lunes, 4 de febrero de 2013

Grandes expectativas en torno al DSM-5 - DiarioMedico.com

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Tribuna. Eduard Vieta

Grandes expectativas en torno al DSM-5

¿Qué supone el DSM-5 para la psiquiatría? Su uso en la práctica clínica diaria lo convierte en un instrumento clínico fundamental. Ha generado grandes expectativas y ha contado con la participación de centenares de expertos de numerosos países
Eduard Vieta. Jefe de Psiquiatría del Hospital Clínico de Barcelona   |  04/02/2013 00:00


En mayo se pondrá a disposición de los profesionales de la salud mental la 5ª edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el DSM-5. De sus predecesores adopta las siglas pero no la numeración, que pasa de romana a arábiga. Este detalle esconde la vocación de irse actualizando de forma periódica en la red, de modo que pronto habrá ediciones 5.0, 5.1... a medida que los estudios de campo modelen los criterios diagnósticos, estudios que han comenzado a publicarse con resultados controvertidos y algo decepcionantes. En el editorial de enero de The American Journal of Psychiatry, los editores evaluamos de forma crítica la fiabilidad interobservador obtenida para categorías como la depresión mayor.

¿Qué supone el DSM-5 para la psiquiatría? Su uso en la práctica clínica diaria lo convierte en un instrumento clínico fundamental, aun cuando esa no fuera su finalidad inicial. Ha generado grandes expectativas y ha contado con la participación de centenares de expertos de numerosos países, además de millares de clínicos que pudieron dar su opinión cuando el primer borrador se expuso en la web. Los que hemos participado en sus fases iniciales hemos presenciado con cierta frustración que la mayor parte de aspectos innovadores se han caído de la versión final; en algunos casos, por ser cambios claramente prematuros (como la inclusión de biomarcadores en los criterios), pero en otros, por presiones sociales y de grupos de opinión estadounidenses o por puro conservadurismo.

El resultado final es un manual muy parecido al anterior, con algunos cambios acertados pero de pequeño calado y muchos interrogantes por contestar. Los aspectos dimensionales, que iban a tener un gran protagonismo, quedan algo diluidos en la versión definitiva, y la introducción de un síndrome de alto riesgo para la psicosis se aplaza. Tampoco ha prosperado la nueva definición de depresión asociada a duelo. En el trastorno bipolar se mejora la definición de episodios mixtos, que pasan a ser una cualidad específica de los episodios maníacos, hipomaníacos o depresivos, y se crea una nueva categoría diagnóstica en psiquiatría infantil para restringir el diagnóstico de bipolaridad (trastorno disruptivo de la regulación del estado de ánimo) cuya fiabilidad es de un pobre 0,25 en los estudios de campo.

El DSM-5 ya está aquí. Con todas las críticas que puedan hacerse, su uso es la única forma de realizar una psiquiatría dentro de los estándares internacionales, evaluable y sistemática. Bienvenido.

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