Ciencia
Cómo guarda y rescata pensamientos el cerebro humano
Investigadores de EE.UU. se sumergen en los procesos de la memoria para descubrir cómo se graban los recuerdos y como se relacionan entre sí
Día 01/07/2012 - 18.50h
Por qué el olor a hierba recién cortada puede evocar el verano, o una canción a un buen amigo. Cómo se almacenan y recuperan recuerdos es un proceso del que todavía queda mucho por conocer. Se sabe dónde están, pero no las relaciones entre unos y otros. Un grupo de investigadores ha buscado las «huellas» de la memoria y ha descubierto que algunas personas guardan lo que aprenden de manera semántica, es decir, según su significado.
«Creemos que hay gente que almacena lo que aprende de manera semántica, otra que lo hace de según el momento de aprendizaje, y de otras muchas formas», afirmó Jeremy Manning, investigador de la Universidad de Princeton. Según él, conocer qué proceso sigue cada individuo permitiría diseñar estrategias para aprender más en menos tiempo.
El estudio, publicado en la revista Journal of Neuroscience, se realizó entre pacientes con epilepsia a punto de ser sometidos a una neurocirugía. Esto permitía conectarles electrodos directamente sobre el cerebro y estudiar su actividad neuronal con mucha más precisión. «Podíamos estudiar un área mucho más pequeña, y tomar datos miles de veces por segundo, algo imposible si no abres el cráneo», explicó Manning.
A los sujetos se les presentó una lista de 15 palabras a un ritmo de una por segundo mientras se medía la «huella» eléctrica que dejaba cada una de ellas. Después de un tiempo de descanso en el que hacían cálculos matemáticos —para centrar la mente en otra tarea—, se les pidió que las dijesen de viva voz, en el orden que quisieran. Los investigadores querían medir cuántos agrupaban las palabras que recordaban según su significado. Unos lo hicieron y otros no, por lo que dedujeron que no todo el mundo sigue la misma estrategia.
Recuerdos semánticos
Para saber si dos palabras tienen relación semántica —de significados— los investigadores utilizaron un modelo conocido como Análisis Semántico Latente (LSA). Éste analiza decenas de miles de documentos escritos y busca las palabras que suelen aparecer juntas. Por ejemplo, es probable que en cualquier texto sobre «martillos» se hable también de «clavos», pero en muy pocos aparecerá la palabra «ganso». Por tanto, «martillo» y «clavo» tienen más relación semántica que «martillo» y «ganso». Esta cercanía entre palabras se puede representar en una escala del 0 (ninguna) al 100 (su significado es el mismo).
El estudio reveló que algunos de los sujetos del estudio agrupaban las palabras en su cabeza según el modelo del LSA. A la hora de recordarlas, las más parecidas semánticamente aparecían juntas. «Los patrones mentales de cada persona forman una especie de ‘huella neuronal’ que permite saber cómo organizan sus recuerdos y pensamientos a través de las asociaciones entre palabras», dijo Manning. También afirmó que sus técnicas se pueden trasladar al estudio de distintas maneras de relación: temporal —según el momento de aprendizaje—, por tamaño, aspecto, textura y otras. «El problema ahora es que, de momento, sólo podemos ponerlo a prueba con pacientes con el cerebro al descubierto», explicó.
Algunas personas guardan lo que aprenden de manera semántica
Para avanzar en este proceso Jeremy Manning se ha mudado a la Universidad de Princeton para intentar desarrollar un método que permita continuar con estos estudios sin necesidad de cirugías invasivas.
«Queremos desarrollar una técnica que permita resultados similares usando Imágenes de Resonancia Magnética funcional (IRMf)», afirmó. Aunque no se atreve a predecir cuándo estará lista, ni siquiera si lo conseguirán.
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