La importancia del abordaje psicológico de la espondiloartritis axial ha quedado reflejada en el Atlas de Espondiloartritis Axial en España 2017: radiografía de la enfermedad, elaborado por la Coordinadora Española de Asociaciones de Espondiloartritis (Ceade), la Universidad de Sevilla y el Instituto Max Weber y con la colaboración de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la de Novartis. La investigación se enmarca dentro del plan terapéutico interdisciplinar para la mejor adaptación de los pacientes a esta enfermedad inflamatoria crónica que afecta la columna vertebral y a las articulaciones sacroilíacas, limitando la movilidad.
Los resultados de este estudio han confirmado que hasta un 45 por ciento de los pacientes con espondiloartritis axial presenta riesgo de mala salud mental, provocada por la cronicidad y el impacto de síntomas como la pérdida de la movilidad, el dolor crónico o el agotamiento físico en la vida diaria de los pacientes.
El grado de actividad de la enfermedad es un factor determinante: a mayor inflamación y rigidez cervical, dorsal o lumbar, mayor riesgo. Esto se debe a que las limitaciones en las actividades diarias de los pacientes, tales como cocinar o realizar la limpieza doméstica, tienen repercusiones negativas sobre su salud mental.
Además, se estima que tres de las cinco patologías concomitantes más comunes entre los pacientes que participaron en este estudio están relacionadas con alteraciones psicológicas como la ansiedad, la depresión y los trastornos del sueño, estrechamente ligados al dolor y la rigidez que sufren durante la noche. Y es que a medida que se pierde la movilidad, crecen las dificultades para realizar rutinas sencillas, lo que pone en peligro el estado emocional y mental del paciente. Por ello, la atención psicológica o psiquiátrica a los pacientes con espondiloartritis axial es elevada (21 por ciento) en comparación con la población general (4,6 por ciento).
Efectos de las comorbilidades
Existe una creciente evidencia sobre la importancia de los factores psicológicos en el ajuste del paciente a las limitaciones físicas y al dolor crónico, derivado de la enfermedad para mejorar los tratamientos y los niveles de salud de los pacientes. Comorbilidades como la ansiedad y la depresión tienen un alto impacto sobre la respuesta al tratamiento y se ha demostrado que son factores mediadores entre los niveles de actividad de la enfermedad y las limitaciones funcionales.
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