Las ‘tormentas’ de citoquinas pueden afectar la gravedad del COVID-19 al reducir los recuentos de células T, según el estudio ‘Reduction and Functional Exhaustion of T Cells in Patients With Coronavirus Disease 2019 (COVID-19)’, publicado en la revista Frontiers in Immunology. Los investigadores que estudiaron casos en China descubrieron que los pacientes enfermos tenían un número significativamente bajo de células T, lo que correlacionaron negativamente con la gravedad del caso.
Asimismo, encontraron una alta concentración de citocinas, una proteína que normalmente ayuda a combatir las infecciones. Demasiadas citocinas pueden desencadenar una respuesta inflamatoria excesiva conocida como ‘tormenta’ de citoquinas, que hace que las proteínas ataquen a las células sanas.
Recuento de linfocitos T
El estudio sugiere que este tipo de coronavirus no ataca a las células T directamente, sino que desencadena la liberación de citoquinas, que luego impulsa el agotamiento de las células T. La investigadora Yongwen Chen, de la Tercera Universidad Médica Militar en China, ha hablado de la necesidad de “prestar más atención a los recuentos de células T y su función, en lugar de la función respiratoria de los pacientes”. En su opinión, “puede ser necesaria una intervención temprana más urgente en pacientes con bajo recuento de linfocitos T”.
Esta experta se ha referido al “papel central de la respuesta de las células T contra las infecciones virales, especialmente en la etapa inicial, cuando los anticuerpos no están todavía estimulados”.
Hospitales de Wuhan
Para la realización del estudio se analizaron los datos de 522 pacientes con COVID-19, junto con 40 controles sanos. Los pacientes ingresaron en dos hospitales de Wuhan entre diciembre de 2019 y enero de 2020, con edades entre 5 días y 97 años. Se registraron los linfocitos de 499 personas, de las que el 76% tenía recuentos de células T totales significativamente bajos. Los pacientes de la UCI tenían recuentos de células T significativamente más bajos en comparación con los casos que no son de la UCI, y los pacientes mayores de 60 años tenían el menor número de células T.
Los investigadores indican que las células T que sobrevivieron estaban agotadas y no podían funcionar a plena capacidad. Esto no solo tiene implicaciones para los resultados de los pacientes con COVID-19, sino que el agotamiento de las células T deja a los afectados más vulnerables a la infección secundaria y exige una mayor atención.
En opinión de Yongwen Chen, la investigación futura debería centrarse en encontrar subpoblaciones más finas de células T para descubrir su vulnerabilidad y efecto en la enfermedad, así como identificar fármacos que recuperen el número de células T y aumenten la función. En este sentido, han indicado que tocilizumab puede ser efectivo, pero debe investigarse en el contexto de la gravedad del COVID-19. Además, antivirales como remdesivir también pueden prevenir la progresión del agotamiento de las células T, pero todos los tratamientos futuros requerirán más estudios.