Los monitores de campamentos no saben cómo administrar la adrenalina
Los campamentos de verano deben incluir adrenalina en sus botiquines para tratar la anafilaxia
· Cuatro de cada diez campamentos no ofrecen información sobre alergias en sus páginas web, según un estudio de SEICAP
· Muchos padres tienen miedo de llevar sus hijos a campamentos porque no tienen garantizada su seguridad
Madrid, 29 de junio de 2016. Los campamentos de verano deben incluir al menos dos autoinyectores de adrenalina en sus botiquines para tratar los casos de anafilaxia en niños con alergia, según reclama la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Un análisis realizado por SEICAP sobre los programas de formación de monitores de tiempo libre que trabajan en lugares de este tipo y las páginas web de 30 campamentos ha comprobado que estos medicamentos no son habituales en los campamentos y que los monitores no tienen formación en enfermedades alérgicas. La SEICAP pide también una mayor sensibilización y concienciación sobre alergias infantiles, lo que implica su inclusión en los programas de formación de los monitores, la integración y adaptación completa de estos menores en la normal convivencia del campamento y medidas de actuación y emergencias que permitan el contacto con los padres y los servicios de salud.
Las reacciones anafilácticas en niños ocurren con frecuencia fuera de casa, en comidas, excursiones, en la escuela o campamentos, como el ocurrido hace dos años en una granja escuela de Madrid. Están causadas sobre todo por alimentos (entre el 30 y el 50% de los casos) o el veneno de himenópteros, también frecuentes en verano, según datos de la SEICAP. “Es cada vez más frecuente que haya algún niño con una enfermedad alérgica pues uno de cada diez sufre asma y entre un 4 y un 8% tiene algún tipo de alergia alimentaria”, indica el doctor Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la SEICAP.
Un trabajo publicado este mes en la revista Annals of Allergy, Asthma and Inmunology concluye que el 84% del personal que trabaja en campamentos desea información adicional sobre alergias alimentarias. “Los programas de formación de los monitores deben incluir temas como el asma, la alergia alimentaria y la alergia por picadura de himenópteros, debido a las graves consecuencias que pueden tener en caso de anafilaxia”, destaca. La realidad es que estos programas forman sobre primeros auxilios “pero nada sobre alergias infantiles, por lo que en caso de que sea necesario no sabrán detectar una reacción anafiláctica y mucho menos aplicar los autoinyectores de adrenalina, aunque los niños lleven consigo esta medicación de emergencia”, insiste.
Tampoco es habitual que exista servicio de enfermería o personal enfermero en los campamentos, según el análisis realizado por SEICAP. De hecho, solo el 23% afirman tener este espacio y, de ellos, solo una quinta parte cuenta con un enfermero. Por otra parte, en cuatro de cada diez no se mencionan en ningún apartado las alergias infantiles y los que lo hacen es sólo para reseñar que incluyen menús adaptados. En ningún caso se habla de medidas de actuación y evitación de riesgos. “La falta de información, formación y medidas hace que muchos padres tengan miedo de llevar sus hijos campamentos porque no tienen garantizada su seguridad ni atención en caso de reacción anafiláctica”, informa el doctor Juliá. En cuanto a la asistencia sanitaria, sólo uno de cada tres informa sobre la localización de los centros de salud o de urgencias hospitalarias más próximos e incluso un porcentaje menor indica la disposición de vehículos de apoyo para emergencias.
Campamentos para alérgicos
Para paliar la falta de control y formación de los campamentos de verano la SEICAP organiza y subvenciona cada año campamentos destinados a niños con asma y alérgicos a alimentos. Este año da cobertura a dos de Cataluña, uno en Madrid, otro en Valencia y otro en Andalucía. En ellos aprenden, mientras juegan, aspectos como las crisis anafilácticas, cómo detectarlas y cómo aplicar un autoinyector de adrenalina. “Solo les diferencia del resto el control sanitario, el personal formado y un mayor control en las comidas, cuestiones que sería muy fácil garantizar en cualquier campamento”, indica el doctor Juan Carlos Cerdá, miembro del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la SEICAP, que organiza desde hace 25 años campamentos para niños con asma en Valencia.
Las comidas durante la estancia en campamentos de verano también “preocupan a los padres de niños con alergias alimentarias ya que, en los casos graves, una ingesta accidental del alimento causante, por pequeña que sea, puede acabar en anafilaxia y resultar fatal”, afirma el doctor Cerdá. En más de la mitad de los casos se incluye un apartado sobre las alergias en las fichas de inscripción, pero sólo en uno de los 30 analizados se informa los protocolos en el comedor y la cocina para evitar riesgos y confusiones. “Cada vez es más frecuente encontrarse con campamentos que incluyen menús específicos para intolerantes al gluten o la lactosa pero no se presta atención a las alergias”, subraya. Así, hay cinco campamentos de los analizados que mencionan tener menús específicos para intolerantes al gluten pero no especifican nada sobre las alergias. En las hojas informativas como en las fichas de inscripción sólo se habla de requerimientos nutritivos especiales. Incluso en uno de ellos es necesario llevar alimentos especiales o pagar más por ellos. “Parece como si quisieran evitar que estos niños se inscriban. Hay que intentar no discriminarles y favorecer su integración y convivencia”, comenta.
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