Salvar al plátano, a golpe de radiación
La FAO busca crear mutaciones para combatir un hongo
La Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha emprendido una carrera para encontrar una variante de plátanos resistente a un hongo, el sigatoka (Mycosphaerella fijiensis). Y, para ello, ha decidido acelerar lo que sería un proceso natural: en vez de esperar que aparezcan las mutaciones adecuadas, las provoca irradiando las plantas con rayos X y gamma. Para ello tiene un socio de excepción, la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA).
La plaga del hongo afecta ya a más de la mitad de los 4,5 millones de hectáreas de bananos del mundo. El problema es que se trata prácticamente de un monocultivo: más del 95% de las plantas destinadas a comerse crudas son de la misma familia, la Cavendish. Así que si uno se contagia, todas las demás están en peligro.
“El proceso de mutación consiste en irradiar miles de plántulas con dosis de rayos gamma o rayos X que provocan mutaciones aleatorias”, explica la FAO. A continuación, se prueba si son resistentes al hongo. “Fundamentalmente, se trata de un juego de azar: cuanto mejor sea la técnica de filtrado, mayor será la probabilidad de detectar con rapidez una variante única de banano mejorado”, dice.
Curiosamente, el monocultivo actual es fruto de una plaga anterior que llevó a los productores a elegir, todos ellos, una misma variedad. Y esa uniformidad ahora actúa en contra de los agricultores: se trata de plantas casi clónicas, por lo que todas son vulnerables.
El hongo negro, la sigatoka, ataca las hojas de las plantas, no los frutos, explica Esther Domínguez, ingeniera agrónoma de la Asociación de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan). Pero para combatirlo hay que usar grandes cantidades de pesticidas esparcidos con avioneta cada 12 días, lo que implica una contaminación del producto, dice Domínguez.
Aunque en España se diferencia el plátano de Canarias de la banana (cuando es de América, por ejemplo), en verdad son dos subtipos de la misma planta, por lo que en teoría el riesgo también afecta a los frutos españoles. “Si una planta canaria se llevara a un país tropical, sería muy parecida”, admite Domínguez. La diferencia entre ambas cosechas ocurre por las condiciones de crecimiento. “El plátano es una planta tropical, y las islas son subtropicales. Eso hace que el fruto crezca más despacio. De alguna manera, está cocinado a fuego lento, mientras que la banana tropical es de comida rápida”, pone como ejemplo. También el clima y el aislamiento geográfico actúan como barrera.
Por último, en Canarias no está permitida la entrada de otras bananas, lo que dificulta un posible contagio. “En esto las islas también son afortunadas”, dice Domínguez.
El resto del mundo lucha por librarse de la plaga.
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