La enfermedad cardíaca podría ser un factor de riesgo del cáncer de próstata
(15/02/2012) - E.P.
Se ha encontrado una importante correlación entre la enfermedad arterial coronaria y el cáncer de próstata que sugiere que las dos patologías podrían tener causas comunes
El hallazgo, realizado por investigadores del Duke Cancer Institute, en Estados Unidos, a través del análisis de los datos de los participantes en el ensayo de un fármaco para la próstata, sugiere, si se confirma que la enfermedad cardíaca es un factor de riesgo para el cáncer de próstata, este tumor podría combatirse, en parte, con cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso, el ejercicio y la dieta saludable, que previenen problemas cardiacos.
Según el director de este trabajo, Jean-Alfred Thomas II, de la División de Urología del Duke Cancer Institute, que publica la revista especializada Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, "lo que es bueno para el corazón podría ser bueno para la próstata".
La enfermedad arterial coronaria es la principal causa de mortalidad en adultos en Estados Unidos, causando uno de cada cuatro fallecimientos. Entre sus factores de riesgo se cuenta el sedentarismo, la obesidad, la hipertensión y el colesterol, el tabaquismo y la diabetes.
También el cáncer de próstata es una importante causa de mortalidad en el país. En concreto, es el segundo cáncer más letal para los hombres estadounidenses, por detrás del cáncer de pulmón, con cerca de 240.000 nuevos diagnósticos cada año y 34.000 fallecimientos.
Anteriores estudios han analizado la relación entre la enfermedad arterial coronaria y el riesgo de desarrollar cáncer de próstata han obtenido resultados dispares, lo que ha dificultado la tarea de determinar si el tumor estaba alimentado por decisiones poco saludables en relación con el estilo de vida.
En este estudio del Duke Cancer Institute, los autores utilizaron datos procedentes de un total de 6.390 hombres, participantes de un gran estudio llamado 'REDUCE', un ensayo de cuatro años randomizado cuyo objetivo era probar la reducción del riesgo de desarrollar un cáncer de próstata de un determinado fármaco.
Todos los participantes en el estudio contaban con biopsia de próstata a los dos y a los cuatro años, en función de sus niveles de PSA. También contaban con un detallado historial médico, en el que se incluían datos como el peso, la incidencia de enfermedades cardíacas, la ingesta de alcohol, los medicamentos que tomaban y otros factores.
De ellos, 547 tenían un historial de enfermedad arterial coronaria antes de inscribirse en el estudio. Este grupo de hombres tendía a ser mayor, pesar más y ser menos sanos, además de tener mayores niveles de PSA basal, más diabetes, hipertensión y colesterol alto. Eran también mucho más propensos a desarrollar cáncer de próstata, incluso tras tener en cuenta las diferencias basales.
Tener una enfermedad arterial coronaria aumentaba el riesgo de sufrir un cáncer de próstata en un 35 por ciento, un riesgo que aumentaba con el tiempo. El grupo era un 24 por ciento más propenso a ser diagnosticado de un cáncer de próstata en los primeros dos años del estudio que los hombres que reconocieron no tener enfermedades cardiacas. A los cuatro años del inicio del estudio, en este grupo el riesgo de cáncer de próstata era un 74 por ciento mayor.
Según el director de este trabajo, Jean-Alfred Thomas II, de la División de Urología del Duke Cancer Institute, que publica la revista especializada Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, "lo que es bueno para el corazón podría ser bueno para la próstata".
La enfermedad arterial coronaria es la principal causa de mortalidad en adultos en Estados Unidos, causando uno de cada cuatro fallecimientos. Entre sus factores de riesgo se cuenta el sedentarismo, la obesidad, la hipertensión y el colesterol, el tabaquismo y la diabetes.
También el cáncer de próstata es una importante causa de mortalidad en el país. En concreto, es el segundo cáncer más letal para los hombres estadounidenses, por detrás del cáncer de pulmón, con cerca de 240.000 nuevos diagnósticos cada año y 34.000 fallecimientos.
Anteriores estudios han analizado la relación entre la enfermedad arterial coronaria y el riesgo de desarrollar cáncer de próstata han obtenido resultados dispares, lo que ha dificultado la tarea de determinar si el tumor estaba alimentado por decisiones poco saludables en relación con el estilo de vida.
En este estudio del Duke Cancer Institute, los autores utilizaron datos procedentes de un total de 6.390 hombres, participantes de un gran estudio llamado 'REDUCE', un ensayo de cuatro años randomizado cuyo objetivo era probar la reducción del riesgo de desarrollar un cáncer de próstata de un determinado fármaco.
Todos los participantes en el estudio contaban con biopsia de próstata a los dos y a los cuatro años, en función de sus niveles de PSA. También contaban con un detallado historial médico, en el que se incluían datos como el peso, la incidencia de enfermedades cardíacas, la ingesta de alcohol, los medicamentos que tomaban y otros factores.
De ellos, 547 tenían un historial de enfermedad arterial coronaria antes de inscribirse en el estudio. Este grupo de hombres tendía a ser mayor, pesar más y ser menos sanos, además de tener mayores niveles de PSA basal, más diabetes, hipertensión y colesterol alto. Eran también mucho más propensos a desarrollar cáncer de próstata, incluso tras tener en cuenta las diferencias basales.
Tener una enfermedad arterial coronaria aumentaba el riesgo de sufrir un cáncer de próstata en un 35 por ciento, un riesgo que aumentaba con el tiempo. El grupo era un 24 por ciento más propenso a ser diagnosticado de un cáncer de próstata en los primeros dos años del estudio que los hombres que reconocieron no tener enfermedades cardiacas. A los cuatro años del inicio del estudio, en este grupo el riesgo de cáncer de próstata era un 74 por ciento mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario