lunes, 5 de junio de 2017

El tamaño de los reservorios del VIH supera las previsiones - DiarioMedico.com

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PUBLICADO EN 'NATURE MEDICINE'

El tamaño de los reservorios del VIH supera las previsiones

Diversos grupos de investigación se afanan por encontrar una prueba sencilla, rápida y de bajo coste para detectar los virus latentes.
Madrid María Sánchez-Monge | maria.sanchez@diariomedico.com   |  05/06/2017 00:00
 
 

Los dos estados de la infección: latente y activa
Los dos estados de la infección: latente y activa. (DM)
Cualquier intento de curar la infección por VIH fracasará si no se dirige, además de al virus activo, a sus reservorios. Para ello, lo primero es desarrollar métodos que permitan detectarlos y cuantificarlos. Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, han desarrollado una prueba bastante sensible para la detección del VIH latente en los reservorios corporales, que es más rápida y menos cara que la empleada hasta el momento.
El autor principal del estudio, Phalguni Gupta, profesor de enfermedades infecciosas, comenta que la prueba denominada TZA funciona mediante la detección de un gen que se activa exclusivamente cuando el virus del sida se replica, marcándolo para que sea cuantificado posteriormente. El análisis con TZA ofrece resultados en una semana y cuesta un tercio menos que el método que se emplea en la actualidad, llamado qVOA. Además, precisa un volumen sanguíneo mucho menor.
El trabajo, publicado en Nature Medicine, ha mostrado que los pacientes VIH+ asintomáticos tenían una cantidad de virus latente hasta 70 veces superior a lo estimado con la técnica habitual.

Técnicas actuales

José Alcamí, coordinador de la Red de Investigación en Sida del Instituto de Salud Carlos III y miembro del Grupo de Investigación del Sida (Gesida), precisa que, hoy por hoy, "podemos medir muy bien el virus en sangre, a través de la carga viral, y así ver si hay respuesta al tratamiento antirretroviral. En cambio, para medir los reservorios no hay un test fácil".
En palabras del experto, el nuevo trabajo "simplifica un abordaje ya existente". Actualmente hay dos tipos de métodos: de cultivo y moleculares. Los primeros consisten en aislar el virus y cuantificar cuántas células por millón de CD4 están infectadas. "Las cifras a veces son de menos de una por millón", advierte Alcamí, y añade que "este método requiere sacar una gran cantidad de sangre al paciente y es muy laborioso y caro". El abordaje molecular consiste en detectar secuencias del virus. "Es más fácil de hacer, pero se plantea el problema de que una proporción importante de los virus son defectivos y no son capaces de replicarse. Con estas técnicas detectamos todos y, por lo tanto, se sobreestima el reservorio viable".

Mayor sensibilidad

En cambio, técnicas de cultivo suelen subestimar el reservorio porque su sensibilidad es baja. Ahí radicaría uno de los principales puntos fuertes del nuevo test: podría aumentar significativamente la sensibilidad. Sin embargo, Alcamí puntualiza que esta metodología "sigue siendo laboriosa y no accesible a la rutina (solo para ensayos clínicos)".
Javier Martínez-Picado, responsable del Grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos (GREC) de IrsiCaixa, en Barcelona, se muestra más crítico: "Habrá que ver hasta qué punto se puede convertir en una técnica de referencia". Entre otras dudas metodológicas, plantea que "solo se ha explorado en un pequeño grupo de quince pacientes, con correlación entre el ensayo TZA y el qVOA en solo diez de ellos y sin réplicas entre los pacientes".
Por otro lado, considera que los "test estadísticos son dudosos" y, por ejemplo, "no queda claro mirando los gráficos que comparan qVOA con TZA si usan el logaritmo de la media de los datos o la media de los datos logaritmizados". Además, apunta que los autores del estudio "no utilizan en ningún caso nueva tecnología".
En la investigación solo se han empleado, continúa Martínez-Picado, "linfocitos T CD4 no activados, pero no se evalúan otros reservorios virales, especialmente aquellos que están presentes en los tejidos linfoides".
Si tenemos en cuenta todas estas cuestiones, es muy probable que no estemos ante el test definitivo, pero los expertos valoran que representa un intento de progresar en un aspecto mal resuelto hasta la fecha.

Transmisión

Alcamí recuerda que las personas con el VIH que gracias a la terapia antirretroviral mantienen al virus confinado en sus reservorios tienen un riesgo prácticamente nulo de transmitir la infección. Sin embargo, un solo descuido en la toma de una pastilla aumenta la carga viral. "El denominado periodo de perdón de la medicación antirretroviral es muy estrecho", comenta. "Y hay que tener en cuenta que la medicación antirretroviral no protege de otras infecciones de transmisión sexual, que están creciendo enormemente por la práctica de sexo sin medidas de protección".
En España, la Red de Investigación del Sida que coordina Alcamí ha apreciado un estancamiento en la disminución de la infección por VIH. "Durante los últimos ocho años, el número de nuevos casos anuales es casi el mismo: entre 3.500 y 4.000". La razón principal es la que se viene apuntando desde hace tiempo y que se resume en que hay una menor percepción del riesgo; "la gente tiene menos miedo porque ya no es una infección mortal".
En estas circunstancias, y más si se tiene en cuenta la situación sanitaria de los países menos desarrollados del mundo, el combate frente al último bastión del VIH, los reservorios, cobra mayor fuerza. El grupo de Martínez-Picado es uno de los más avanzados del mundo en la investigación de estrategias para acabar tanto con los virus activos como con los dormidos. Entre las múltiples líneas de investigación cabe destacar el trasplante de células madre y la terapia génica. Otra opción muy en boga, aunque todavía está lejos de ser una realidad, es la táctica conocida como sacudir y matar (shock and kill), que, en esencia, consiste en sacar a la luz a los virus latentes para después acabar con ellos.

Obstáculos en prevención

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida), en su informe Brechas en prevención, de 2016, reconoce los grandes progresos que se han hecho en la lucha contra el VIH en todo el mundo. No obstante, recalca que "sigue habiendo problemas en la prevención del VIH en adultos". Desde 2010, "la cifra anual de nuevas infecciones entre la población adulta ha permanecido estable en aproximadamente 1,9 millones". Entre otras barreras para la prevención, destaca que el avance en la distribución y el uso de preservativos se ha estancado, faltan recursos para la reducción del daño asociado a las drogas inyectables y el 40 por ciento de las personas que viven con el VIH desconocen que son VIH-positivas.

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