La lactancia materna podría evitar el desarrollo hostilidad en la edad adulta
(15/02/2012) - E.P.
La hostilidad es un elemento de la personalidad que representa lo opuesto a la cercanía y está muy relacionada con una amplia gama de problemas sociales y sanitarios incluidos los de salud mental
La lactancia materna podría evitar que el niño desarrollaran un alto nivel de hostilidad en la etapa adulta, según un grupo de investigadores finlandeses, que han estudiado este fenómeno y publicado sus conclusiones en la revista especializada Journal of Psychotherapy and Psychosomatics.
Aunque se ha demostrado que la frialdad y la falta de apoyo paterno son factores claves para el desarrollo de la hostilidad, no había estudios sobre el papel de la lactancia materna en la aparición de este sentimiento.
Los autores de este trabajo plantearon la hipótesis de que alimentar con leche materna al niño podría protegerle de desarrollar una personalidad hostil en la etapa adulta.
Para comprobar su validez, eligieron de una muestra poblacional del denominado 'Young Finns Study', en el que participaron niños y adolescentes finlandeses elegidos de forma randomizada para representar a todo el país, compuesta por 1.917 no prematuros cuya hostilidad se midió en 1992, 1997, 2001 y 2007.
La lactancia materna fue medida en 1983, cuando los niños tenían una media de 12,6 años de edad. Se les pidió a los padres que informaran sobre el historial de lactancia materna de sus hijos y además revisaran la información de las tarjetas de registro personal que obtienen todas las madres de este país.
La hostilidad se valoró con tres escalas en cuatro momentos diferentes en 1992, 1997, 2001 y 2007, cuando los participantes del estudio tenían 21,5; 26,7; 30,8 y 36,9 años de edad, respectivamente.
La 'suspicacia' se midió con una escala derivada del Minnesota Multiphasic Personality Inventory, la 'paranoia' con una subescala de la Symptom Checklist-90R y la 'ira' con la escala de irritabilidad del Buss-Durkee Hostility Inventory. La hostilidad se calculó a través de las subescalas de suspicacia, paranoia e ira.
La mayoría de las madres habían alimentado con leche materna a sus hijos (88 por ciento)unos cuatro meses. De media, las madres tenían unos 27 años en el momento en el que nacieron sus hijos y la mayoría de los niños eran de familias nucleares con entre dos y tres hijos. La crianza fue tarea, en la mayoría de los casos (54 por ciento), de mujeres con una media de edad de 29 años.
Los resultados mostraron que los niños presentaban una hostilidad media de 2,53 en la edad adulta, con la suspicacia (2,86 versus 2,68) y paranoia (2,36 versus 2,29) mayor entre los hombres y un nivel de ira superior entre las mujeres (2,38 frente a 2,62).
Las madres más mayores eran menos propensas que las más jóvenes a alimentar con leche materna a sus hijos, pero la duración de la lactancia materna aumentaba con la edad de la madre.
Una lactancia materna más larga estaba relacionada con menos hostilidad materna durante el cuidado del niño, menos ingresos familiares, mayor número de hijos y nacimiento más tardío de los hijos. De estas características familiares, la hostilidad en el cuidado de los hijos y los ingresos familiares bajos guardaban relación con una mayor hostilidad de los niños en su etapa adulta.
La situación marcada por la lactancia materna predice la hostilidad total, la suspicacia y la paranoia, pero no la ira. Aquellas personas que no recibieron leche materna tenían mayores niveles de hostilidad, sobre todo de suspicacia y de paranoia, en la etapa adulta que aquellos que fueron amamantados entre cuatro y seis meses. No obstante, según los autores, se necesitarán más investigaciones para conocer mejor la relación entre la lactancia materna y la personalidad del adulto.
Aunque se ha demostrado que la frialdad y la falta de apoyo paterno son factores claves para el desarrollo de la hostilidad, no había estudios sobre el papel de la lactancia materna en la aparición de este sentimiento.
Los autores de este trabajo plantearon la hipótesis de que alimentar con leche materna al niño podría protegerle de desarrollar una personalidad hostil en la etapa adulta.
Para comprobar su validez, eligieron de una muestra poblacional del denominado 'Young Finns Study', en el que participaron niños y adolescentes finlandeses elegidos de forma randomizada para representar a todo el país, compuesta por 1.917 no prematuros cuya hostilidad se midió en 1992, 1997, 2001 y 2007.
La lactancia materna fue medida en 1983, cuando los niños tenían una media de 12,6 años de edad. Se les pidió a los padres que informaran sobre el historial de lactancia materna de sus hijos y además revisaran la información de las tarjetas de registro personal que obtienen todas las madres de este país.
La hostilidad se valoró con tres escalas en cuatro momentos diferentes en 1992, 1997, 2001 y 2007, cuando los participantes del estudio tenían 21,5; 26,7; 30,8 y 36,9 años de edad, respectivamente.
La 'suspicacia' se midió con una escala derivada del Minnesota Multiphasic Personality Inventory, la 'paranoia' con una subescala de la Symptom Checklist-90R y la 'ira' con la escala de irritabilidad del Buss-Durkee Hostility Inventory. La hostilidad se calculó a través de las subescalas de suspicacia, paranoia e ira.
La mayoría de las madres habían alimentado con leche materna a sus hijos (88 por ciento)unos cuatro meses. De media, las madres tenían unos 27 años en el momento en el que nacieron sus hijos y la mayoría de los niños eran de familias nucleares con entre dos y tres hijos. La crianza fue tarea, en la mayoría de los casos (54 por ciento), de mujeres con una media de edad de 29 años.
Los resultados mostraron que los niños presentaban una hostilidad media de 2,53 en la edad adulta, con la suspicacia (2,86 versus 2,68) y paranoia (2,36 versus 2,29) mayor entre los hombres y un nivel de ira superior entre las mujeres (2,38 frente a 2,62).
Las madres más mayores eran menos propensas que las más jóvenes a alimentar con leche materna a sus hijos, pero la duración de la lactancia materna aumentaba con la edad de la madre.
Una lactancia materna más larga estaba relacionada con menos hostilidad materna durante el cuidado del niño, menos ingresos familiares, mayor número de hijos y nacimiento más tardío de los hijos. De estas características familiares, la hostilidad en el cuidado de los hijos y los ingresos familiares bajos guardaban relación con una mayor hostilidad de los niños en su etapa adulta.
La situación marcada por la lactancia materna predice la hostilidad total, la suspicacia y la paranoia, pero no la ira. Aquellas personas que no recibieron leche materna tenían mayores niveles de hostilidad, sobre todo de suspicacia y de paranoia, en la etapa adulta que aquellos que fueron amamantados entre cuatro y seis meses. No obstante, según los autores, se necesitarán más investigaciones para conocer mejor la relación entre la lactancia materna y la personalidad del adulto.
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