Todavía está a tiempo para vacunarse contra la gripe
¿Quería ir a vacunarse el otoño pasado para prevenir la gripe, pero por uno u otro motivo nunca lo hizo? ¿Piensa que es demasiado tarde para hacerlo ahora?
De ninguna manera. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), las vacunas pueden servir de protección mientras los virus sigan circulando. Y aunque los brotes de la gripe estacional pueden darse tan pronto como en octubre, la actividad de la enfermedad por lo general alcanza su apogeo en enero o febrero, y puede durar hasta bien entrado mayo.
La FDA desempeña una función clave en asegurar que haya vacunas contra la influenza seguras y eficaces disponibles cada temporada de gripe. De hecho, la labor de producir una nueva vacuna para la próxima temporada de gripe comienza mucho antes de que la actual termine. Para la FDA, es un trabajo de todo el año.
¿Por qué una nueva vacuna?
Según la Dra. Marion Gruber, PhD., directora de la Oficina de Investigación y Evaluación de Vacunas de la FDA, hay varios motivos por los cuales deben producirse nuevas vacunas todos los años.
“Los virus de la influenza pueden cambiar de un año para el otro debido a los diferentes subtipos y cepas que circulan cada año”, señala Gruber. Se necesita una vacuna que incluya las cepas del virus que más se asemejen a las que están en circulación. Las vacunas hechas para el año anterior no pueden usarse porque la protección que proporcionan disminuye con el tiempo.
Identificando las cepas probables del virus
Cada mes de febrero, antes de que termine la temporada de gripe de ese año, la FDA, Organización Mundial de la Salud , los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y otros expertos en salud pública colaboran en la recolección y evaluación de datos de todo el mundo para identificar los virus de la gripe con más probabilidades de causar la mayor parte de las enfermedades la próxima temporada. Con apoyo en esta información y en las recomendaciones de una comisión consultiva, la dependencia selecciona las cepas del virus que los fabricantes autorizados por la FDA incluirán en las vacunas a usarse en los Estados Unidos.
“Entre más parecidas sean las cepas en circulación que causan la enfermedad y las cepas del virus en la vacuna, mejor será la protección contra la influenza”, explica Gruber.
Además, la FDA inspecciona los centros de producción de manera periódica, y prepara y proporciona los reactivos (los componentes de prueba necesarios para estandarizar las vacunas) que los fabricantes necesitarán para producir sus vacunas, así como para verificar su identidad y potencia. La FDA también evalúa la vacuna de cada fabricante todos los años para propósitos de aprobación, conduce la autorización de los lotes (es decir, lleva a cabo ciertas pruebas y evalúa los resultados de las realizadas por los fabricantes en cada lote de la vacuna antes de su distribución), y continúa vigilando la seguridad de las vacunas una vez que son aprobadas para su uso y durante su distribución.
Los científicos de la FDA y de los CDC evalúan de manera rutinaria las denuncias recibidas a través del Sistema de Denuncia de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS) sobre los problemas de salud que pudieran estar relacionados con alguna inmunización.
Los científicos de la FDA y de los CDC evalúan de manera rutinaria las denuncias recibidas a través del Sistema de Denuncia de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS) sobre los problemas de salud que pudieran estar relacionados con alguna inmunización.
La FDA lleva a cabo una vigilancia anual del síndrome de Guillain-Barré —una rara condición neurológica relacionada con la vacuna contra la gripe administrada en 1976—, en colaboración con los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid. Y la dependencia está probando ahora la vigilancia de la influenza con el nuevo Sistema Mini-Sentinel de Rápido Control de la Seguridad de las Inmunizaciones Tras su Autorización (PRISM, por sus siglas en inglés). Si la prueba resulta bien, la FDA podrá vigilar los índices de problemas de salud presentados luego de recibir la vacuna contra la influenza entre los miembros de varios planes de salud de atención para la población en general en los Estados Unidos.
Los CDC también vigilan la seguridad de las inmunizaciones anuales contra la influenza y otras vacunas a través del Enlace de Transmisión de Datos sobre la Seguridad de las Vacunas (VSD, por sus siglas en inglés), mediante una observación casi en tiempo real de la salud de las personas inmunizadas, en colaboración con nueve organizaciones de servicios de salud integradas.
¿Quiénes son los más afectados hasta ahora?
Los CDC siguen la actividad de la influenza todo el año en los Estados Unidos y, en general, los niños y las personas mayores son quienes corren más riesgo de contraerla, pero ocasionalmente circulará algún virus de la gripe que afecte de manera desproporcional a los jóvenes y a los adultos de mediana edad. Hasta ahora, los datos ofrecidos por los CDC sugieren que la de 2013-2014 podría ser una temporada de gripe tal.
Los CDC recibieron un número extraordinariamente alto de informes de enfermedades respiratorias graves entre los jóvenes y los adultos de mediana edad en los dos últimos meses de 2013. Muchos de los casos estuvieron relacionados con la cepa H1N1 de la influenza que afectó a niños y jóvenes adultos cuando surgió por primera vez en 2009, ocasionando una pandemia. El virus H1N1 de 2009 ha circulado todos los años desde el brote de la pandemia. Se desconoce si aquellos más gravemente afectados fueron vacunados, pero esta cepa en particular está incluida en la vacuna de este año y ayudará a proporcionar protección.
“A menudo, las temporadas de influenza y su gravedad son impredecibles. Vacunarse todos los años contra la influenza es la mejor manera de prevenirla entre las personas de más de 6 meses de edad”, advierte Gruber. “Sin embargo, tomar medidas prácticas tales como permanecer en casa cuando se está enfermo, y taparse la boca para toser y estornudar, también pueden ayudar a aminorar la propagación y a reducir al mínimo los efectos de la gripe”.
Además, aunque los medicamentos antivirales no son un sustituto para las vacunas, sí pueden ayudar a tratar la influenza. Tamiflu (fosfato de oseltamivir) y Relenza (zanamivir) son los dos fármacos antivirales aprobados por la FDA que los CDC recomiendan usar contra los virus de la influenza de reciente circulación.
Este artículo está disponible en la página de Artículos para el consumidor de la FDA, en la cual se publican las últimas novedades sobre todos los productos controlados por la FDA.
5 de febrero de 2014
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