EL NUEVO GEN MLXIPL
La dieta mediterránea potencia un gen que ejerce un efecto protector frente al infarto
Un equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición ha descubierto que la dieta mediterránea es clave para que un nuevo gen proteja de la hipertrigliceridemia y el infarto de miocardio.
Redacción. Madrid | 14/02/2014 00:00
Dolores Corella, catedrática de la Universidad de Valencia. (DM)
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Un equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), dirigido por Dolores Corella en colaboración con el Centro de Investigación en Nutrición Humana de Boston (Estados Unidos), ha descubierto que la dieta mediterránea es clave para que un nuevo gen, el MLXIPL (Max-like protein X interacting protein-like), relacionado con los triglicéridos, proteja de la hipertrigliceridemia y el infarto de miocardio.
Se trata de un paso más en la nutrigenética al identificar un nuevo marcador genético, validado en un ensayo clínico, que permitirá diseñar dietas personalizadas para la prevención cardiovascular. Los resultados, publicados en la versión electrónica deCirculation Cardiovascular Genetics, detallan el descubrimiento del gen y sus aplicaciones preventivas.
Datos previos
Estudios previos publicados en 2008 en Nature Genetics identificaron por primera vez el MLXIPL como un nuevo gen asociado con las concentraciones de triglicéridos en humanos. Posteriormente, se formuló la hipótesis de que la asociación de este gen con los triglicéridos se podría modular con la dieta mediterránea. A partir de este hallazgo realizaron el análisis genético de la principal variante funcional encontrada en el gen MLXIPL, denominada rs3812316, en 7.166 participantes en el estudio Predimed. De ellos, un 17 por ciento fue portador de la variante genética G, mientras que los demás fueron homocigotos CC.
Estudios previos publicados en 2008 en Nature Genetics identificaron por primera vez el MLXIPL como un nuevo gen asociado con las concentraciones de triglicéridos en humanos. Posteriormente, se formuló la hipótesis de que la asociación de este gen con los triglicéridos se podría modular con la dieta mediterránea. A partir de este hallazgo realizaron el análisis genético de la principal variante funcional encontrada en el gen MLXIPL, denominada rs3812316, en 7.166 participantes en el estudio Predimed. De ellos, un 17 por ciento fue portador de la variante genética G, mientras que los demás fueron homocigotos CC.
- Se ha clarificado el papel de un patrón dietético, en este caso el mediterráneo, sobre las variantes del gen MLXIPL, lo que podría abrir el camino a dietas preventivas personales
El descubrimiento más relevante de la investigación, descrito por primera vez a nivel mundial, se encontró tras seguir a los participantes en el estudio durante cinco años y observar que las personas con la variante genética G que recibían intervención con dieta mediterránea tuvieron menos incidencia de infartos (estimándose un 60 por ciento menos de riesgo) que las personas homocigotas CC en el mismo grupo de dieta mediterránea. Por el contrario, en los que recibían la dieta control, los portadores de la variante G no tuvieron efecto protector de la genética ni menor incidencia de infartos.
Claros genotipos
"Este hallazgo es muy relevante porque, además de profundizar en los mecanismos por los que la dieta mediterránea puede ejercer sus efectos protectores a nivel general, nos ha permitido identificar un grupo de personas que por su genotipo en el gen MLXIPL se benefician mucho más al seguirla, especialmente en protección del infarto de miocardio", afirma Corella, catedrática de la Universidad de Valencia.
"Este hallazgo es muy relevante porque, además de profundizar en los mecanismos por los que la dieta mediterránea puede ejercer sus efectos protectores a nivel general, nos ha permitido identificar un grupo de personas que por su genotipo en el gen MLXIPL se benefician mucho más al seguirla, especialmente en protección del infarto de miocardio", afirma Corella, catedrática de la Universidad de Valencia.
José María Ordovás, de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), que también ha participado desde Estados Unidos en la codirección, insiste en que es la primera vez que se demuestran los efectos protectores de una variante genética frente al infarto de miocardio y que pueden ser potenciados o anulados por un patrón dietético concreto, en este caso, la dieta mediterránea.
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