sábado, 9 de febrero de 2013

Teléfonos celulares y el riesgo de cáncer - National Cancer Institute

Teléfonos celulares y el riesgo de cáncer - National Cancer Institute

Instituto Nacional del Cáncer, de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.

Teléfonos celulares y el riesgo de cáncer

Puntos clave

  • Los teléfonos celulares emiten energía de radiofrecuencia, una forma de radiación electromagnética no ionizante que puede ser absorbida por los tejidos cercanos a donde se sujeta el teléfono.
  • La cantidad de energía de radiofrecuencia a la que se expone el usuario de teléfono celular depende de la tecnología del teléfono, de la distancia entre la antena del teléfono y el usuario, del grado y tipo de uso y de la distancia que hay entre el usuario y las torres de señal.
  • Hasta ahora, los estudios no han revelado una relación firme entre el uso de los teléfonos celulares y los cánceres de cerebro, de nervios o de otros tejidos de la cabeza o del cuello. Es necesario llevar a cabo más estudios debido a que la tecnología de telefonía celular y el modo en que las personas usan los teléfonos celulares han estado cambiando con rapidez.
  1. ¿Por qué hay preocupación de que los teléfonos celulares puedan causar cáncer u otros problemas de salud?

    Existen tres razones principales por las que la gente se preocupa de que los teléfonos celulares (también llamados teléfonos “inalámbricos” o “móviles”) puedan causar ciertos tipos de cáncer u otros problemas de salud:
    • Los teléfonos celulares emiten energía de radiofrecuencia (ondas de radio), una forma de radiación no ionizante. Los tejidos cercanos a donde se sujeta el teléfono pueden absorber esta energía.
    • El número de usuarios de teléfonos celulares ha aumentado rápidamente. De acuerdo a la Asociación de Telecomunicaciones Celulares e Internet (Cellular Telecommunications and Internet Association), para el año 2010, había más de 303 millones de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares en Estados Unidos. Este es un aumento de casi el triple de los 110 millones de usuarios en el año 2000. A nivel mundial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones calcula que la cifra de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares es de 5 mil millones.
    • Con el tiempo, el número de llamadas diarias con teléfonos celulares, la duración de cada llamada y la cantidad de tiempo que las personas usan dichos teléfonos han aumentado. La tecnología de teléfonos celulares ha experimentado cambios considerables.
  2. ¿Qué es la energía de radiofrecuencia y cómo afecta al cuerpo?

    La energía de radiofrecuencia es una forma de radiación electromagnética. La radiación electromagnética se puede clasificar en dos tipos: ionizante (p. ej., los rayos X, el radón y los rayos cósmicos) y no ionizante (p. ej., la radiofrecuencia, la frecuencia sumamente baja o la frecuencia eléctrica).
    Se sabe que la exposición a la radiación ionizante, como la de radioterapia, aumenta el riesgo de cáncer. Sin embargo, aunque muchos estudios han examinado los posibles efectos para la salud de la radiación no ionizante procedente de radares, de hornos de microondas y de otras fuentes, actualmente no existe evidencia firme de que la radiación no ionizante aumenta el riesgo de cáncer (1).
    El único efecto biológico de la energía de radiofrecuencia que se conoce es el calentamiento. La capacidad de los hornos de microondas para calentar los alimentos es un ejemplo de este efecto de la energía de radiofrecuencia. La exposición a la radiofrecuencia emitida al usar un teléfono celular causa calentamiento; sin embargo, no es suficiente para aumentar en forma que se pueda medir la temperatura del cuerpo.
    Un estudio reciente mostró que cuando una persona usaba un teléfono celular durante 50 minutos, los tejidos del cerebro del mismo lado de la cabeza donde estaba la antena del teléfono transformaban por metabolismo más glucosa que los tejidos del lado opuesto del cerebro (2). Los investigadores advirtieron que estos resultados son iniciales y que los posibles resultados para la salud de este aumento en el metabolismo de glucosa todavía se desconocen.
  3. ¿Cómo se mide la exposición a la energía de radiofrecuencia en los estudios epidemiológicos?

    El grado de exposición a la radiofrecuencia se calcula indirectamente usando la información de entrevistas o de cuestionarios. Estas medidas incluyen los siguientes aspectos:
    • Con qué “regularidad” los participantes del estudio usan teléfonos celulares (el número mínimo de llamadas por semana o por mes).
    • La edad y el año cuando los participantes del estudio usaron por primera vez un teléfono celular y la edad y el año que lo usaron por última vez (permite calcular la duración y el tiempo desde el principio del uso).
    • El número promedio de llamadas de teléfono celular por día, por semana o por mes (frecuencia)
    • La duración promedio de una llamada típica del celular
    • El número total de horas de uso en lo que llevan de vida, calculado por la duración de una llamada típica, por la frecuencia del uso y por el tiempo de uso.
  4. ¿Qué han mostrado las investigaciones sobre los posibles efectos de la energía de radiofrecuencia que causen cáncer?

    Aunque ha habido cierta preocupación de que la energía de radiofrecuencia procedente de los teléfonos celulares que se colocan cerca de la cabeza pueda afectar al cerebro y a otros tejidos, a la fecha no hay evidencia de los estudios de células, de animales o de humanos, de que la energía de radiofrecuencia pueda causar cáncer.
    Generalmente se considera que para que se forme el cáncer es necesario que haya daño al ADN. Sin embargo, la energía de radiofrecuencia, a diferencia de la radiación ionizante, no causa daño al ADN en las células, y no se ha encontrado evidencia de que cause cáncer en los animales ni que aumente los efectos carcinogénicos de sustancias carcinógenas conocidas en animales (35).
    Los investigadores han llevado a cabo varios tipos de estudios epidemiológicos para investigar la posibilidad de que exista una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de tumores cerebrales malignos (cancerosos), tales como gliomas, así como tumores benignos (no cancerosos), como neuromas acústicos (tumores en las células del nervio responsable de la audición), la mayoría de los meningiomas (tumores en las meninges, las cuales son membranas que cubren y protegen el cerebro y la médula espinal), y los tumores de glándula parótida (tumores en las glándulas salivales) (6).
    En un tipo de estudio, llamado estudio de casos y controles, se compara el uso de teléfonos celulares por personas con estos tipos de tumores y por personas que no tienen dichos tumores. En otro tipo de estudio, llamado estudio de cohorte, se hace el seguimiento a un grupo grande de personas por un tiempo y se compara el índice de estos tumores entre las personas que usaron teléfonos celulares y las que no los usaron. Los datos de incidencia de cáncer también pueden analizarse por un tiempo para ver si los índices de cáncer cambiaron en las poblaciones grandes durante el periodo en que el uso de teléfonos celulares aumentó drásticamente. Los resultados de estos estudios, por lo general, no han proporcionado evidencia clara de una relación entre el uso de los teléfonos celulares y el cáncer; no obstante, ha habido hallazgos estadísticamente significativos en determinados subgrupos de personas.
    A continuación se resumen las conclusiones de estudios específicos de investigación:
    • El Estudio Interphone, llevado a cabo por un consorcio de investigadores de 13 países, es el más grande estudio de casos y controles de salud sobre el uso de teléfonos celulares y los tumores de cabeza y de cuello. Los análisis más publicados de este estudio no han revelado aumentos estadísticamente significativos en los cánceres de cerebro o del sistema nervioso central que estén relacionados con un mayor uso de teléfonos celulares. Un análisis reciente mostró un aumento estadísticamente significativo, aunque moderado, en el riesgo de glioma en la proporción pequeña de participantes del estudio quienes pasaron más tiempo total en llamadas de teléfonos celulares. Sin embargo, los investigadores consideraron este hallazgo como no concluyente debido a que pensaron que los niveles de uso reportado por algunos participantes no eran probables y a que los participantes que reportaron niveles de uso más bajos al parecer tenían un menor riesgo de cáncer de cerebro (79). Otro estudio reciente del grupo no encontró relación entre las ubicaciones de tumores de cerebro y las regiones del cerebro que estuvieron expuestas a las concentraciones más altas de energía de radiofrecuencia procedente de los teléfonos celulares (10).
    • Un estudio de cohorte en Dinamarca relacionó la información de facturación de más de 358 000 suscriptores de teléfono celular con los datos de incidencia de tumores de cerebro del Registro Danés de Cáncer. El análisis no encontró relación entre el uso de teléfonos celulares y la incidencia de glioma, meningioma o neuroma acústico, ni siquiera entre personas que habían estado suscritos a teléfonos celulares durante 13 años o más (1113).
    • Los primeros estudios de casos y controles en Estados Unidos, Europa y Japón no pudieron demostrar una relación entre el uso de teléfonos celulares y gliomas o meningiomas (14).
    • Algunos estudios de casos y controles en Suecia encontraron tendencias estadísticamente significativas de un mayor riesgo de cáncer de cerebro para la cantidad total de uso de teléfonos celulares y los años de uso entre personas que comenzaron a usar esos teléfonos antes de los 20 años de edad (15). Sin embargo, otro estudio grande de casos y controles en Suecia no encontró un mayor riesgo de cáncer de cerebro entre personas de 20 a 69 años de edad (16). Además, el estudio internacional CEFALO, el cual comparó a niños que fueron diagnosticados con cáncer de cerebro de 7 a 19 años de edad con niños similares sin ese diagnóstico, no encontró relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de cáncer de cerebro (17).
    • El Programa del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER), el cual da cuenta de la incidencia del cáncer en Estados Unidos, no encontró un aumento en la incidencia de los cánceres de cerebro ni de otros cánceres del sistema nervioso central entre 1987 y 2007, pese al aumento drástico en el uso de teléfonos celulares en este país durante ese periodo (18, 19). Del mismo modo, los datos de incidencia de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia para el periodo de 1974 a 2008 no indicaron un incremento en la incidencia, ajustada a la edad, de tumores de cerebro (20, 21). Un estudio del año 2012 llevado a cabo por investigadores del NCI, el cual comparó los índices observados de incidencia de glioma en SEER con los índices pronosticados con base en los riesgos observados en el estudio Interphone (8), encontró que los índices pronosticados estaban de acuerdo con los índices observados en EE. UU. Los investigadores compararon también los índices de SEER con los índices pronosticados basándose en un estudio Sueco publicado en 2011 (15). Ellos determinaron que los índices pronosticados eran al menos 40% más altos que, e incompatibles con, los índices reales de EE. UU.
    • Estudios de trabajadores expuestos a energía de radiofrecuencia no han hallado evidencia de un aumento de riesgo de tumores de cerebro entre los técnicos de electrónica, los técnicos de aviación, o los técnicos de control de incendios de la Marina de EE. UU., aquellos que trabajan en un programa de prueba de pulsos electromagnéticos, obreros de productoras de utensilios plásticos, obreros fabricantes de teléfonos celulares o el personal de la Marina que presenta una alta probabilidad de exposición al radar (6).
  5. ¿Por qué no concuerdan los resultados de distintos estudios sobre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de cáncer?

    Un número limitado de estudios han mostrado cierta evidencia de asociación estadística del uso de teléfonos celulares y los riesgos de tumores de cerebro, pero la mayoría de los estudios no han encontrado una asociación. Las razones de estas discrepancias son las siguientes:
    • El sesgo de memoria, el cual puede ocurrir cuando un estudio recopila datos sobre hábitos y exposiciones pasados por medio de cuestionarios administrados después de haberse diagnosticado la enfermedad en algunos de los participantes del estudio. Es posible que los participantes del estudio que tienen tumores de cerebro recuerden su uso del teléfono celular de modo diferente a las personas sin esos tumores. Muchos estudios epidemiológicos del uso de teléfonos celulares y del riesgo de cáncer de cerebro carecen de datos verificables acerca de la cantidad total del uso de teléfonos celulares en un determinado tiempo. Además, las personas que presentan tumores de cerebro quizás tengan una tendencia a recordar usar su celular en el mismo lado de la cabeza donde se encontró el tumor, independientemente de si realmente usaron su celular de ese lado de la cabeza mucho o solo muy poco.
    • Informe inexacto, el cual puede suceder cuando las personas dicen que algo ha ocurrido con mayor o menor frecuencia de lo que realmente fue. La gente puede no recordar cuánto usaron los teléfonos celulares en un periodo determinado de tiempo.
    • Morbilidad y mortalidad entre los participantes del estudio que tienen cáncer de cerebro. Por ejemplo, los gliomas son particularmente difíciles de estudiar debido a su alto índice de mortalidad y a la corta supervivencia de las personas que presentan estos tumores. Los pacientes que sobreviven al tratamiento inicial, frecuentemente, quedan discapacitados, lo cual puede afectar sus respuestas a las preguntas. Además, en el caso de las personas que han muerto, sus parientes más cercanos, por lo general, están menos familiarizados con los patrones de uso del celular de su familiar fallecido, y es probable que no describan dichos patrones con precisión durante una entrevista.
    • Sesgo de participación, lo cual puede ocurrir cuando las personas diagnosticadas con tumores de cerebro tienen más probabilidad que las personas sanas (las cuales son el grupo de control de inscribirse en un estudio de investigación. Además, era menos probable que los participantes controles que no usaron celulares o que rara vez lo hicieron participaran en el estudio Interphone que los participantes controles que usaron teléfonos celulares de manera regular. Por ejemplo, el estudio Interphone reportó índices de participación de 78% para pacientes con meningioma (en una escala de 56 a 92% para los estudios individuales), 64% para los pacientes con glioma (escala de 36 a 92%) y 53% para los pacientes de control (escala de 42 a 74%) (9). Una serie de estudios Suecos reportó índices de participación de 85% de personas con cáncer de cerebro y de 84% en participantes de control (16).
    • Tecnología y métodos de uso en cambio constante. Los estudios más viejos evaluaron la exposición a la energía de radiofrecuencia emitida por teléfonos celulares análogos. Sin embargo, la mayoría de los teléfonos celulares actuales usan tecnología digital, la cual opera a una frecuencia diferente y a un nivel menor de electricidad que los teléfonos análogos. Los teléfonos celulares digitales han estado en uso durante más de una década en Estados Unidos, y la tecnología celular continúa cambiando (6). Los mensajes de texto, por ejemplo, se han convertido en una forma popular de usar el teléfono celular para comunicarse que no requiere acercar el teléfono a la cabeza. Además, el uso de la tecnología que no requiere del uso de las manos, como los auriculares con cable e inalámbricos, es cada vez mayor y puede reducir la exposición a la energía de radiofrecuencia de la cabeza y del cerebro.
  6. ¿Cuáles son las conclusiones de las organizaciones de expertos?

    La Agencia Internacional de Investigación de Cáncer Notificación de salida (International Agency for Research on Cancer, IARC), componente de la Organización Mundial de la Salud, ha clasificado recientemente los campos de radiofrecuencia como “posibles carcinógenos para los seres humanos”, basándose en la evidencia limitada de estudios de la energía de radiofrecuencia y cáncer en roedores y en la escasa evidencia mecanicista (de estudios de genotoxicidad, de efectos sobre la función del sistema inmunitario, expresión de genes y de proteínas, de la señalización celular, del estrés oxidativo y de la apoptosis, junto con estudios de los posibles efectos de la energía de radiofrecuencia en la barrera hematoencefálica).
    La Sociedad Americana Contra El Cáncer Notificación de salida (American Cancer Society, ACS) afirma que la clasificación de la IARC significa que podría haber cierto riesgo asociado con el cáncer, pero que la evidencia no es lo suficientemente sólida como para ser considerada como causal y necesita investigarse ulteriormente. Las personas que estén preocupadas por la exposición a la radiofrecuencia pueden limitar su exposición, incluso pueden usar auriculares y limitar el uso de teléfonos celulares, especialmente en los niños.
    El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, (National Institute of Environmental Health Sciences, NIEHS) afirma que el peso de la evidencia científica actual no ha encontrado una relación concluyente entre el uso del teléfono celular y algún problema de salud adverso, no obstante es necesario investigar más.
    La Administración de Alimentos y Drogas de EE. UU. (FDA), la cual es responsable de regular la seguridad de máquinas y dispositivos que emiten radiación (como los teléfonos celulares), indica que no se han podido repetir los estudios que reportan cambios biológicos asociados con la energía de radiofrecuencia y que la mayoría de los estudios epidemiológicos con seres humanos han fallado en mostrar una relación entre la exposición a la energía de radiofrecuencia emitida por los teléfonos celulares y los problemas de salud.
    Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) afirman que, aunque algunos estudios han planteado preocupaciones acerca de los posibles riesgos del uso de celulares, la investigación científica en general no apoya una asociación estadísticamente significativa entre el uso de los teléfonos celulares y los efectos para la salud.
    La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) concluye que no hay evidencia científica que compruebe que el uso de teléfonos móviles puede conducir al cáncer o a otros problemas de salud, como dolores de cabeza, mareos o amnesia.
  7. ¿Qué estudios hay en curso que ayuden a ampliar nuestro entendimiento de los efectos del uso de teléfonos celulares para la salud?

    Un estudio prospectivo de cohorte a gran escala sobre el uso de los teléfonos celulares y de sus posibles efectos para la salud a largo plazo comenzó en Europa en marzo de 2010. Este estudio, conocido como COSMOS Notificación de salida, reclutará aproximadamente a 250 000 usuarios de teléfonos celulares de 18 años de edad o mayores, y les hará un seguimiento de 20 a 30 años.
    Los participantes de este estudio completarán un cuestionario acerca de su salud, de su estilo de vida y de su uso presente y pasado de teléfonos celulares. Esta información será complementada con datos de los expedientes de salud y de las compañías de teléfonos celulares.
    El reto de un estudio tan ambicioso es mantener la totalidad de sus cohortes durante varias décadas. Los investigadores van a tener que determinar si los participantes que se retiran del estudio son, de alguna manera, diferentes a quienes se quedan por todo el transcurso del periodo de seguimiento.
    Otro estudio de casos y controles, llamado Mobi-Kids Notificación de salida, está en marcha para examinar los efectos para la salud en los niños.
    Aunque el sesgo de memoria es menor en los estudios de casos y controles que usan los datos de las compañías de teléfonos celulares, dichos estudios enfrentan otros problemas. Por ejemplo, es imposible saber quién está usando el celular registrado o si esa persona hace también llamadas usando otros celulares. En menor medida, no está claro si muchos usuarios de un solo celular estarán representados en una sola factura de servicio.
    El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS), componente de los Institutos Nacionales de la Salud, está llevando a cabo un estudio de los riesgos asociados con la exposición a la energía de radiofrecuencia (el tipo que se usa en los teléfonos celulares) en laboratorios altamente especializados que pueden especificar y controlar las fuentes de radiación y medir sus efectos en roedores.
  8. ¿Corren los niños un mayor riesgo de cáncer que los adultos por el uso de los teléfonos celulares?

    En teoría, los niños probablemente corren un riesgo mayor que los adultos de presentar cáncer de cerebro debido al uso de los celulares. Sus sistemas nerviosos aún están en desarrollo y por consiguiente son más vulnerables a factores que pueden causar cáncer. Sus cabezas son más pequeñas que las de los adultos y por consiguiente tienen una exposición proporcionalmente mayor al campo de radiación de radiofrecuencia que es emitida por los teléfonos celulares. Y los niños tienen la posibilidad de acumular más años de exposición a los celulares que los adultos.
    Hasta ahora, los datos de estudios clínicos en niños no apoyan esta teoría. El primer análisis publicado provino de un estudio de casos y controles a gran escala llamado CEFALO, el cual se llevó a cabo en Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza. El estudio incluyó a niños que fueron diagnosticados con tumores de cerebro de 2004 a 2008, cuando sus edades eran de 7 a 19 años. Los investigadores no encontraron una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de presentar tumor de cerebro en este grupo de niños. Sin embargo, se dieron cuenta de que sus resultados no descartaron la posibilidad de un aumento leve en el riesgo de presentar cáncer de cerebro en los niños que usan celulares, y que los datos obtenidos por medio de estudios prospectivos y de mediciones objetivas, en lugar de encuestas y de recuerdos de los participantes, serán clave para esclarecer si hay un riesgo mayor (18).
    Los investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental en España están llevando a cabo otro estudio internacional—Mobi-Kids Notificación de salida—para evaluar el riesgo asociado con las nuevas tecnologías de la comunicación (incluidos los teléfonos celulares) y otros factores ambientales en los jóvenes de 10 a 24 años de edad.
  9. ¿Qué pueden hacer los usuarios de teléfonos celulares para reducir su exposición a la energía de radiofrecuencia?

    La Administración de Alimentos y Drogas de EE. UU. y la Comisión Federal de Comunicaciones han recomendado que los usuarios de teléfonos celulares preocupados tomen las siguientes medidas para reducir su exposición a la energía de radiofrecuencia (1, 22):
    • Reservar el uso de los teléfonos celulares para conversaciones cortas o para momentos en que un teléfono fijo no está disponible.
    • Usar un dispositivo que deja libres las manos, para crear mayor distancia entre el teléfono y la cabeza del usuario.
    Los dispositivos que dejan libres las manos reducen el grado de exposición de energía de radiofrecuencia a la cabeza debido a que la antena, la cual es la fuente de energía, no está colocada contra la cabeza.
  10. ¿En dónde puedo encontrar más información sobre la energía de radiofrecuencia que emite mi teléfono celular?

    La Comisión Federal de Comunicaciones proporciona información sobre el coeficiente específico de absorción (SAR, en inglés) de los teléfonos celulares fabricados y comercializados en los últimos dos años. El SAR corresponde a la cantidad relativa de energía de radiofrecuencia que absorbe la cabeza de un usuario de teléfono celular (23). Los consumidores pueden tener acceso a dicha información al usar el número de identificación de la FCC del teléfono, el cual se encuentra ordinariamente en la caja del teléfono, y en el formulario de búsqueda de números de identificación de la FCC.
  11. ¿Qué otras fuentes hay de energía de radiofrecuencia?

    La exposición más común a la energía de radiofrecuencia proviene de dispositivos y equipos de telecomunicaciones (1). En Estados Unidos, los teléfonos celulares actualmente operan en una escala de frecuencia aproximada de 1800 a 2200 megahertz (MHZ) (6). En esta escala, la radiación electromagnética producida tiene la forma de energía de radiofrecuencia no ionizante.
    Los teléfonos inalámbricos (teléfonos que tienen una unidad base conectada a la línea telefónica de la casa) frecuentemente operan en radiofrecuencias similares a las de los teléfonos celulares; sin embargo, debido a que los teléfonos inalámbricos tienen un alcance limitado y requieren una base cercana, sus señales, generalmente, son mucho menos potentes que las que usan los teléfonos celulares.
    Entre otras fuentes de energía de radiofrecuencia, las radios AM y FM y los televisores VHF y UHF operan en radiofrecuencias más bajas que los celulares, en tanto que fuentes como los radares, las estaciones de satélite, los aparatos de resonancia magnética (RM), los equipos industriales y los hornos de microondas operan en radiofrecuencias un poco más altas (1).
  12. ¿Qué tan común es el cáncer de cerebro? ¿Ha cambiado la incidencia del cáncer de cerebro con el tiempo?

    Los índices de incidencia y de mortalidad por cáncer de cerebro han cambiado poco en la década pasada. En Estados Unidos, se calcula que se diagnosticarán 22 910 casos nuevos y 13 700 muertes por cáncer de cerebro para el año 2012.
    La supervivencia relativa a cinco años de los cánceres de cerebro diagnosticados de 2002 a 2008 fue de 35% (24). Este es el porcentaje de personas diagnosticadas con cáncer de cerebro que estarán vivas 5 años después del diagnóstico en comparación con la supervivencia de una persona de la misma edad y sexo que no tiene cáncer.
    El riesgo de padecer cáncer de cerebro aumenta con la edad. En Estados Unidos, de 2005 a 2009, hubo menos de 5 casos de cáncer de cerebro por cada 100 000 personas menores de 65 años de edad, en comparación con casi 19 casos por cada 100 000 personas de 65 años de edad o mayores (24).
Bibliografía selecta
  1. U.S. Food and Drug Administration (2009). Radiation-Emitting Products: Reducing Exposure: Hands-free Kits and Other Accessories. Silver Spring, MD. Retrieved June 18, 2012.
  2. Volkow ND, Tomasi D, Wang GJ, et al. Effects of cell phone radiofrequency signal exposure on brain glucose metabolism. JAMA 2011; 305(8):808–813. [PubMed Abstract]
  3. Hirose H, Suhara T, Kaji N, et al. Mobile phone base station radiation does not affect neoplastic transformation in BALB/3T3 cells. Bioelectromagnetics 2008; 29(1):55–64. [PubMed Abstract]
  4. Oberto G, Rolfo K, Yu P, et al. Carcinogenicity study of 217 Hz pulsed 900 MHz electromagnetic fields in Pim1 transgenic mice. Radiation Research 2007; 168(3):316–326. [PubMed Abstract]
  5. Zook BC, Simmens SJ. The effects of pulsed 860 MHz radiofrequency radiation on the promotion of neurogenic tumors in rats. Radiation Research 2006; 165(5):608–615. [PubMed Abstract]
  6. Ahlbom A, Green A, Kheifets L, et al. Epidemiology of health effects of radiofrequency exposure. Environmental Health Perspectives 2004; 112(17):1741–1754. [PubMed Abstract]
  7. Cardis E, Richardson L, Deltour I, et al. The INTERPHONE study: design, epidemiological methods, and description of the study population. European Journal of Epidemiology 2007; 22(9):647–664. [PubMed Abstract]
  8. International Agency for Research on Cancer (2008). INTERPHONE Study: latest results update—8 October 2008 Notificación de salida. Lyon, France. Retrieved June 18, 2012.
  9. The INTERPHONE Study Group. Brain tumour risk in relation to mobile telephone use: results of the INTERPHONE international case-control study. International Journal of Epidemiology 2010; 39(3):675–694. [PubMed Abstract]
  10. Larjavaara S, Schüz J, Swerdlow A, et al. Location of gliomas in relation to mobile telephone use: a case-case and case-specular analysis. American Journal of Epidemiology 2011; 174(1):2–11. [PubMed Abstract]
  11. Johansen C, Boice J Jr, McLaughlin J, Olsen J. Cellular telephones and cancer: a nationwide cohort study in Denmark. Journal of the National Cancer Institute 2001; 93(3):203–207. [PubMed Abstract]
  12. Schüz J, Jacobsen R, Olsen JH, et al. Cellular telephone use and cancer risk: update of a nationwide Danish cohort. Journal of the National Cancer Institute 2006; 98(23):1707–1713. [PubMed Abstract]
  13. Frei P, Poulsen AH, Johansen C, et al. Use of mobile phones and risk of brain tumours: update of Danish cohort study. British Medical Journal 2011; 343:d6387. [PubMed Abstract]
  14. Muscat JE, Malkin MG, Thompson S, et al. Handheld cellular telephone use and risk of brain cancer. JAMA 2000; 284(23):3001–3007. [PubMed Abstract]
  15. Hardell L, Carlberg M, Hansson Mild K. Pooled analysis of case-control studies on malignant brain tumours and the use of mobile and cordless phones including living and deceased subjects. International Journal of Oncology 2011; 38(5):1465–1474. [PubMed Abstract]
  16. Lönn S, Ahlbom A, Hall P, Feychting M. Long-term mobile phone use and brain tumor risk. American Journal of Epidemiology 2005; 161(6):526–535. [PubMed Abstract]
  17. Aydin D, Feychting M, Schüz J, et al. Mobile phone use and brain tumors in children and adolescents: a multicenter case-control study. Journal of the National Cancer Institute 2011; 103(16):1264–1276. [PubMed Abstract]
  18. Inskip PD, Hoover RN, Devesa SS. Brain cancer incidence trends in relation to cellular telephone use in the United States. Neuro-Oncology 2010; 12(11):1147–1151. [PubMed Abstract]
  19. Little MP, Rajaraman P, Curtis RE, et al. Mobile phone use and glioma risk: comparison of epidemiological study results with incidence trends in the United States. British Medical Journal 2012; 344:e1147.
    [PubMed Abstract]
  20. Deltour I, Johansen C, Auvinen A, et al. Time trends in brain tumor incidence rates in Denmark, Finland, Norway, and Sweden, 1974–2003. Journal of the National Cancer Institute 2009; 101(24):1721–1724. [PubMed Abstract]
  21. Deltour I, Auvinen A, Feychting M, et al. Mobile phone use and incidence of glioma in the Nordic countries 1979–2008: consistency check. Epidemiology 2012; 23(2):301–307.
    [PubMed Abstract]
  22. U.S. Federal Communications Commission (2010). Wireless. Washington, D.C. Retrieved June 18, 2012.
  23. U.S. Federal Communications Commission. (n.d.). FCC Encyclopedia: Specific Absorption Rate (SAR) for Cellular Telephones. Retrieved June 18, 2012.
  24. Howlader N, Noone AM, Krapcho M, et al. (2012). SEER Cancer Statistics Review, 1975–2009 (Vintage 2009 populations). Bethesda, MD: National Cancer Institute. Retrieved June 18, 2012.
Este texto puede copiarse o usarse con toda libertad. Sin embargo, agradeceremos que se dé reconocimiento al Instituto Nacional del Cáncer como creador de esta información. El material gráfico puede ser propiedad del artista o del editor por lo que tal vez sea necesaria su autorización para poder usarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario