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ESPAÑA
Para pacientes con lesiones cerebrales
Un sistema de red EECoG eleva las posibilidades en interfaz cerebro-ordenador
Con sólo quince años, Daniel Moran supo a qué iba a dedicar su carrera. En su segundo año de instituto, su temporada en el equipo de beisbol se truncó al romperse el brazo, y ese mismo año un buen amigo se rompió el cuello.
D.R.C. - Viernes, 25 de Febrero de 2011 - Actualizado a las 00:00h.
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Ambas desgracias enfocaron su interés por el desarrollo del mejor interface cerebro-ordenador posible (BCI, por sus siglas en inglés), una comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo, que se suele emplear en personas con lesiones cerebrales.
La carerra de Moran, profesor asociado de Ingeniería Biomédica y Neurobiología en la Facultad de Ingeniería y Ciencia Aplicada de la Universidad de Washington, en San Luis, ha coincidido con el rápido desarrollo de los interfaces cerebrales. Al principio se intentaba que, mediante BCI un paciente pudiera mantener el control de un cursor en dos dimensiones. Ahora las investigaciones se centran en el control mental de los nervios y los músculos en un brazo paralizado.
Existen cuatro tipos de BCI, y para sus estudios Moran ha escogido las redes de electrodos con forma de disco que se emplazan dentro del cráneo pero fuera de la duramadre (EECoG, por sus siglas en inglés).
Junto a Justin Williams, de la Universidad de Wisconsin, Moran ha construido una red de 32 canales lo suficientemente pequeña como para ajustarse a los límites de la corteza motora sensitiva del cerebro. Además, han comprobado que los electrodos, con una separación inicial de un centímetro, mantienen su independencia aunque se coloquen a tan sólo unos milímetros de distancia.
Lo que ahora pretenden es introducir la red en el cráneo de un macaco y entrenarle para que controle un modelo computacional de un brazo desarrollado anteriormente por Moran.
Nuevas aplicaciones
Inicialmente, las aplicaciones clínicas se centran en pacientes con daño medular y una movilidad muy reducida. Sin embargo, "con el tiempo esperamos que estas técnicas se puedan emplear en otras discapacidades neurológicas, como la esclerosis lateral amiotrófica, o incluso en amputados", ha avanzado Moran a Diario Médico.
El siguiente paso será desarrollar un sistema inalámbrico que sea aprobado por la entidad reguladora estadounidense -la FDA- y que permita que el dispositivo se implante en el interior del cráneo sin cables alrededor de la piel. "Esto reduciría significativamente el riesgo de infecciones y nos posibilitaría avanzar en los ensayos clínicos".
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