lunes, 10 de febrero de 2014

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La hepatitis alcohólica es una enfermedad grave y de alta mortalidad precoz



Madrid (11/02/2014) - Redacción

• El diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento en los pacientes con peor pronóstico, es el objetivo de los especialistas de la Fundación Española del Aparato Digestivo

• La abstinencia del alcohol es un punto clave del tratamiento, pero solo lo consigue una tercera parte de los pacientes tratados

Los resultados de un estudio publicado en la Revista Española de Enfermedades Digestivas (REED) firmado por un grupo de investigadores de la Unidad de Hepatología del Servicio del Aparato Digestivo del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) encabezado por la Dra. Ana Bargalló, que recoge un seguimiento de 5 años a pacientes ingresados y diagnosticados de Hepatitis Alcohólica, constatan las elevadas tasas medias de mortalidad precoz: el 16,9 por ciento de los pacientes murió durante el primer mes, el 36,1 por ciento a los 6 meses y el 39,3 por ciento al año. La editorial publicada en el mismo número de la citada revista y firmada por el Dr. Juan Caballería del Hospital Clínic de Barcelona insiste en que la abstinencia de alcohol es el factor pronóstico más importante en pacientes con Hepatitis Alcohólica. Por este motivo, los expertos de la FEAD (Fundación Española del Aparato Digestivo) alertan de los peligros del alcohol para la salud y especialmente sobre el hígado.
Aunque la Hepatitis Alcohólica tiene tratamiento, la mayoría de los pacientes también presenta cirrosis u otras enfermedades hepáticas, por lo que es todavía más difícil de tratar y aún más de curar. Este estudio refleja que aproximadamente una cuarta parte de los pacientes que fallecieron lo hicieron en los primeros 15 días de ingreso, cifra que representa el 64 por ciento de la mortalidad intrahospitalaria.
La hepatitis alcohólica es una enfermedad muy grave asociada directamente al consumo elevado y prolongado de alcohol. La incidencia de esta enfermedad se desconoce, pero se calcula que afecta aproximadamente a un 20 por ciento de las personas que tienen un consumo de alcohol importante. Normalmente, estas personas ya sufren una enfermedad hepática previa, lo que dificulta el tratamiento y en consecuencia la curación, hasta el punto que más de un 35 por ciento de los pacientes con hepatitis alcohólica muere en los 6 primeros meses del inicio del síndrome clínico.
La hepatitis alcohólica forma parte de un grupo de hepatopatías todas ellas relacionadas con el alcohol, y que presentan unas cifras de supervivencia a largo plazo relativamente bajas. Solo sobreviven más de cinco años el 58 por ciento de los pacientes con hepatopatía alcohólica, el 49 por ciento de pacientes con cirrosis provocada por el consumo de alcohol y el 33 por ciento de pacientes con Hepatitis Alcohólica sobre una cirrosis previa.
La edad típica de presentación la hepatitis alcohólica se sitúa entre los 40 y los 60 años y es una enfermedad predominantemente masculina. "Pero no debe asociarse esta enfermedad con la marginalidad o las borracheras, existe un bebedor social capaz de ingerir a lo largo del día cantidades elevadas de alcohol sin ser consciente de ello ni llegar nunca a estar ebrio, pero que está poniendo su salud en peligro", explica el Dr. Miguel Ángel Simón Marco, experto de la FEAD en patología hepática.
Diagnóstico precoz y abandono del alcohol
Este hecho refleja la necesidad de un pronóstico precoz y de iniciar también de forma temprana los tratamientos apropiados en los pacientes con peor pronóstico. "Conseguir una correcta estatificación de la enfermedad que nos permita pronosticar la supervivencia del paciente, realizar el tratamiento adecuado para el paciente y reaccionar cuando vemos que no está funcionando, es el objetivo de los especialistas del Aparato Digestivo", explica el Dr. Simón. "Para ello disponemos de diferentes índices pronósticos que nos permiten, a través de la medición de parámetros como la bilirrubina, la función renal o la creatinina, clasificar al paciente y empezar a actuar".
"Por otro lado, la abstinencia al alcohol es un punto clave del tratamiento", explica el Dr. Miguel Ángel Simón, "si no se consigue, los tratamientos serán poco efectivos y lo más importante, puede dificultar la realización de otros tratamientos como el trasplante hepático". El estudio muestra que solo consiguió dejar de beber una tercera parte de los pacientes, en concreto el 31,4 por ciento, y que éstos mostraron una tendencia a mejorar la supervivencia.
Dada la gravedad y elevada mortalidad de la hepatitis alcohólica, la cirrosis provocada por el consumo de alcohol, y otras enfermedades hepáticas, la FEAD alerta de los peligros que la adicción al alcohol tiene para la salud en general y para el hígado en particular, en una sociedad donde cada vez está más extendido el consumo social de alcohol y muy especialmente entre los jóvenes.

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