado miércoles 15/02/2012 05:25 horas


Datos de unos 1.700 pacientes, 33 estudios y otros tantos centros médicos, se pone todo en una coctelera y ¿qué se obtiene? Un gran batiburrillo de ideas, alguna conclusión leve y la certeza de que todavía hay mucho por evaluar antes de poder implantar una terapia celular para tratar a las personas que han sufrido un infarto de miocardio. Son, a grandes rasgos, las conclusiones de una revisión que ha analizado las últimas investigaciones que se han realizado en todo el mundo con células madre de la médula ósea como tratamiento en esta enfermedad.

El infarto de miocardio es una de las principales causas de mortalidad en todos los países desarrollados.
Esta enfermedad genera muchos ingresos cada año y un coste sanitario importante ya que un gran número de pacientes tiene una calidad de vida limitada al no recuperar totalmente la funcionalidad de su corazón. Al producirse el infarto, una zona del músculo cardiaco se queda sin oxígeno y muere. Cuanto antes se administre un tratamiento, bien un fármaco para disolver el trombo que ha generado el problema o bien un cateterismo para colocar una muelle que abra la arteria (angioplastia), mejor será la recuperación del órgano. Sin embargo, no todos los pacientes responden bien a estos tratamientos.

En los últimos años, con el desarrollo de las técnicas para aislar y cultivar células, se han venido realizando numerosos estudios para probar la seguridad y eficacia de la terapia con células madre en estos pacientes. El primer objetivo se ha confirmado, es decir, se ha constatado que esta terapia es segura. Sin embargo, falta demostrar el segundo: que aplicar estas células días después del infarto consigue mejorar el funcionamiento del corazón y la supervivencia de los pacientes. De ahí, que en todo el mundo existan numerosos grupos de investigación que han realizado ensayos clínicos para conocer este segundo objetivo.

¿Y qué han averiguado? ¿Cuál es su conclusión? Pues eso es lo que ha pretendido conocer los autores de la revisión de la 'Cochrane Library', una publicación que se dedica a revisar las evidencias científicas sobre los tratamientos médicos. Tras analizar los datos de 33 ensayos clínicos realizados con células madre procedentes de la médula ósea su conclusión es que esta terapia "puede producir una moderada mejora de la función cardiaca, que se prolonga durante cinco años. Sin embargo, no hay suficiente información para poder concluir que exista una mejoría en la tasa de supervivencia".

 

Un batiburrillo de métodos

El principal motivo de esta incertidumbre es el pequeño número de pacientes con el que se realizan estos estudios y la diversidad en la metodología empleada. Por ejemplo, no existe un criterio sobre cuánto tiempo tiene que pasar desde que se extraen las células de la médula hasta que se implantan de nuevo. Tampoco sobre las características del paciente a tratar. Ni siquiera sobre el método con el que se debe medir la fracción de eyección cardiaca, un indicador de cómo funciona el corazón.

Otro punto de discrepancia es cuál es la mejor fuente de células madres. En esta revisión se analizaron sólo los estudios que empleaban células procedente de la médula ósea, sin embargo, no todos los ensayos utilizan esta fuente. Por ejemplo, un artículo publicado en el último número de The Lancet estudió el efecto de esta terapia de células madre obtenidas a partir de una biopsia del corazón del propio paciente.

"No sé si se llegará a saber cuál es la mejor fuente celular. Hay una heterogeneidad que hace imposible comparar estas células", señala Felipe Prosper, director del Area de Terapia Celular de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra. Este especialista insiste en que cualquier tipo de terapia celular debe demostrar su eficacia "en estudios grandes y con objetivos más duros, es decir, saber si aumentan la supervivencia del paciente y saber realmente cómo funcionan".

 

Un gran estudio

En este sentido, tal y como apunta la revisión, se va a iniciar un gran estudio europeo con financiación pública que asciende a seis millones de euros en el que participarán 21 grupos de 10 países de la UE, incluido España. "Se trata de evaluar los efectos de la terapia con células madre de la médula ósea sobre la supervivencia de 3.000 pacientes. Estamos con las últimas reuniones para definir los últimos retoques del protocolo, por ejemplo, decidir qué centros pueden preparar las células para enviarlas al resto de los hospitales", explica Francisco Fernández Avilés, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón, que será el coordinador nacional de este proyecto. "Hasta que no se compruebe su impacto sobre la supervivencia no se puede recomendar esta, o cualquier otra, terapia para su empleo estandarizado", afirma.

Quizás con este gran estudio pueda resolverse una de las incógnitas en torno a las células madre y la reparación del corazón tras un infarto, aunque hay todavía mucho más por resolver. Un paso en esta línea es otra investigación española coordinada por Manuel Jiménez Navarro, del Área del Corazón del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, quien ha medido por primera vez la relación entre el área cardiaca dañada por el infarto y la cantidad de células madre que circulan por la sangre, algo que el cuerpo humano hace de forma automática.

"Ahora sabemos, gracias a la medición que hemos hecho con una citometría de flujo, que los pacientes que han sufrido un infarto tienen un mayor número de células madre circulantes en sangre que los pacientes libres de esta enfermedad. Gracias a este trabajo consideramos que a estos pacientes hay que implantarles un mayor número de células y que se debería hacer entre el quinto y séptimo día tras el infarto", explica este cardiólogo.

De conocerse algún día, qué tipo y qué cantidad de células hay que inyectar a estos pacientes, de qué manera y en qué momento, se podrá unificar un tratamiento para mejorar la calidad de vida y supervivencia de estas personas. La siguiente pregunta que puede surgir es, ¿a qué precio? "Si esta terapia demostrara una mejora en la supervivencia, el coste sería intrascendente. Sólo hay que pensar que podría disminuir el número de ingresos, la necesidad de implantar desfibriladores y de realizar trasplantes... Tiene que ponerse en perspectiva sobre el posible beneficio", concluye Felipe Prosper.
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