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ESPAÑA
REALIZAR CRIBADO ES CLAVE, IGUAL QUE LA PALIACIÓN HASTA EL TRASPLANTE
La radiología intervencionista es útil en hepatocarcinoma
El Congreso de la Sociedad Europea de Radiología Cardiovascular e Intervencionista (Cirse), que se ha celebrado en Valencia, ha destacado la relevancia de la especialidad en el abordaje del hepatocarcinoma. Puede ofrecer tratamientos paliativos e incluso curativos.
Enrique Mezquita Valencia - Lunes, 11 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
El carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma es un tumor frecuente (10-12 casos nuevos en España por cada 100.000 habitantes/año) y representa un gran problema sanitario y social. A ello también contribuye que debe abordarse en pacientes con patología compleja, ya que el 80 por ciento de los afectados son cirróticos.
* Una ecografía cada seis meses en cirróticos detecta precozmente al paciente y proporciona un diagnóstico de extensión para ver cuál es el problema
En este contexto, José Ignacio Bilbao, radiólogo intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra, ha remarcado en el Congreso de la Sociedad Europea de Radiología Cardiovascular e Intervencionista (Cirse), celebrado en Valencia, que la radiología en general tiene un papel primordial tanto en la detección y abordaje precoz como en el tratamiento de esta patología: "En primer lugar, como recomiendan las guías, es necesario que haya programas de cribado en pacientes cirróticos. Una ecografía bien hecha cada seis meses permite detectar precozmente a estos pacientes y proporciona un diagnóstico de extensión para ver con qué problema nos enfrentamos".
* Introduciendo de forma percutánea una aguja en el interior del hígado, y por ablación, se puede lograr necrosis tumoral y resultados similares a la cirugía
Más supervivencia
Dentro de este enfoque, la radiología intervencionista puede ofrecer tratamientos paliativos para alargar el plazo hasta la llegada de un trasplante o incluso curativos, lo que supone una supervivencia larga para el paciente. Según Bilbao, "tras una anestesia local o sedación mínima, es posible introducir una aguja de forma percutánea en el interior del hígado y, a través de técnicas de ablación, conseguir una necrosis tumoral y, en muchos casos, resultados similares a la cirugía".
Otra posibilidad es introducir catéteres por punción percutánea o, gracias a una cateterización mínima, por la arteria femoral, y tratar exclusivamente el tumor. "Introduciendo un catéter submilimétrico -0,7 ó 0,8 milímetros de diámetro- con guiado radiológico, podemos obtener resultados altamente satisfactorios", ha destacado. Además, estos tipos de abordajes también pueden emplearse para tratamientos específicos basados en la introducción de fármacos.
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lunes, 11 de octubre de 2010
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