domingo, 24 de febrero de 2013

IntraMed - Puntos de vista - Más sobre metáforas para pensar la medicina

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13 FEB 13 | Por Guiomar Elena Ciapuscio
Más sobre metáforas para pensar la medicina
Comentario del artículo del Dr. Carlos Tajer.

Guiomar Elena Ciapuscio
  *Comentario sobre el artículo "Metáforas para pensar la medicina" del Dr. Carlos Tajer
Como lingüista debo decir que leer en una revista de medicina un artículo dedicado al tema de las metáforas me ha sorprendido muy gratamente.  Si  bien la metáfora ha dejado de ser hace bastante tiempo un tema restringido a filósofos, literatos y lingüistas, que un médico presente una estado del conocimiento tan documentado desde diferentes perspectivas disciplinares y las acompañe con reflexiones pertinentes y agudas para pensar e influir en la práctica médica me parece un hecho sumamente relevante y auspicioso para nuestra comunidad médica y nuestra sociedad, en general.
El artículo del  Dr. Tajer ofrece variadas perspectivas sobre la metáfora,  aporta interesantísimo material experimental sobre el sustento neural del pensamiento y el  lenguaje metafórico  y, en particular, reflexiona sobre su presencia, valor y función en la práctica médica.

Como sostiene el autor, los trabajos de George Lakoff y Mark Johnson1 que dieron origen a lo que se conoce como “teoría cognitiva de la metáfora” han sido un punto de inflexión en la concepción sobre  la metáfora, primeramente en lingüística y filosofía y, luego, en los distintos campos del saber. Según estos autores, “la metáfora no es solamente una cuestión de lenguaje, es decir, de palabras solamente. (...), por el contrario, los procesos del pensamiento humano son en gran medida metafóricos"2; la metáfora tiene el poder de estructurar el conocimiento,  de permitirnos razonar  y evaluar3.
Las metáforas conceptuales sean convencionales (es decir, establecidas y compartidas socialmente como “el corazón es un motor”)  o creativas (acuñadas para describir o explicar conceptos o sucesos nuevos, como  “el tsunami financiero”) nos permiten entender aspectos de un concepto  en términos de aspectos no metafóricos de otro concepto. Con amplísima evidencia empírica, los trabajos de Lakoff y sus continuadores han mostrado que la metáfora impregna el lenguaje cotidiano.

Que la medicina integre las contribuciones de la lingüística y de las ciencias cognitivas en su praxis – asentada de manera fundamental en la palabra y el diálogo – es de enorme relevancia. Por razones de orden histórico-epistemológico, en general, en el campo de las ciencias, ha habido una posición tradicionalmente reticente cuando no refractaria respecto de la metáfora4. Sin embargo, en los últimos años, y en cierta medida por la influencia de la teoría cognitiva de la metáfora, se ha revalorizado radicalmente su papel: estudios especializados procedentes del campo de las ciencias y de la retórica del discurso científico se han explayado sobre el valor heurístico de las metáforas en la investigación y solución de problemas.
Es un hecho reconocido hoy que la metáfora constituye un mecanismo de conceptualización de extremada importancia en el campo de la creación y la comunicación del conocimiento especializado.  Sobre la base de las investigaciones existentes, podría proponerse el siguiente ordenamiento general de las funciones que pueden desempeñar las metáforas en el quehacer de las ciencias:

- En primer término, por su potencialidad epistemológica para estructurar y concebir nuevos objetos y fenómenos sobre la base de analogías con objetos y dominios cotidianos, desempeñan un papel crucial en la creación de terminologías, es decir, de palabras especializadas que las diferentes disciplinas necesitan en su actividad progresiva de construir conocimiento (algunos ejemplos extraídos al azar de revistas de medicina: proteínas chaperonas y chaperonopatías,  microsatélites de ADN ,  célula madre, virus huésped, tumor silente, etc.)

- En segundo lugar, por su poder para abrir otros modos y caminos de pensamiento la metáfora es esencial en la investigación: el instrumento metafórico permite focalizar percepciones de manera heurísticamente fértil; por eso, es un recurso fundamental para avanzar en el conocimiento e, incluso, para la acuñación de teorías y paradigmas superadores  de estados de conocimiento disciplinares (por ejemplo, la propuesta del biólogo evolucionista  R. Dawkins de “El gen egoísta”, la teoría de las cuerdas, en física, el lenguaje como órgano mental, en lingüística –Noam Chomsky-).

- En tercer lugar, al evocar dominios experienciales cotidianos, la metáfora constituye un recurso comunicativo efectivo para la explicación y exposición de contenidos conceptuales a distintas audiencias.  Ha sido destacada, justamente, la capacidad de la metáfora para provocar efectos particulares según los tipos de destinatarios5 : para un investigador, el pensamiento metafórico puede resultar en un avance en la resolución de un problema; para el lego – para el paciente - la metáfora es un recurso que permite conceptualizar fenómenos abstractos o excesivamente técnicos mediante asociaciones con objetos o aspectos del mundo cotidiano.

Como  ha sido observado en los últimos años, el grado de éxito de las metáforas  puede abrir, dirigir y obturar caminos de investigación; es decir, las metáforas determinan formas de acción e, incluso, “pueden tener la capacidad de definir la realidad”6 : así, llevado este aspecto  a la medicina, el modo en cómo se conciba la práctica médica (la metáfora que domine en el actuar médico y subrayo, en la interacción con el paciente) incidirá muy probablemente en el curso del tratamiento y su resultado – aspecto presente el artíclo del Dr. Tajer-.
Es importante quizás agregar que las metáforas son instrumentos flexibles, cuya interpretación puede variar según el escenario discursivo y los usuarios (sus creencias, su ideología, sus intereses, su experiencia socio-cultural); son recursos dúctiles que pueden ser profundizados, ampliados y precisados por los interlocutores que las emplean7 .
Un ejemplo de esto nos ofrece la  metáfora “la medicina es una guerra” que se menciona en el texto comentado. Allí,  la perspectiva de esa metáfora es la del médico y, desde esa perspectiva se valoran los aspectos  “virtuosos” y menos “virtuosos” de las correspondencias entre ambos campos conceptuales. En esa interpretación y valoración  los pacientes serían el “campo de batalla” entre los médicos y la enfermedad, elementos “pasivos”. Sin embargo, si considera esta metáfora en el “marco” de otra metáfora también mencionada en el texto “la medicina es un espacio para el encuentro entre un ser sufriente y otro que pretende ayudarlo”, podría argüirse otra interpretación, que contemple al paciente como un ser activo, agente en la guerra contra la enfermedad que ocurre en su cuerpo pero que también – y seguro más primariamente - es su enemigo.
El paciente, como es sabido, puede ser un socio sumamente importante en la batalla contra su mal, si se compromete con su tratamiento y actúa de manera atenta e inteligente. Pero también puede colaborar con la información “subjetiva” que suministra sobre la enfermedad que padece y, más precisamente, con las metáforas que emplea para la descripción de sus síntomas. Las metáforas y otros recursos vinculados con ellas – como las analogías, los ejemplos  e imágenes – son recursos que los pacientes emplean regularmente para explicar sus vivencias de la enfermedad,  las que, con frecuencia, son difíciles de verbalizar.
Estudios recientes sobre el empleo de metáforas en la comunicación médico-paciente8 muestran que el tipo de metáforas que emplean pacientes epilépticos en las descripciones de sus crisis o auras puede ser un  elemento sumamente importante para el diagnóstico del tipo de patología. Así, los pacientes que padecen una epilepsia focal conceptualizan mayormente su enfermedad con un sistema metafórico coherente y nítido que evidencian en sus conversaciones con el  médico: de manera predominante presentan sus ataques como producto de una entidad externa, autónoma y dinámica que los enfrenta; en cambio, los pacientes con otros tipos de epilepsia no emplean un sistema de metáforas tan claro.

La lingüística y el análisis del discurso, desde hace una más de una década, se dedican intensamente al estudio de las interacciones entre expertos y legos (un tipo muy estudiado es la comunicación médico-paciente), que se caracterizan por la asimetría de conocimientos y, en consecuencia, por determinadas dificultades comunicativas que hay que sortear para lograr una comunicación efectiva y eficaz. Un procedimiento recurrente en ese tipo de interacciones es la metáfora, que, por las características que describe el Dr. Tajer, tiene un papel central en el pensamiento y el discurso de médicos y pacientes.

Guiomar Elena Ciapuscio
Profesora titular de Lingüística, UBA
Investigadora Principal de CONICET.
CONICET – Universidad de Buenos Aires

*IntraMed agradece a la profesora Guiomar Elena Ciapuscio por compartir sus reflexiones con nuestros lectores.
Referencias

1.G. Lakoff y M. Johnson, Metáforas de la vida cotidiana, Madrid: Cátedra, 1991 (1ª. ed. en inglés, 1980)
2.Lakoff & Jonson, ibidem, pág. 42
3.G. Lakoff y M. Turner, More than Cool Reason, Chicago, The University of Chicago Press, 1989: págs. 64 y ss.
4.H. Weinrich, H. (1995). Wissenschaftssprache, Sprachkultur und die Einheit der Wissenschaften. Linguistik der .Wissenschaftssprache. H. Kretzenbacher y H. Weinrich. Berlin, Walter de Gruyter: 155-174, 1995.
5.Prelli, 1989, Ciapuscio 2001
6.Lakoff y Johnson, ibidem, pág. 199.
7.Ciapuscio, G. “Las metáforas en la comunicación de ciencia”,  En torno al discurso: Estudios y perspectivas, Anamaría Harvey, compiladora, Universidad Católica de Chile, Santiago, 2005, págs. 81-93
8.G. Brünner y E. Gülich,  Krankheit verstehen, Aisthesis Verlag, 2002.


 IntraMed
04 FEB 13 | Por el Dr. Carlos Tajer
Metáforas para pensar la medicina
Las metáforas son herramientas básicas del pensamiento y configuran la relación médico / paciente. Un artículo de alta relevancia para pensar, compartir y debatir.

Dr. Carlos Tajer
Rev Argent Cardiol 2012;80:496-504.
 
ÍNDICE 
Artículo
Página 2
Referencias
Artículo
La medicina actual ha alcanzado un extraordinario desarrollo científico-técnico y se encuentra en el umbral de una potencial revolución a través de la confluencia de la genética-manipulación celular, la nanotecnología, los biosensores y la informática. No ha sido similar el desarrollo de la relación médico-paciente, y una de las mayores críticas a la práctica actual es un pobre “humanismo”. Las dificultades para reelaborar el encuentro médico-paciente son muy grandes. La estructura de la atención sanitaria, aun en sistemas igualitarios y con médicos de cabecera, genera consultas breves y una práctica atomizada en miríadas de minisubespecialidades.
En otros sistemas, los problemas son aún mayores. Sobre esas limitaciones, un aspecto que contribuye negativamente es la escasa atención brindada a la formación fuera de lo técnico-científico, lo que restringe el aporte de ideas creativas o propuestas tentativas de solución. Para la necesaria reelaboración de nuestro pensamiento y práctica, debemos aprovechar los ricos recursos de la psicología, la lingüística, la comunicación y las ciencias humanas en general. Esta carta está orientada a viajar por algunos territorios del universo de las metáforas, para explorar si los impensables avances en el tema en las últimas décadas pueden ayudarnos en el camino de nuestra autoformación.
La metáfora como herramienta básica del pensamiento

Las metáforas eran tradicionalmente consideradas un recurso retórico-poético que no hacía a la esencia de los conceptos o el pensamiento, un elemento ornamental y decorativo del lenguaje. En la década de los ochenta surge un replanteo revolucionario de la concepción de las metáforas. Lakoff y Johnson (1) y Reidd, (2) trabajando en forma independiente en lingüística cognitiva, proponen que las metáforas son elementos esenciales del lenguaje y del pensamiento. Las explicaciones que siguen han sido extractadas de estos autores.
¿Qué es una metáfora?

Comencemos por una descripción funcional.
Las metáforas permiten la comprensión de una idea o dominio conceptual en términos de un dominio diferente.

Al hablar de nuestra experiencia de vida, por ejemplo, son frecuentes las frases como “el rumbo que tomamos... los senderos recorridos... marchamos hoy hacia...”. La vida es explicada a través de una metáfora estructural: la vida es un viaje.

En este caso comprendemos un dominio existencial abstracto como la vida a través de un dominio más concreto de espacio y desplazamiento, el viaje.

Las primeras frases que enunciamos utilizan diferentes referencias metafóricas que remiten a una metáfora estructural, la vida es un viaje, que resume una serie de correspondencias entre ambos conceptos. Si comprendemos esa metáfora estructural, podemos interpretar metáforas que refieren a ese dominio aunque nunca las hayamos escuchado con anterioridad: llegó a una encrucijada... se perdió en ese atajo... la tormenta lo llevó a mal puerto...

Estas referencias no son decorativas o poéticas, sino que resultan esenciales para comprender aspectos de la vida. No tenemos forma de pensar los elementos complejos de nuestra realidad sin metáforas, y cuanto más abstracto es el problema, se necesitarán mayor número y “capas” de metáforas. Así, cuando nos referimos al tiempo, la vida, el amor, la pareja, las emociones, los síntomas, los objetivos, el sentido, los valores, lo bueno y lo malo, la salud, la medicina, la cardiología y las enfermedades, lo hacemos constantemente con metáforas.
Algunas características de las metáforas
Irreversibilidad
Cuando enunciamos que el tiempo es oro, el oro nos permite comprender algún aspecto del tiempo (preciado - valioso). Lo inverso nunca es factible: el oro no es tiempo, así como un viaje no es una vida.
Sentido de las metáforas
El proceso metafórico típicamente va del concepto más concreto al más abstracto, y no en el otro sentido. Concreto se refiere a una mayor cercanía al desarrollo del cuerpo, su experiencia físico-neural y su interacción con el medio. En los dos ejemplos comentados, no cabe duda de que tenemos experiencias de viajes y del oro, con mayor relación con nuestros sentidos y nuestro cuerpo que los conceptos más abstractos vida o tiempo.
Metáforas estructurales
Un aspecto relevante de estas investigaciones es la búsqueda de metáforas estructurales. Técnicamente, los lingüistas agrupan expresiones referidas a un tema particular (p. ej., el tiempo) y denominan metáfora estructural a la raíz conceptual común que permite su comprensión. Como ejemplo, cuando hablamos del tiempo es frecuente afirmar que: el tiempo es oro…, desperdició su tiempo…, invirtió muchas horas…, capitalizó esa mañana…, derrochó sus mejores años…, ni un centavo de mi tiempo...

Podemos comprender cualquiera de estas afirmaciones porque remiten a una metáfora estructural que nos resulta familiar: el tiempo es una mercancía.

Existen listas extensas de metáforas estructurales exploradas colaborativamente por lingüistas. (3) Como ejemplos de metáforas estructurales:

El cerebro es una máquina: le crujían los engranajes, se le saltó un tornillo...

Una organización social es una planta: nuestra sociedad tiene fuertes raíces... se nutre de… el fruto de nuestra actividad... la savia de la sociedad

Una organización social es un cuerpo: la columna vertebral del movimiento… el brazo armado de la militancia... un parásito del partido...
Las metáforas son materia de pensamiento y no meramente de lenguaje

Esta afirmación es clave para esta primera etapa de exploración de las metáforas: las metáforas permiten pensar un tema, no son recursos lingüísticos, sino herramientas conceptuales. Cuando vinculamos la vida con un viaje, generamos un mapeo de correspondencias que nos llevan a pensar por analogía nuestra vida con una serie de condiciones que caracterizan a un viaje. Si la vida es un viaje tiene un sentido, destino, velocidad, obstáculos, encrucijadas, desvíos, riesgos, categorías, comienzo y final.
Cuando pensamos un tema desde una metáfora estructural, este enfoque resalta necesariamente algunos rasgos y oculta otros, que se hacen pensables desde otras miradas metafóricas. “Conocer una metáfora estructural es conocer el conjunto de mapas que se aplica a un apareamiento entre destino (lo que queremos describir) y la fuente (lo que nos permite describirlo).”
Metáforas contrapuestas para pensar temas complejos

Si nos preguntamos qué es el amor (la relación de pareja), podemos recurrir a múltiples metáforas estructurales: El amor es un viaje, es magia, es una guerra, una sociedad de pares, un refugio, una posesión, entre otras. Dado que la forma predominante de explicar un dominio define la realidad que habitamos, es posible que si dos personas que forman una pareja tengan marcos conceptuales contrapuestos encuentren dificultades para consolidar su vínculo.
Quien enuncia la pregunta gana el debate. Metáforas en la política

Las conclusiones sobre un problema dependerán de las metáforas que nos permiten pensarlo, de tal manera que quien pone el título del debate tiene toda la ventaja para ganarlo. En un tema conflictivo como el aborto, plantear un debate con el título “los derechos del niño por nacer” resulta contrapuesto a “los derechos de la mujer sobre su cuerpo”, y adelanta la ideología del que la enuncia y las conclusiones posibles.

Lakoff publicó un pequeño libro apasionante, "No pienses en un elefante", (4) para explorar las metáforas que subyacen al pensamiento republicano en los Estados Unidos y recientemente un nuevo libro con la intención de elaborar las metáforas para comunicar las ideas centrales del pensamiento demócrata. (5)

El autor plantea una pregunta para explorar las metáforas del pensamiento republicano: ¿Cómo puede sentirse una persona de bien alguien que sostiene que no es correcto facilitar el ingreso a la universidad a los pobres o minorías, que afirma que cada persona debe hacerse cargo de conseguir el dinero para pagar su salud y si no la tiene es su problema, o que Estados Unidos tiene derecho a invadir países para mejorar su democracia?

La respuesta es bastante clara. El pensamiento republicano se asienta en por lo menos dos capas metafóricas: 1) la sociedad (el mundo - el país) es una gran familia, y 2) el modelo de familia: el Estado debe comportarse como un padre severo y exigente.
Si un hijo no trabaja es bueno castigarlo o que sufra hambre para que aprenda de la experiencia, ayudarlo excesivamente lo debilita, debe abrirse camino por su propia cuenta. Las personas capaces son responsables de educar y establecer las reglas para aquellos que no encuentran su camino, con medidas severas y aun dolorosas. En este modelo conceptual, la metáfora del partido demócrata es la del padre afectuoso y tolerante.

Las metáforas no explican por qué Estados Unidos ha invadido Irak, pero permite comprender por qué muchos de sus habitantes admiten una intervención aun a costa de la pérdida de centenares de miles de vidas, pensando que le hacen un bien a un pueblo atrasado que aún no ha aprendido las virtudes de la democracia.
Una frase reciente de Obama resume la repercusión que este pensamiento ha tenido en la política:

“Cuando pienso en lo que hemos hecho bien y lo que no, el error de mis primeros años fue pensar que mi tarea era solamente la de tomar las políticas correctas. Y esto es importante. Pero la naturaleza de esta administración es también relatar una historia al pueblo americano que le aporte un sentimiento de unidad, de propósito y optimismo, especialmente durante tiempos difíciles.” (6)

Como vemos, la intención de imponer un relato no es excluyente de una corriente de pensamiento o una particularidad de nuestro país, sino quizá una regla universal de la política.
Continúa...

 
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