El ejercicio reduce la fatiga percibida en EM

Los resultados preliminares de un trabajo que combina entrenamiento de fuerza y de acondicionamiento muestran una mejora funcional.

Enrique Mezquita. Valencia | dmredaccion@diariomedico.com | 20/10/2014 16:43

Imagen del momento de máxima extensión del test isocinético de fuerza realizado por los pacientes con esclerosis múltiple en las instalaciones deportivas del campus de Elche. (Ramón Jesús Gómez i Illán)

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La fatiga aparece en algún grado en la mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple (EM) -entre el 75 y el 90 por ciento en algún momento de su evolución- y más de la mitad la definen como el síntoma más limitante de la actividad diaria, afectando a la calidad de vida y a las esferas social, laboral, física y emocional.

Tradicionalmente, a los pacientes con EM se les recomendaban estrategias de conservación de la energía como no andar largas distancias o no cargar mucho peso. Los resultados preliminares de un estudio realizado por Ramón Jesús Gómez i Illán, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y egresado del Máster Universitario en Rendimiento Deportivo y Salud de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, han determinado que precisamente los pacientes pueden reducir la fatiga percibida e incrementar su rendimiento funcional mediante una serie de entrenamientos combinados de fuerza y ejercicios de acondicionamiento físico. El objetivo del trabajo, tituladoEfectos de un entrenamiento de fuerza sobre la fatiga producida por la esclerosis múltiple y tutorizado por el profesor de la UMH Raúl Reina, es comprobar los efectos de un entrenamiento de la fuerza sobre la fatiga que sufren pacientes de EM.

Los pacientes con EM pueden elevar su rendimiento funcional y reducir la fatiga que conlleva la patología con la realización de ejercicios de fuerza y de acondicionamiento

Fase de intervención
Para llevar a cabo el proyecto, realizado en colaboración con el Servicio de Neurología del Hospital General de Elche, se ha estudiado a diecinueve participantes (cinco hombres y catorce mujeres), divididos en un grupo de intervención -que realizó un programa de doce semanas de entrenamiento de fuerza- y otro de control. En una primera fase de la investigación, se llevó a cabo un programa de acondicionamiento físico general para, progresivamente, realizar otro de intervención personalizado en función de la fuerza máxima que los pacientes eran capaces de ejecutar.

Gómez i Illán, ponente en las VIII Jornadas Técnicas de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Elche y Crevillente (Aemec), celebradas en el Hospital General Universitario de Elche, ha explicado a DM que "se realizaron valoraciones mediante dinamometría isocinética y test funcionales de la fuerza ejercida por la musculatura del tren inferior, medida al inicio, en el ecuador, al final de la intervención, y tras dos meses de la finalización de la misma -fase en la que se encuentra actualmente el estudio-.

Durante el estudio se realizaron valoraciones mediante dinamometría isocinética y test funcionales de la fuerza ejercida por la musculatura del tren inferior de los pacientes

Por su parte, la fatiga percibida se registró con cuestionarios específicos, tomados diaria, semanal y mensualmente". Tras los resultados, se ha detectado que el grupo de intervención mejoró su funcionalidad y el de control se ha estabilizado.

De hecho, se ha demostrado que muchos han sido capaces de entrenar con volúmenes de hasta el 90 por ciento de lo que sería una repetición máxima, lo que abre perspectivas de investigación en cuanto a la prescripción de actividad física en pacientes con EM, "combinando otros tipos de trabajos como el de potencia o ejercicio de estabilización del tronco".

Percepción
El estudio se ha complementado con un análisis de los aspectos motivacionales y una entrevista semiestructurada sobre la percepción del efecto del entrenamiento sobre los pacientes, que ofrecen resultados interesantes acerca de la mejora en la calidad de vida. "En la comparación de los resultados pre y postestudio, se ha comprobado una mejora del estado de ánimo general (humor, relación con otras personas...), un cambio de actitud positivo al realizar actividades de la vida diaria y una percepción positiva de lo que el deporte les podía aportar". Además, es necesario comparar estos datos con el retest (realizado a los dos meses), ya que "se tomaron en septiembre, lo que supone que han pasado el primer verano tras completar la preparación física".

Los datos "están a la espera de su análisis y comparación con los obtenidos de forma cuantitativa con las mediciones de fuerza y la fatiga percibida". No obstante, "se prevé seguir trabajando en esta línea para ver sus efectos a largo plazo. Se pretende iniciar un nuevo trabajo, que pudiera implicar a otros hospitales de la zona, en el que se exploren nuevas formas de trabajo y acondicionamiento físico en estos pacientes".