La leche materna promueve un mejor crecimiento de la flora intestinal
(05/09/2012) - E.P.
Es el primer estudio que examina los efectos de la nutrición infantil en la forma en que crecen bacterias
Investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han descubierto que la leche materna provoca un crecimiento de la flora intestinal de los niños diferente al que causan los preparados de leche maternizada que hace que sea más recomendable para protegerles de infecciones y enfermedades.
En concreto, y según los resultados de un estudio publicados en la revista Current Nutrition & Food Science, han observado que fomenta la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal, lo que permite la absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmune.
Estudios previos habían demostrado que la leche materna reduce la incidencia de infecciones por diarrea, gripe y enfermedades respiratorias durante la infancia, al tiempo que protege contra el desarrollo posterior de las alergias, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y otras enfermedades.
Pero, dado que los científicos han ampliado su conocimiento sobre el papel de flora intestinal, trataron de observar si la alimentación de los primeros meses de vida también puede ser beneficiosa para el universo microbiano del intestino.
En el estudio, los investigadores hicieron crecer bacterias en muestras de leche maternizada, leche de vaca y leche materna. Para el primer caso, William Parker, autor principal y su equipo, utilizaron tres marcas de cada uno de los productos más populares y leche a base de soja, y leche entera.
La leche materna fue procesada para separar diferentes componentes, incluyendo proteínas, grasas e hidratos de carbono. También probaron una forma purificada con inmunoglobulina A secretora, (SIgA), abundante en la leche materna y que ayuda a establecer el sistema inmunológico en el niño.
Las fórmulas infantiles, los productos lácteos y la SIgA se incubaron con dos cepas de la bacteria 'E. coli'.
En cuestión de minutos, las bacterias comenzaron a multiplicarse en todas las muestras, pero no había una diferencia en su nivel de crecimiento.
En la leche materna, las bacterias se adhirieron entre sí para formar biopelículas, capas delgadas y adherentes de bacterias que sirven de escudo contra los patógenos y las infecciones, mientras que las de la leche materna y la leche de vaca proliferaron ampliamente, pero crecieron como organismos individuales que no se unen para formar una barrera protectora.
Las bacterias en SIgA presentaron resultados mixtos, lo que sugiere que este anticuerpo por sí solo no es suficiente para desencadenar la formación de biopelículas.
Saber cómo la leche materna transmite sus beneficios podría ser útil para conocer el desarrollo de fórmulas infantiles que mejor imitan la naturaleza, afirmó Parker, avanzando que esto podría tener un efecto a largo plazo sobre la salud del niño que, por diversas razones, no pueden recibir leche materna.
En concreto, y según los resultados de un estudio publicados en la revista Current Nutrition & Food Science, han observado que fomenta la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal, lo que permite la absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmune.
Estudios previos habían demostrado que la leche materna reduce la incidencia de infecciones por diarrea, gripe y enfermedades respiratorias durante la infancia, al tiempo que protege contra el desarrollo posterior de las alergias, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y otras enfermedades.
Pero, dado que los científicos han ampliado su conocimiento sobre el papel de flora intestinal, trataron de observar si la alimentación de los primeros meses de vida también puede ser beneficiosa para el universo microbiano del intestino.
En el estudio, los investigadores hicieron crecer bacterias en muestras de leche maternizada, leche de vaca y leche materna. Para el primer caso, William Parker, autor principal y su equipo, utilizaron tres marcas de cada uno de los productos más populares y leche a base de soja, y leche entera.
La leche materna fue procesada para separar diferentes componentes, incluyendo proteínas, grasas e hidratos de carbono. También probaron una forma purificada con inmunoglobulina A secretora, (SIgA), abundante en la leche materna y que ayuda a establecer el sistema inmunológico en el niño.
Las fórmulas infantiles, los productos lácteos y la SIgA se incubaron con dos cepas de la bacteria 'E. coli'.
En cuestión de minutos, las bacterias comenzaron a multiplicarse en todas las muestras, pero no había una diferencia en su nivel de crecimiento.
En la leche materna, las bacterias se adhirieron entre sí para formar biopelículas, capas delgadas y adherentes de bacterias que sirven de escudo contra los patógenos y las infecciones, mientras que las de la leche materna y la leche de vaca proliferaron ampliamente, pero crecieron como organismos individuales que no se unen para formar una barrera protectora.
Las bacterias en SIgA presentaron resultados mixtos, lo que sugiere que este anticuerpo por sí solo no es suficiente para desencadenar la formación de biopelículas.
Saber cómo la leche materna transmite sus beneficios podría ser útil para conocer el desarrollo de fórmulas infantiles que mejor imitan la naturaleza, afirmó Parker, avanzando que esto podría tener un efecto a largo plazo sobre la salud del niño que, por diversas razones, no pueden recibir leche materna.
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