El desarrollo de avanzadas herramientas biológicas, hito en el estudio del cáncer de la sangre
Madrid (07/02/2012) - Redacción
• La cercanía del hematólogo a la clínica y al laboratorio ha contribuido al desarrollo de una Medicina traslacional práctica dentro de la especialidad
• La contribución española a la investigación internacional es muy notable gracias a los grupos de trabajo creados por la SEHH
Acaba de celebrarse el Día Mundial del Cáncer. En este ámbito, el hematólogo tiene mucho que decir, ya que se encarga del abordaje de las neoplasias de la sangre o hemopatías malignas. Éstas incluyen todas las variedades de leucemias agudas y crónicas, y los procesos linfoproliferativos, fundamentalmente linfomas y mielomas. "Los logros conseguidos en el diagnóstico y tratamiento de estos tipos de cáncer han sido un buen ejemplo para el estudio de los diferentes tumores sólidos por parte de los oncólogos", señala el doctor Vicente Vicente, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Morales Meseguer, de Murcia, y miembro de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Una ventaja de la Hematología en el abordaje del cáncer es la accesibilidad en la toma de la muestra de sangre o el acceso a la médula ósea, frente a la biopsia del tumor sólido que requieren los oncólogos. Además, los hematólogos "hemos avanzado enormemente en el desarrollo de herramientas biológicas que sientan pronóstico o definen la enfermedad mínima residual, situación que todavía no se ha alcanzado fuera de las neoplasias hematológicas", señala el experto. Con respecto a las causas de las hemopatías malignas, "queda mucho por desvelar en la mayor parte de ellas", aunque ya se sabe la relación con determinados virus, como el de Epstein Bar o el de la leucemia-linfoma T, o el efecto de determinados tóxicos.
Analíticas, principal punto de sospecha
Muchas de las hemopatías malignas suelen manifestarse por alteraciones analíticas no muy complejas, que a su vez pueden ir acompañadas de cuadros clínicos tales como adenopatías, hemorragias o infecciones severas. Aunque no hay un tratamiento estándar para todas ellas, una primera fase suele implicar la aplicación de quimioterapia, a veces acompañada de radioterapia. En caso de tener que continuar, "el trasplante de progenitores hematopoyéticos ha tenido un desarrollo espectacular, consiguiendo un número de curaciones que era impensable no hace mucho", apunta el doctor Vicente. En la actualidad, más del 80 por ciento de las leucemias linfoblásticas infantiles y de los linfomas de Hodgkin se curan. "El panorama con el que se presenta un paciente diagnosticado de leucemia ha mejorado notablemente".
Todos estos avances en el abordaje de las hemopatías malignas se deben a la cercanía del hematólogo a la clínica y al laboratorio, característica propia de la especialidad. Gracias a ello, "nos ha costado menos que a otros profesionales hacer una medicina traslacional práctica", explica el experto. "Posiblemente, los hematólogos hayamos sido los primeros en familiarizarnos con el uso de la bioterapia, los anticuerpos monoclonales contra dianas tumorales concretas, los inhibidores enzimáticos específicos, los agentes quimioterápicos combinados y el trasplante de progenitores hematopoyéticos", añade. Además, han florecido numerosos grupos de trabajo en el seno de la SEHH desde la creación de PETHEMA, en 1975, lo que "hace que la contribución española a la investigación internacional sea muy notable y respetada".
Una ventaja de la Hematología en el abordaje del cáncer es la accesibilidad en la toma de la muestra de sangre o el acceso a la médula ósea, frente a la biopsia del tumor sólido que requieren los oncólogos. Además, los hematólogos "hemos avanzado enormemente en el desarrollo de herramientas biológicas que sientan pronóstico o definen la enfermedad mínima residual, situación que todavía no se ha alcanzado fuera de las neoplasias hematológicas", señala el experto. Con respecto a las causas de las hemopatías malignas, "queda mucho por desvelar en la mayor parte de ellas", aunque ya se sabe la relación con determinados virus, como el de Epstein Bar o el de la leucemia-linfoma T, o el efecto de determinados tóxicos.
Analíticas, principal punto de sospecha
Muchas de las hemopatías malignas suelen manifestarse por alteraciones analíticas no muy complejas, que a su vez pueden ir acompañadas de cuadros clínicos tales como adenopatías, hemorragias o infecciones severas. Aunque no hay un tratamiento estándar para todas ellas, una primera fase suele implicar la aplicación de quimioterapia, a veces acompañada de radioterapia. En caso de tener que continuar, "el trasplante de progenitores hematopoyéticos ha tenido un desarrollo espectacular, consiguiendo un número de curaciones que era impensable no hace mucho", apunta el doctor Vicente. En la actualidad, más del 80 por ciento de las leucemias linfoblásticas infantiles y de los linfomas de Hodgkin se curan. "El panorama con el que se presenta un paciente diagnosticado de leucemia ha mejorado notablemente".
Todos estos avances en el abordaje de las hemopatías malignas se deben a la cercanía del hematólogo a la clínica y al laboratorio, característica propia de la especialidad. Gracias a ello, "nos ha costado menos que a otros profesionales hacer una medicina traslacional práctica", explica el experto. "Posiblemente, los hematólogos hayamos sido los primeros en familiarizarnos con el uso de la bioterapia, los anticuerpos monoclonales contra dianas tumorales concretas, los inhibidores enzimáticos específicos, los agentes quimioterápicos combinados y el trasplante de progenitores hematopoyéticos", añade. Además, han florecido numerosos grupos de trabajo en el seno de la SEHH desde la creación de PETHEMA, en 1975, lo que "hace que la contribución española a la investigación internacional sea muy notable y respetada".
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