jueves, 16 de febrero de 2012

Fisura labiopalatina: reparación en tiempos - DiarioMedico.com

Congreso Nacional sobre el trastorno

Fisura labiopalatina: reparación en tiempos

El tratamiento integral de los niños que nacen con labio leporino y/o fisura palatina es complejo y extenso en el tiempo. Desde los primeros meses de vida, los afectados se someten a procedimientos reparadores, tanto ortodóncicos como quirúrgicos, que se van sucediendo y que se ajustan a los momentos de crecimiento y de evolución de la malformación. En su reparación, el trabajo de equipos multidisciplinares es casi de obligado cumplimiento para conseguir, al fin, éxito funcional y estético.
Raquel Serrano   |  16/02/2012 00:00

Ana Romance
Ana Romance, del Servicio de Cirugía Maxilofacial del 12 de Octubre, de Madrid. (José Luis Pindado)
La fisura labiopalatina es una de las malformaciones más frecuentes de la etapa fetal, con una frecuencia aproximada de un caso por cada 1.500 nacimientos. Aunque su presencia no compromete la vida, sí que entraña multitud de abordajes durante años, por lo que los datos sobre qué alteraciones genéticas la suelen acompañar, cómo se pueden detectar y evitar y qué información debe darse a los padres es importante para su futura evolución y resolución, han explicado a DM Ignacio López Recuero y Ana Romance, del Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital Infantil 12 de Octubre, de Madrid, que han participado en el Congreso Nacional de Fisura Labio-Palatina, con participación multidisciplinar, en el que también estuvieron presentes afectados por esta malformación fetal y familiares. Lo cierto es que los pequeños afectados deben someterse, hasta cerca de los 16-18 años, a diversos procedimientos quirúrgicos para reparar su malformación.
  • La reparación del paladar antes de los nueve meses de edad no ha mostrado beneficios superiores a si el tratamiento se acomete después

Primer paso: labio y nariz

Existen diversos protocolos de tratamiento quirúrgico. En la Unidad de Fisurados del 12 de Octubre, el protocolo depende del grado de afectación del paciente y se ajusta a un protocolo europeo. Así, si tiene una fisura unilateral incompleta, no se realiza ortopedia prequirúrgica, abordaje que sí se tiene en cuenta cuando es unilateral muy amplia o bilateral y se lleva a cabo en las primeras semanas de vida, en colaboración con el ortodoncista. "Una vez que se ha realizado el tratamiento de ortopedia y se han conseguido reposicionar los fragmentos óseos y la nariz, se opera al niño, hecho que puede oscilar entre los 3 y 6 meses", ha indicado Romance. El primer tratamiento quirúrgico se centra en la reparación del labio y la nariz. La reparación de la fisura no se hace de forma primaria, "salvo en casos en los que la morfología alveolar sea perfecta".


Reparación del paladar

Posteriormente, se hace seguimiento del paciente y alrededor de los nueve meses de vida se procede a la reparación del defecto de la fisura palatina, que se lleva a cabo en varias fases porque "el paladar no debe abordarse en los primeros meses, en torno a los tres, debido a que el proceso es técnicamente más complejo y los resultados a largo plazo no han demostrado ser superiores que si pospone a los nueve meses".

Romance también ha insistido en que la audición de los niños afectados por esta malformación congénita debe revisarse en el momento del nacimiento porque "necesitan drenaje que suele realizarse junto con la reparación del paladar y para lo que contamos con el especialista en ORL". Reevaluación del lenguaje Alrededor de los tres años, y si todo el proceso discurre sin complicaciones, los profesionales -logopeda, ORL y cirujanos maxilofaciales- valoran cómo habla el niño y concreta si existen problemas de audición, estructurales en el maxilar o en la dentadura y también si hay problemas en el aprendizaje o en el desarrollo.
"En función del defecto que se diagnostique, el tratamiento puede variar entre seguir con logopedia, logopedia prequirúrgica, que es una faringoplastia dependiendo de la localización del defecto y de su cuantificación, y posteriormente terapia logopédica. Si el paciente presenta un defecto neurológico de la zona, como parálisis o síndrome velocardiofacial, por ejemplo, el tratamiento se retarda algún tiempo".
  • El objetivo del injerto óseo no es otro que ayudar a la erupción de los dientes que pueden estar incluidos: incisivos laterales o caninos

Ortodoncia e injertos óseos

Los ortodoncistas del equipo revisan al niño a los 6 años de edad porque se van a requerir procedimientos de expansión de arcada, realineamiento y estimulación del maxilar superior, en algunos casos. Estos procedimientos son, según Romance, fundamentales para preparar la zona del alvéolo, ya que existe defecto óseo, para recibir un injerto. El objetivo del injerto no es otro que ayudar la erupción de los dientes que puedan estar incluidos: o un incisivo lateral o un canino. Si se trata de un incisivo lateral, se opera sobre los 7 años de edad y, si es un canino, sobre los 9 años.

Aunque existen varias alternativas, el mejor hueso para el injerto es el autólogo que se obtiene de la cresta ilíaca, si se precisa en gran cantidad, o de alguna porción del esqueleto facial, ya que "éste es el mejor para injertarlo de nuevo en el esqueleto facial, aunque hay que tener precaución con las alteraciones relacionadas con estructuras en crecimiento". En esta etapa, también se lleva a cabo un retoque de las cicatrices del labios y de la punta nasal si es necesario. Coincide además con la incorporación del niño a la escuela, al primer paso de la socialización, por lo que se intenta que no haya rastro de estigma facial o en el habla.


Abordajes finales

En la mayoría de las ocasiones, el proceso terapéutico de la fisura labio-palatina concluye en esta edad. Sin embargo, el equipo del 12 de Octubre continúa su proceso, ya que su unidad trata a niños y a adultos. A partir de este momento, se puede llevar a cabo una pequeña osteotomía del maxilar superior y distracción con ortodoncia, "que se plantea cuando se producen deformidades muy graves en esta edad tan precoz, ya que existen posibilidades de recidiva, porque se trata de estructuras en crecimiento y que están relacionados con la base genética de la enfermedad, el tipo de cirugía que se practique y el no tratamiento.

"Si se consiguen colocar todas las estructuras anatómicas en una buena posición, posiblemente el desarrollo es mejor que si no se hace nada. Un paciente abandonado evoluciona peor que uno que ha sido tratado, lo que no significa que muchos tratamientos sean lo mejor".

Finalmente, entre los 16-18 años se puede llevar a cabo un procedimiento definitivo mediante cirugía ortognática, para lo cual es imprescindible un tratamiento ortodóncico previo y bien planificado. 

El antes y el después de una alteración

Arriba, un bebé con un defecto de labio leporino. El camino que deben recorrer estos pequeños pacientes para llegar a obtener los resultados estéticos y funcionales, que pueden apreciarse en la foto siguiente y que corresponde al mismo caso, es largo y sujeto a la realización de numerosos procedimientos médicos. El objetivo es conseguir la plena incorporación del niño cuando empieza la escolarización.
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