Los genes pueden influir en el desarrollo de alergias alimentarias
26/02/2015 - E.P.
Los cambios epigenéticos también podrían ser claves en que la alergia se desarrolle o no en personas predispuestas genéticamente
Investigadores han identificado una región en el genoma humano asociada a la alergia al cacahuete en niños de Estados Unidos, ofreciendo una fuerte evidencia de que los genes pueden jugar un papel en el desarrollo de las alergias alimentarias. El equipo, liderado por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, añade también que los genes no son los únicos implicados, sino que puede haber otros mecanismos moleculares que contribuyen a etar genéticamente predispuestos a desarrollar alergias.
Este es el primer estudio de asociación del genoma completo (GWAS) que identifica un vínculo genético con alergia al cacahuete bien definida, afirma el profesor Xiaobin Wang, director del Centro sobre los Orígenes Tempranos de la Enfermedad en Johns Hopkins e investigador principal del estudio, cuyos resultados se publican en la edición digital de Nature Communications.
Las alergias a los alimentos han aumentado rápidamente en todo el mundo durante los últimos 20 años, convirtiéndose en un importante problema clínico y de salud pública debido a su creciente prevalencia, su potencial para ser mortal y su enorme impacto médico y económico. La alergia al cacahuete es una de las alergias alimentarias de mayor mortalidad y es a menudo una alergia de por vida, a diferencia de las alergias a la leche o los huevos que la mayoría de los niños superan a medida que crecen.
Actualmente no existe una prevención eficaz o tratamiento aprobado por la agencia norteamericana del medicamento (FDA), excepto para el tratamiento de emergencia que se administra después de la exposición accidental. La única estrategia de prevención eficaz es evitar el alimento que desencadena una reacción, algo que puede complicarse dado que las tres alergias más comunes en los niños estadounidenses son al cacahuete, el huevo y la leche, alimentos que se encuentran ampliamente presentes en los alimentos procesados.
En su estudio, Wang y su equipo analizaron muestras de ADN de 2.759 participantes (1.315 niños y 1.444 de sus padres biológicos) inscritos en el Estudio de Alergia Alimentaria de Chicago. La mayoría de los niños tenía algún tipo de alergia alimentaria. Se analizaron aproximadamente 1 millón de marcadores genéticos en todo el genoma, en busca de pistas de que los genes podrían contribuir a un mayor riesgo de desarrollar alergias a los alimentos, incluyendo el cacahuete.
Los investigadores encontraron que una región genómica que alberga genes tales como HLA-DB y HLA-DR y localizada en el cromosoma seis está vinculada a la alergia al cacahuete. Este estudio sugiere que el HLA-DR y la región genética -DQ probablemente plantea riesgo genético significativo para desarrollar dicha alergiaí, ya que representó el 20 por ciento de la alergia en la población estudiada.
Sin embargo, no todas las personas con estas mutaciones desarrollan alergia al cacahuete. Una posible razón es, a juicio de los investigadores, que los cambios epigenéticos también pueden jugar un papel. Los cambios epigenéticos, en el que un grupo metilo se une al ADN, alteran la expresión de un gen sin cambiar su código subyacente. Los niveles de metilación del ADN regulan si las personas con susceptibilidad genética a la alergia al cacahuete la desarrollan o no.
Aunque el estudio representa un "primer paso importante", se necesita más investigación, como entender mejor si la susceptibilidad genética permitirá evaluar los riesgos y predecir de forma temprana las alergias alimentarias, quizás ya en el útero, señala Wang.
A diferencia de los genes, los niveles de metilación del ADN pueden cambiar en respuesta a la exposición ambiental, (en particular, en el útero y durante los primeros años de vida) y los cambios son potencialmente reversibles. Al identificar qué factores ambientales pueden alterar los niveles de metilación del ADN en las personas con genes que los hacen susceptibles a la alergia al cacahuete, los expertos podrían abrir una nueva vía para su prevención y el tratamiento.
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