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ACTUAR SOBRE ELLA MEJORA LOS RESULTADOS
La dislipemia aterogénica, vía para atajar el riesgo residual
Los especialistas en prevención cardiovascular instan a ser más ambiciosos y a poner dianas en todos los factores de riesgo identificados en la literatura científica, y no sólo en los factores estándar; este cambio de paradigma puede conseguir atajar más eventos cardiovasculares.
Sonia Moreno - Viernes, 8 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
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Jean-Charles Fruchart y Arturo Fernández-Cruz, en la XXIX Lección Memorial Fernández-Cruz.
La prevención cardiovascular debe ser más ambiciosa y atender a un cambio en el paradigma del control lipídico, entre otros, para atajar aún más eventos cardiovasculares. Así se ha puesto de manifiesto en la XXIX Memorial de la Fundación Fernández-Cruz, un encuentro internacional dirigido por Arturo Fernández-Cruz, jefe del Servicio de Medicina Interna y director del Área de Prevención Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid.
Estudios recientes han demostrado que en un porcentaje importante de pacientes tratados con estatinas no se logra la prevención cardiovascular
En esta edición, el médico francés Jean-Charles Fruchart ha merecido el premio de la Fundación Fernández-Cruz. Fruchart, colaborador del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica francés, y del Instituto Pasteur de Lille, ha dedicado parte de su actividad científica al estudio del metabolismo de las lipoproteínas de alta densidad; de sus trabajos se ha podido deducir que los fibratos mejoran el perfil lipídico y que reducen la inflamación vascular a través de la activación de los receptores nucleares PPAR-alfa. El especialista galo preside ahora una fundación (R3I o Iniciativa para la Reducción de Riesgo Residual), sin ánimo de lucro, centrada en la investigación del papel de la dislipemia aterogénica en el riesgo residual de los pacientes tratados con estatinas. "Sabemos por metanálisis recientes que, incluso con el tratamiento con estatinas, hay un porcentaje de pacientes dislipémicos en los que no se logra la prevención cardiovascular; así que tenemos que trabajar ya no sólo en la reducción del colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (LDL), sino también en el aumento del colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDL) y en la disminución de los triglicéridos. Es importante trasladar el mensaje al médico para que cale ya desde la atención primaria y también llevar a cabo amplios estudios epidemiológicos que nos aporten información más precisa sobre los diferentes subgrupos de pacientes dislipémicos". El estudio Realist (acrónimo inglés de Lípidos de riesgo residual y terapias estándar), impulsado por la R3I y en el que participan centros académicos de todo el mundo para determinar la prevalencia de la dislipemia aterogénica, es un ejemplo.
Arturo Fernández-Cruz coincide en ello: "Hay mucho espacio por mejorar; sabemos por estudios de referencia que con la prevención secundaria sólo se consigue que el 24 por ciento de los pacientes reduzcan sus posibilidades de fallecer por evento cardiovascular, no así en el resto. Algo se nos está escapando. Por eso, hay que poner dianas en todos los parámetros de riesgo, no sólo en el LDL, y particularmente en el caso de la dislipemia aterogénica prestarle mucha más atención a nuevos factores de riesgo ya identificados como son la Apo A, Apo B y el colesterol no-HDL. En definitiva, debemos aumentar la eficiencia al actuar sobre otros parámetros que son marcadores de riesgo pero que en el momento actual no son dianas, a pesar de que se han propuesto en las guías que deben medirse".
En este nuevo paradigma el catedrático español considera que aumentará el peso de factores como la medición de Lp-LPA2 y los estudios no invasivos de la edad vascular, esto es, la edad del paciente atendiendo a sus vasos, obtenida por medio de estudios de imagen como la TC multicorte.
Hay que actuar sobre los parámetros que son marcadores de riesgo pero no se consideran dianas terapéuticas, aunque se recomienda su medición
Fruchart también ha recordado que, además de la dieta y el ejercicio, existen fármacos, "y nada caros", para tratar en asociación con las estatinas a este tipo de pacientes, "pero es preciso cambiar la mentalidad del médico. Con un control adecuado se podría reducir un 25 por ciento más el riesgo cardiovascular en pacientes con dislipemia aterogénica".
En dos años, presentes en la consulta
Los hábitos de vida, fundamentalmente el sedentarismo y una dieta desequilibrada, han hecho mella en el hombre moderno: "Nuestros genes no se han adaptado a este nuevo estilo de vida y ése es el principal problema", asegura Jean-Charles Fruchart, para quien la información que se derive de los polimorfismos implicados en el riesgo cardiovascular podrá trasladarse pronto a la práctica clínica. "Tardará poco en llegar", aventura Arturo Fernández-Cruz. "Ya se puede obtener el genoma completo de un individuo; ahora hay que determinar cuál es el paquete bioestadístico de manejo de esta información, y eso estará disponible en dos años; a partir de entonces podremos determinar el grado de riesgo e intervenir de forma más eficaz". La industria también tendrá que adaptarse y los tratamientos dejarán de ser café para todos con la farmacogenómica.Otros aspectos debatidos en la Lección Memorial han sido el paciente arrítmico y/o en fibrilación auricular, las novedades en la enfermedad vascular periférica y el papel de la terapia celular.
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International Journal for Equity in Health
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