Omalizumab demuestra su eficacia para pacientes con urticaria crónica espontánea refractarios
Milán (28/06/2013) - Silvia C. Carpallo
• Durante el Congreso Mundial de Alergias y Asma 2013 se ha presentado el estudio GLACIAL en el que más de una tercera parte de los pacientes tratados con omalizumab acabaron libres de prurito y ronchas hacia la semana 12, en comparación con el 5 por ciento de los pacientes tratados con placebo
• Expertos coinciden en que uno de los grandes problemas en el diagnóstico y tratamiento de la urticaria crónica esporádica es que falta información, y por ello Novartis ha iniciado el estudio UCREX, para conocer las características de la enfermedad en España
Siempre se valora las enfermedades según lo agudas o prevalentes que sean, pero a veces habría que tener también en cuenta lo que suponen en el día a día del paciente. Como una dolencia puede cambiar radicalmente sus vidas, y lo que puede suponer para ellos poder tener acceso a un buen tratamiento. Ese es el caso de la urticaria crónica espontánea (UCE), que en palabras de Marta Ferrer, directora del departamento de Alergología de la Clínica Universidad de Navarra "no tiene la atención que necesita, porque se percibe la enfermedad como algo no importante", cuando afecta en mucho a la calidad de vida del paciente.
Con el objetivo de cambiar esta perspectiva, durante el Congreso Mundial de Alergias y Asma 2013 de la European Academy of Allergy and Clinical Immunology-World Allergy Organization (EAACI-WAO), expertos a nivel internacional han compartido los últimos avances en el tratamiento de la enfermedad. Lo más destacado es el estudio GLACIAL, que demuestra la eficacia de la molécula omalizumab, hasta ahora utilizada en el tratamiento del asma alérgico, en los pacientes con UCE refractaria. Se trata de un estudio de cuarenta semanas, en el que se involucraron a 335 pacientes, con edades entre 12 y 75 años con UCE refractaria, entre moderada y severa, a pesar de recibir la terapia habitual con antihistamínicos H1 concomitantes.
Omalizumab es un anticuerpo monoclonal que se une a la inmunoglobina E (lgE), y bloquea así la unión de esta con su receptor en la membrana celular del mastocito (principal célula efectora de la urticaria) y el basófilo. Los resultados del estudio mostraron que más de una tercera parte de los pacientes tratados con omalizumab acabaron libres de prurito y ronchas hacia la semana 12, en comparación con el 5 por ciento de los pacientes tratados con placebo. Igualmente, se consiguió una calidad de vida dos veces superior comparada a los pacientes tratados con placebo, y un aumento en el porcentaje de días sin hinchazón. En cuanto a los efectos adversos, se observaron infecciones en el tracto respiratorio superior.
La indicación de omalizumab para la urticaria crónica espontánea severa está aún pendiente de aprobación por la FDA y por la EMA, aunque se espera conseguirla en el plazo de un año.
En opinión de Ana María Giménez-Arnau, dermatóloga del Hospital del Mar, "es enfrentarse a la enfermedad de una forma totalmente diferente", teniendo en cuenta que actualmente el tratamiento habitual se basa en antihistamínicos, o en casos muy graves en el uso de cortisona o ciclosporina, cuyos efectos secundarios siguen interfiriendo en la vida normal del paciente. Marta Ferrer insistía en la idea de que "se trata de una terapia eficaz, que actúa rápidamente y de forma segura". Se administra vía subcutánea en el propio centro hospitalario una vez al mes, y de momento sólo se ha probado su eficacia en las primeras doce semanas. Falta por tanto comprobar su eficacia en el largo plazo, ya que hablamos de una enfermedad crónica, y está por definir el tiempo del tratamiento, "aunque sabemos que no será de por vida", matizaba Moisés Labrador, especialista en Alergología del Hospital Universitario Vall d'Hebron. Igualmente, aún no se ha realizado ningún estudio de coste efectividad, principalmente, porque faltan datos en lo que respecta al coste actual de la enfermedad.
Conocimiento de la enfermedad
Uno de los principales problemas de la UCE es que en realidad se desconoce exactamente cuál es su mecanismo, y por lo tanto, resulta más difícil de tratar. "Es de las pocas enfermedades en las que paciente y laboratorio están tan cercanos, y sin embargo se le dedica muy poca investigación básica y muy pocos recursos, lo que es necesario para conocer realmente los mecanismos que la producen", declaraba Ferrer.
En cuestiones epidemiologías, se conoce que la urticaria crónica afecta entre un 0,6 y un uno por ciento de la población española, y que tiene una mayor prevalencia en mujeres. Se distingue de la urticaria aguda en que los síntomas, es decir, la presencia de habones de forma fugaz y evanescente por diferentes zonas de la piel, aparecen durante un mínimo de 6 semanas. Es importante explicar a los pacientes que no se trata de una reacción alérgica como en los casos agudos, y explicar a los profesionales de la Atención Primaria que lo importante para un buen diagnóstico es realidad una completa historia clínica, que valore también la percepción del enfermo.
Pero aún quedan muchas preguntas sin respuestas. Es por ello que Novartis ha puesto en marcha el proyecto UCREX, con el cual, según la Dra. Ferrer, se pretende conocer las características concretas de la enfermedad, de los pacientes, realizar un mapa de especialistas en el territorio español, y estimar el tiempo medio que se tarda en llegar a un diagnóstico y a un tratamiento, o el número de pruebas complementarias que se realizan, y cuáles de ellas serían necesarias y cuáles no, entre otras cosas. Se prevé que el estudio esté completo para 2014.
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