jueves, 9 de octubre de 2014

Ácidos grasos Omega 3, fundamentales en el desarrollo cerebral del recién nacido

Ácidos grasos Omega 3, fundamentales en el desarrollo cerebral del recién nacido



La revista de la farmacia clínica y los gestores hospitalarios



09 de Octubre de 2014

Ácidos grasos Omega 3, fundamentales en el desarrollo cerebral del recién nacido

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Aumentar el consumo de pescado y lácteos, y utilizar alimentos enriquecidos con ácidos grasos son algunas de las claves para incidir positivamente en el desarrollo de los niños. 
La alimentación durante el embarazo, y en especial el aporte de ácidos grasos Omega 3 DHA, está directamente relacionada con el desarrollo cerebral y de la retina de los recién nacidos. Por esta razón, la alimentación de la madre en el embarazo y lactancia resulta vital para lograr un mejor coeficiente intelectual del pequeño y para preservar su capacidad de aprendizaje y memoria. Esta ha sido una de las conclusiones de la ponencia Omega 3 y DHA. Impacto en función cognitiva en las primeras etapas de la vida”, impartida por la doctora Rosa María Ortega Antacatedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, en elXV Seminario de Nutrición “Avances en nutrición y su impacto sanitario y socia”, celebrado en la sede conquense de la UIMP. Durante su intervención, la doctora Ortega subrayó la importancia fundamental de los ácidos grasos Omega 3 DHA en la construcción de estructuras del sistema nervioso y de la retina del niño durante el embarazo y primeras etapas de su vida.
“Un aporte insuficiente de ácidos grasos Omega3 DHA puede dar lugar a secuelas irreversibles, un dato muy relevante, ya que un elevado porcentaje de la población tiene ingesta insuficiente de estos ácidos grasos”, apunta la especialista. En concreto, la doctora Ortega se refirió a un estudio realizado entre mujeres españolas que puso de relieve que un 79,5% de las estudiadas tenían una insuficiente ingesta de ácidos grasos Omega 3. De ahí que la experta señale que “el riesgo de asumir un embarazo, y posterior lactancia, con situación algo inadecuada en relación con los ácidos grasos Omega 3, y con el DHA en concreto es bastante frecuente. Este hecho resulta preocupante, dado que el desarrollo cerebral y de la retina de los recién nacidos podría ser mejor si el aporte de estos ácidos grasos fuera el óptimo”.

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