EVIDENCIA | De los tratamientos
Abuso de terapias en algunos tumores de próstata
El robot quirúrgico se utiliza cada vez más para operar el cáncer de próstata. | Javier Etxezarreta
Cuando se habla de cáncer, hay que tener en la cabeza que se trata de un término que abarca multitud de situaciones cuyo pronóstico variará en función del tipo de tumor y de la fase en la que se encuentre en el momento del diagnóstico. Esto se agudiza aún más en el cáncer de próstata, una enfermedad sobre la que todavía hay muchas incertidumbres sobre su historia natural y que, en muchas ocasiones, simplemente lo mejor para el paciente es no recibir tratamiento.
En los últimos años, se han producido ciertos avances en el tratamiento del cáncer de próstata que además de mejorar el pronóstico de los pacientes suponen un elevado coste para los países donde se aplican. A la cabeza de estas terapias, se encuentran la radioterapia de intensidad modulada (IMRT, según sus siglas en inglés) y la cirugía robótica. "Aunque la evidencia que justifica estos tratamientos es ambigua, los dos son generalmente percibidos como más eficaces y menos tóxicos que las opciones terapéuticas que les precedían. Sin embargo, estos tratamientos tecnológicos se han diseminado rápidamente", apuntan Bruce L. Jacobs, médico de la Universidad de Michigan (EEUU) junto a otros investigadores en un artículo que publica la revista 'Journal of American Medical Association' (JAMA).
En este artículo se muestran los resultados de un estudio con el que los investigadores han querido analizar si estos tratamientos, que deberían estar destinados a pacientes con un riesgo alto de morir por cáncer de próstata, se están ofreciendo a otras personas cuyo cáncer no es tan peligroso. En los pacientes de bajo riesgo, es decir, con un tumor localizado, las opciones tradicionales, menos agresivas y más adecuadas, son esperar y vigilar; la cirugía abierta para eliminar el tumor o la radioterapia externa.
"El cáncer de próstata es una enfermedad frecuente y costosa en Estados Unidos [...] El rápido aumento de la prostatectomía robótica y la IMRT puede haberse producido por su empleo en hombres con un bajo riesgo de morir por este cáncer. Teniendo en cuenta el curso clínico prolongado para la mayoría de estos tumores, las guías clínicas recomiendan el tratamiento local sólo para aquellos varones con al menos una esperanza de vida de 10 años", apuntan los investigadores.
Estos expertos analizaron una base de datos (que representa al 26% de la población estadounidense) de pacientes diagnosticados con un cáncer de próstata entre 2004 y 2009. Identificaron aquellos hombres que fueron tratados con IMRT, radiación externa tradicional, cirugía robótica, cirugía abierta tradicional y observación tras los primeros 12 meses del diagnóstico.
En términos generales, se pudo observar que el uso de estas nuevas opciones terapéuticas pasó de un 13% en 2004 a un 24% en 2009, un aumento relativo del 85%. "Es decir, las tasas de IMRT y de cirugía robótica aumentaron de 129,2 por cada 1.000 pacientes en 2004 a 244,2 por cada 1.000 personas diagnosticadas con cáncer de próstata en 2009", enumera el estudio.
Ese incremento de las nuevas terapias, se hizo en gran medida por la sustitución de los tratamientos clásicos, cuyo empleo disminuyó del 11% a un 3% en el periodo estudiado.
Teniendo en cuenta que los tratamientos más novedosos son también los más caros, la puesta en marcha de ambas técnicas asciende a los 2 millones de dólares, "las consecuencias de cualquier exceso en estos tratamientos se amplifican hablando en términos financieros", afirman los investigadores.
Por otro lado, estos expertos señalan que ese uso exagerado de estas tecnologías se produjo en un momento en que se era más consciente de la naturaleza indolente de algunos tumores de próstata y de un debate creciente sobre la limitación del tratamiento en pacientes de bajo riesgo. "Un marketing agresivo dirigido al consumidor y los incentivos asociados con el pago de honorarios por servicios que favorezcan el uso de estas tecnologías avanzadas de tratamiento", aseguran estos expertos, han hecho que la difusión de estas tecnologías se imponga frente a la estrategia de un manejo más conservador de estos pacientes.
En los últimos años, se han producido ciertos avances en el tratamiento del cáncer de próstata que además de mejorar el pronóstico de los pacientes suponen un elevado coste para los países donde se aplican. A la cabeza de estas terapias, se encuentran la radioterapia de intensidad modulada (IMRT, según sus siglas en inglés) y la cirugía robótica. "Aunque la evidencia que justifica estos tratamientos es ambigua, los dos son generalmente percibidos como más eficaces y menos tóxicos que las opciones terapéuticas que les precedían. Sin embargo, estos tratamientos tecnológicos se han diseminado rápidamente", apuntan Bruce L. Jacobs, médico de la Universidad de Michigan (EEUU) junto a otros investigadores en un artículo que publica la revista 'Journal of American Medical Association' (JAMA).
En este artículo se muestran los resultados de un estudio con el que los investigadores han querido analizar si estos tratamientos, que deberían estar destinados a pacientes con un riesgo alto de morir por cáncer de próstata, se están ofreciendo a otras personas cuyo cáncer no es tan peligroso. En los pacientes de bajo riesgo, es decir, con un tumor localizado, las opciones tradicionales, menos agresivas y más adecuadas, son esperar y vigilar; la cirugía abierta para eliminar el tumor o la radioterapia externa.
"El cáncer de próstata es una enfermedad frecuente y costosa en Estados Unidos [...] El rápido aumento de la prostatectomía robótica y la IMRT puede haberse producido por su empleo en hombres con un bajo riesgo de morir por este cáncer. Teniendo en cuenta el curso clínico prolongado para la mayoría de estos tumores, las guías clínicas recomiendan el tratamiento local sólo para aquellos varones con al menos una esperanza de vida de 10 años", apuntan los investigadores.
Estos expertos analizaron una base de datos (que representa al 26% de la población estadounidense) de pacientes diagnosticados con un cáncer de próstata entre 2004 y 2009. Identificaron aquellos hombres que fueron tratados con IMRT, radiación externa tradicional, cirugía robótica, cirugía abierta tradicional y observación tras los primeros 12 meses del diagnóstico.
Poca evidencia en estos pacientes
Lo que encontraron fue que el uso de tecnologías avanzadas de tratamiento era frecuente entre los hombres con una enfermedad de bajo riesgo, además ese empleo ha ido aumentando en estos años y ha pasado de un 32% en 2004 a un 44% en 2009. También se ha utilizado con más frecuencia estas terapias en los pacientes con alto riesgo de muerte por otras causas distintas del cáncer y se ha pasado de un 36% en 2004 a un 57% en 2009. Además, cuando estas dos circunstancias van unidas, es decir, pacientes con un cáncer de próstata no peligroso y con altas probabilidades de morir por otro problema, también las nuevas tecnologías son aplicadas cada vez más, pasando de un 25% en 2004 a un 34% en 2009.En términos generales, se pudo observar que el uso de estas nuevas opciones terapéuticas pasó de un 13% en 2004 a un 24% en 2009, un aumento relativo del 85%. "Es decir, las tasas de IMRT y de cirugía robótica aumentaron de 129,2 por cada 1.000 pacientes en 2004 a 244,2 por cada 1.000 personas diagnosticadas con cáncer de próstata en 2009", enumera el estudio.
Ese incremento de las nuevas terapias, se hizo en gran medida por la sustitución de los tratamientos clásicos, cuyo empleo disminuyó del 11% a un 3% en el periodo estudiado.
Teniendo en cuenta que los tratamientos más novedosos son también los más caros, la puesta en marcha de ambas técnicas asciende a los 2 millones de dólares, "las consecuencias de cualquier exceso en estos tratamientos se amplifican hablando en términos financieros", afirman los investigadores.
Por otro lado, estos expertos señalan que ese uso exagerado de estas tecnologías se produjo en un momento en que se era más consciente de la naturaleza indolente de algunos tumores de próstata y de un debate creciente sobre la limitación del tratamiento en pacientes de bajo riesgo. "Un marketing agresivo dirigido al consumidor y los incentivos asociados con el pago de honorarios por servicios que favorezcan el uso de estas tecnologías avanzadas de tratamiento", aseguran estos expertos, han hecho que la difusión de estas tecnologías se imponga frente a la estrategia de un manejo más conservador de estos pacientes.
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