DESCUBRIMIENTOS SOBRE CÉLULAS EN VIH
Los reservorios del VIH muestran un comportamiento aleatorio
Expertos internacionales debaten en Madrid las lecciones aprendidas de los pacientes de Boston y los nuevos descubrimientos sobre las células T CD4.
María Sánchez-Monge. Madrid |Maria.Sanchez@diariomedico.com | 09/02/2015 00:00
Los denominados pacientes de Boston generaron la esperanza de erradicar el VIH. Pero fue sólo una ilusión. Sin embargo, tal y como ha relatado el principal responsable de su tratamiento, Daniel Kuritzkes, del Hospital Brigham and Women, en Boston, la experiencia no ha sido en vano. "Nos está enseñando cosas importantes sobre los reservorios, sobre cómo podríamos manipular el sistema inmune para atacarlos".
- Daniel Kuritzkes: "Las células infectadas se mantienen dormidas y un buen día despiertan y es como lanzar una cerilla a un montón de periódicos. Eso hace que la erradicación sea un reto mucho mayor de lo previsto"
Kuritzkes ha sido uno de los expertos que ha participado en las jornadas sobre Hitos en Investigación Básica y Clínica del VIH, celebradas en Madrid e impulsadas por Gilead. El encuentro también ha contado con Warner Greene, del Instituto Gladstone de Virología e Inmunología de la Universidad de California, quien ha expuesto sus sorprendentes hallazgos sobre el papel de las células T CD4 en la infección por VIH.
- Warner Greene: "Las células T CD4 mueren de una forma que es más un suicidio que un asesinato. Pero no se trata de apoptosis, sino de piroptosis, que es un proceso muy inflamatorio que activa la caspasa 1"
La historia de Boston se inició cuando dos pacientes con VIH que habían desarrollado linfomas recurrentes requirieron un trasplante alogénico de médula ósea. A ambos se les mantuvo la terapia antirretroviral durante el trasplante porque los fármacos que estaban tomando no presentaban interacciones importantes con la terapia oncológica. "Cuando empezamos a medir cuánto virus quedaba en las células de los pacientes, observamos que disminuía a medida que había más células procedentes del donante en circulación", explica el especialista, quien añade que llegó un momento en que ya no fueron capaces de encontrar restos del VIH.
Interrupción
El equipo de Kuritzkes pensó que "merecía la pena intentar interrumpir el tratamiento antirretroviral". Empezaron con un paciente y, al comprobar que todo iba bien, probaron con el otro. Sin embargo, el virus reapareció a las diez semanas de la interrupción en este segundo individuo, a pesar de que era el que llevaba más tiempo trasplantado. "Era un periodo mayor que si hubiésemos parado la terapia en el típico paciente de VIH, pero resultaba preocupante y decepcionante".
El equipo de Kuritzkes pensó que "merecía la pena intentar interrumpir el tratamiento antirretroviral". Empezaron con un paciente y, al comprobar que todo iba bien, probaron con el otro. Sin embargo, el virus reapareció a las diez semanas de la interrupción en este segundo individuo, a pesar de que era el que llevaba más tiempo trasplantado. "Era un periodo mayor que si hubiésemos parado la terapia en el típico paciente de VIH, pero resultaba preocupante y decepcionante".
La atención se concentró entonces en el segundo paciente, en el que el virus continuó indetectable durante ocho meses. Finalmente, el virus rebrotó de repente y causando síntomas. Actualmente, los dos pacientes se encuentran bien, sin rastro de linfomas, y continúan con terapia antirretroviral. Kuritzkes repasa las lecciones aprendidas: "Está claro que la reacción injerto contra huésped fue la responsable de la reducción del número de células infectadas en los pacientes, y también que la terapia antirretroviral protegió a las células del donante de infectarse. Pero, desafortunadamente, a pesar de nuestra incapacidad para detectar el virus en los análisis que hicimos, el virus persistía en algún sitio y la única forma en que pudimos determinar que seguía presente fue interrumpiendo el tratamiento".
Un trasplante autólogo con células genéticamente modificadas para hacerlas resistentes al VIH podría cosechar un mayor éxito. El principal escollo son los reservorios, que mantienen a las células infectadas dormidas. "Un buen día, aleatoriamente, despiertan, y es como lanzar una cerilla a un montón de periódicos. Eso hace que la erradicación sea un reto mucho mayor porque no sabemos hacia dónde mirar", concluye.
Piroptosis
Warner Greene ha expuesto otra de las sorpresas que ha deparado el VIH. Su equipo ha comprobado que las células T CD4 no mueren como se pensaba. "Sabíamos que el VIH puede infectar estas células, pero el número de ellas que son factorías de virus es muy pequeño y no puede explicar su muerte masiva", expone. Lo que ocurre es que estas células productivamente infectadas pasan el virus a las células adyacentes, pero abortan la vía de reinfección. "Generan sólo un poco de ADN y lanzan una respuesta inmune contra ese ADN, que es lo que mata a las células. Es más un suicidio que un asesinato".
Warner Greene ha expuesto otra de las sorpresas que ha deparado el VIH. Su equipo ha comprobado que las células T CD4 no mueren como se pensaba. "Sabíamos que el VIH puede infectar estas células, pero el número de ellas que son factorías de virus es muy pequeño y no puede explicar su muerte masiva", expone. Lo que ocurre es que estas células productivamente infectadas pasan el virus a las células adyacentes, pero abortan la vía de reinfección. "Generan sólo un poco de ADN y lanzan una respuesta inmune contra ese ADN, que es lo que mata a las células. Es más un suicidio que un asesinato".
Pero no es apoptosis, sino piroptosis, que es muy inflamatoria y está activada por la caspasa 1. "Y lo más importante es que ya hay fármacos que pueden romper ese ciclo de muerte celular", agrega Greene.
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