Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez (PDQ®)–Versión para pacientes
Sistema nervioso central
PUNTOS IMPORTANTES
- Es más probable que los efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal se presenten después del tratamiento de ciertos cánceres infantiles.
- La radiación dirigida al encéfalo aumenta el riesgo de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal.
- Los efectos tardíos que afectan el encéfalo y la médula espinal a veces causan ciertos problemas de salud.
- Los signos y síntomas posibles de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal incluyen dolores de cabeza, pérdida de coordinación y convulsiones.
- Para detectar (encontrar) y diagnosticar problemas de salud en el encéfalo y la médula espinal, se utilizan ciertas pruebas.
- Los sobrevivientes de cáncer infantil quizás sufran de ansiedad y depresión relacionadas con su cáncer.
- Algunos sobrevivientes de cáncer infantil sufren de trastorno por tensión postraumática.
- Los adolescentes a quienes se les diagnostica un cáncer a veces tienen problemas sociales más tarde en sus vidas.
Es más probable que los efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal se presenten después del tratamiento de ciertos cánceres infantiles.
El tratamiento de los siguientes cánceres infantiles, entre otros, a veces causa efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal:
- Leucemia linfoblástica aguda (LLA).
- Tumores en el encéfalo y la médula espinal.
- Cánceres de cabeza y cuello, incluso retinoblastoma.
- Linfoma no Hodgkin.
- Osteosarcoma.
La radiación dirigida al encéfalo aumenta el riesgo de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal.
El riesgo de problemas de salud que afectan el encéfalo y la médula espinal aumenta después del tratamiento con los procedimientos siguientes:
- Radiación dirigida al encéfalo o la médula espinal; en especial, la radiación de dosis altas. Esto incluye la irradiación corporal total que se administra como parte de un trasplante de células madre.
- Quimioterapia intratecal o intraventricular.
- Quimioterapia con dosis altas de metotrexato o citarabina que pueden cruzar la barrera hematoencefálica (revestimiento protector alrededor del encéfalo). Esto incluye quimioterapia de dosis alta que se administra como parte de un trasplante de células madre.
- Cirugía para extirpar un tumor del encéfalo o la médula espinal.
Cuando se administran al mismo tiempo radiación dirigida al encéfalo y quimioterapia intratecal, el riesgo de efectos tardíos es más alto.
Los siguientes factores también aumentan el riesgo de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal en los sobrevivientes de tumor de encéfalo infantil:
- Tener alrededor de 5 años o menos en el momento del tratamiento.
- Ser mujer.
- Sufrir de hidrocefalia y tener colocada una cánula de derivación para extraer el exceso de líquido de los ventrículos.
- Sufrir de pérdida de audición.
- Presentar mutismo cerebeloso después de una cirugía para extirpar el tumor del encéfalo. El mutismo cerebeloso incluye la incapacidad para hablar, pérdida de coordinación y equilibrio, cambios de humor, irritabilidad y llanto agudo.
- Tener antecedentes personales de accidente cerebrovascular.
- Crisis convulsivas.
Los efectos tardíos en el sistema nervioso central también se ven afectados según el lugar del encéfalo o la médula espinal donde se formó el tumor.
Los efectos tardíos que afectan el encéfalo y la médula espinal a veces causan ciertos problemas de salud.
Los sobrevivientes de cáncer infantil que recibieron radiación, ciertos tipos de quimioterapia o cirugía dirigida al encéfalo o la médula espinal tienen un aumento de riesgo de sufrir de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal, así como problemas de salud relacionados. Entre ellos, los siguientes:
- Dolores de cabeza.
- Perdida de la coordinación y el equilibrio.
- Mareos.
- Convulsiones.
- Pérdida de mielina en la vaina que cubre las fibras nerviosas del encéfalo.
- Trastornos del movimiento que afectan las piernas y los ojos, o la capacidad de hablar y tragar.
- Daño en los nervios de las manos o los pies.
- Accidente cerebrovascular. Otro accidente cerebrovascular es ser más probable en los sobrevivientes que recibieron radiación dirigida al encéfalo, en aquellos que tienen antecedentes de presión arterial alta, o aquellos mayores de 40 años en el momento del primer accidente cerebrovascular.
- Sueño durante el día.
- Hidrocefalia.
- Pérdida de control de la vejiga o el intestino.
- Cavernomas (grupos de vasos linfáticos anormales).
- Dolor de espalda.
Es posible que los sobrevivientes también sufran efectos tardíos que afectan el pensamiento, el aprendizaje, la memoria, las emociones y el comportamiento.
Las nuevas formas de administrar dosis dirigidas y más bajas de radiación en el encéfalo reducen el riesgo de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal.
Los signos y síntomas posibles de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal incluyen dolores de cabeza, pérdida de coordinación y convulsiones.
Estos signos y síntomas a veces obedecen a efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal, o a otras afecciones:
- Dolor de cabeza que puede desaparecer después de vomitar.
- Convulsiones.
- Pérdida de equilibrio, falta de coordinación o dificultad para caminar.
- Dificultad para hablar o tragar.
- Problemas para coordinar los movimientos de los ojos.
- Adormecimiento, cosquilleo, o debilidad en las manos o pies.
- Imposibilidad de doblar el tobillo para levantar el pie.
- Adormecimiento súbito o debilidad en la cara, un brazo o una pierna (especialmente en un lado del cuerpo).
- Somnolencia no habitual o cambio en nivel de la actividad.
- Cambios no habituales de personalidad o comportamiento.
- Cambio en los hábitos intestinales o dificultad para orinar.
- Aumento del tamaño de la cabeza (en lactantes).
- Confusión súbita, o dificultad para hablar o entender el habla.
- Dificultad súbita para ver con uno o ambos ojos.
- Dolores de cabeza intensos y súbitos sin causa conocida.
Otros signos y síntomas son los siguientes:
- Problemas de memoria.
- Problemas para prestar atención.
- Dificultad para resolver problemas.
- Dificultad para organizar los pensamientos y las tareas.
- Capacidad más lenta de aprender y usar información nueva.
- Dificultad para aprender a leer, escribir o practicar matemáticas.
- Dificultad para coordinar los movimientos entre los ojos, las manos y otros músculos.
- Demoras en el desarrollo normal.
- Aislamiento social o dificultad para llevarse bien con los demás.
Hable con el médico de su niño si presenta cualquiera de estos problemas.
Para detectar (encontrar) y diagnosticar problemas de salud en el encéfalo y la médula espinal, se utilizan ciertas pruebas.
Las siguientes y otras pruebas se usan para detectar o diagnosticar efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal.
- Examen físico y antecedentes: examen del cuerpo para revisar el estado general de salud, incluso el examen de signos de enfermedad, como masas o cualquier otra cosa que no parezca habitual. También se toman datos sobre los hábitos de salud del paciente, así como los antecedentes de enfermedades y los tratamientos aplicados en cada caso.
- Examen neurológico: serie de preguntas y pruebas para revisar el cerebro, la médula espinal y el funcionamiento de los nervios. El examen verifica el estado mental de la persona, la coordinación y la capacidad de caminar normalmente, así como el funcionamiento normal de los músculos, los sentidos y los reflejos. En algunos casos, un neurólogo o un neurocirujano realizan un examen más completo.
- Evaluación neuropsicológica: serie de pruebas para examinar los procesos mentales y el comportamiento del paciente. Las áreas que se examinan incluyen las siguientes:
- Capacidad de saber quién es y dónde está uno, y qué día es.
- Capacidad de aprender y recordar información nueva.
- Inteligencia.
- Capacidad de resolver problemas.
- Uso del lenguaje hablado y escrito.
- Coordinación visomotora (entre los ojos y las manos).
- Capacidad de organizar información y tareas.
Consulte con el médico de su niño si es necesario someterlo a estas pruebas y procedimientos para determinar si hay signos de efectos tardíos en el encéfalo y la médula espinal. Si son necesarios, pregunte con qué frecuencia se deben realizar.
Los sobrevivientes de cáncer infantil quizás sufran de ansiedad y depresión relacionadas con su cáncer.
Los sobrevivientes de cáncer infantil pueden sufrir de ansiedad y depresión por los cambios físicos, dolores, su aspecto o el miedo de que el cáncer vuelva. Estos y otros factores quizás causen problemas en las relaciones personales, educación, empleo y salud, y causar pensamientos suicidas. Los sobrevivientes con estos problemas a veces tienen menos probabilidades de valerse por sí mismos como adultos.
Los exámenes de seguimiento de los sobrevivientes de cáncer infantil deberán incluir exámenes de detección y tratamiento para un posible sufrimiento psicológico, como ansiedad, depresión y pensamientos suicidas.
Algunos sobrevivientes de cáncer infantil sufren de trastorno por tensión postraumática.
El diagnóstico y el tratamiento de una enfermedad que pone en peligro la vida pueden ser traumáticos. Este trauma a veces causa un trastorno por tensión postraumática (TTPT). El TTPT se define por la presencia de ciertos comportamientos después de una situación que provoca tensión porque se relaciona con la muerte o la amenaza de muerte, o una lesión grave para uno mismo o los demás.
El TTPT afecta a los sobrevivientes de cáncer de las siguientes maneras:
- Se revive el momento del diagnóstico y el tratamiento del cáncer en pesadillas o escenas retrospectivas, y se piensa en ello todo el tiempo.
- Se evitan lugares, situaciones y personas que recuerdan la experiencia con el cáncer.
En general, los sobrevivientes de cáncer infantil tienen grados bajos de TTPT; ello depende en parte del estilo del paciente y los padres para enfrentar dificultades. Los sobrevivientes que recibieron radioterapia dirigida a la cabeza cuando tenían menos de 4 años o los sobrevivientes que recibieron tratamiento intensivo tienen un riesgo más alto de padecer de TTPT. Los problemas familiares y el apoyo social mínimo o inexistente de familiares o amigos, así como la tensión no relacionada con el cáncer, a veces aumentan las probabilidades de sufrir de un TTPT.
Debido a que evitar lugares y personas relacionadas con el cáncer quizás forme parte del TTPT, los sobrevivientes con un TTPT tal vez no reciban el tratamiento médico que necesitan.
Los adolescentes a quienes se les diagnostica un cáncer a veces tienen problemas sociales más tarde en sus vidas.
Los adolescentes a quienes se les diagnostica un cáncer a veces alcanzan menos hitos sociales o los alcanzan más tarde que los adolescentes no diagnosticados con cáncer. Los hitos sociales incluyen tener el primer novio o novia, casarse y tener un hijo. También quizás tengan dificultades para llevarse bien con otras personas o sentir que no son del agrado de otras personas de su edad.
Los sobrevivientes de cáncer de este grupo de edad informaron que están menos satisfechos con su salud y su vida en general en comparación con otros adolescentes de su edad que no tuvieron cáncer. Los adolescentes y adultos jóvenes sobrevivientes de cáncer necesitan programas especiales que les brinden apoyo psicológico, educacional y laboral.
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