INVESTIGACIÓN DE MICROARN
Los centenarios muestran una mejor regulación de la expresión génica
Un estudio revela que las personas muy longevas mantienen de forma más efectiva la generación de moléculas que regulan la expresión génica.
Enrique Mezquita. Valencia | 20/12/2017 15:32
Consuelo Borrás y José Viña, autores del trabajo. (DM)
Un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico Universitario de Valencia (Incliva), dirigido y coordinado por José Viña y Consuelo Borrás, ha revelado que las personas centenarias mantienen de forma más efectiva la generación de las moléculas que regulan la expresión génica y que además, realizan esta regeneración mucho mejor que las personas octogenarias.
Los datos de esta investigación, que ha contado con la colaboración de profesionales del Hospital de la Ribera, en Alzira (Valencia) como el geriatra Juan Antonio Avellana y la enfermera Paula Sanchís, entre otros, refrendan la teoría de que las personas con longevidad extrema (aquellas que sobrepasan la barrera de los cien años), no sólo viven más sino que experimentan un envejecimiento más saludable, ya que la aparición de enfermedades asociadas a la fragilidad y la discapacidad por la edad se manifiestan de forma más tardía.
Transcriptómica funcional
Para realizar este estudio, se ha comparado a través de un análisis que permite estudiar la transcripción de los genes de forma masiva (transcriptómica funcional), algunos que participan en la síntesis de diferentes microARN (concretamente ARN POL II, Drosha, Exportin 5 y Dicer) de 60 individuos de la comarca de la Ribera. En concreto, 20 personas centenarias, 20 octogenarios (nacidos entre 1928 y 1938) y 20 personas más jóvenes (entre 1968 y 1988), que hubieran vivido como mínimo los seis últimos años en la comarca y que no padecieran ningún tipo de enfermedad terminal.
Según ha explicado Borrás a DM, "escogimos estos genes porque en un estudio previo vimos que los centenarios mantenían mejor los niveles de microARN que los octogenarios y buscamos la explicación en aquéllos que participan en su propia formación". Posteriormente, la expresión de esos genes se ha validado mediante la reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR). Como resultado principal, se ha mostrado que la síntesis en las personas centenarias es más similar a la de las personas jóvenes que a la de las personas de ochenta años.
Para validar los datos de la investigación, se han comparado con otros similares obtenidos en una región de Cerdeña (Italia), en la que el número de personas centenarias es significativamente elevado.
Al compararlos, se ha apreciado que "la expresión de estos genes también está mantenida en la población centenaria en comparación con los ancianos de alrededor de 80 años". De esta forma, "validamos los resultados, destacando que no es un hecho exclusivo de los centenarios que viven en la comarca de la Ribera". El balance de este estudio y el conocimiento de cómo regulan los centenarios la expresión génica podrían servir para generar herramientas y realizar intervenciones que permitan mejorar la calidad de vida de las personas octogenarias tomando como modelo la síntesis de microARN de los centenarios.
Siguiente paso
El siguiente paso de esta investigación es el estudio de los hijos de centenarios y su comparación con individuos que no lo son para comprobar cómo es su síntesis de microRNAs. Según Borrás, "si los descendientes de centenarios a los 75 u 80 años tienen un perfil genético similar a estos, a pesar de ser más jóvenes, podremos establecer una huella genética alrededor de la longevidad. Se cree que hay familias de centenarios, por lo que hay indicios de heredabilidad de ese perfil. De momento, los datos de esta segunda parte del estudio se encuentran en fase de análisis de resultados".
Retos en el estudio de la longevidad
Uno de los grandes retos en el estudio de la longevidad es identificar genes que se asocien a esa situación en humanos, pero especialmente aquellos que se asocien a la longevidad saludable. El estudio de modelos y de enfermedades que se parecen al envejecimiento, como la progeria, tienen limitaciones muy serias.
Los animales porque los mecanismos no son exactamente los mismos que los humanos y la progeria, porque en el fondo es una enfermedad, no es un envejecimiento normal. En cambio, el estudio de los centenarios ofrece un modelo genético a imitar, ya que no podemos cambiar nuestros genes, pero sí modificar su actividad mediante intervenciones.
De una forma gráfica, los genes son como las cartas que tocan en una partida y las modificaciones es como se juega con esas cartas. "Y por ello es tan importante cómo jugamos nuestras cartas para una longevidad prolongada y saludable", ha señalado José Viña, coordinador del Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico Universitario de Valencia (Incliva).
A corto y medio plazo, un campo en el estudio de la longevidad surge con enorme fuerza: la prevención y tratamiento de la fragilidad.
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