domingo, 9 de junio de 2013

OMS | Alimentación del lactante y del niño pequeño

OMS | Alimentación del lactante y del niño pequeño


Alimentación del lactante y del niño pequeño

Nota descriptiva N°342
Julio de 2010


Datos y cifras

  • De acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, todos los lactantes y niños tienen derecho a una buena nutrición.
  • Un 35% de la carga de morbilidad de los menores de 5 años se asocia a la desnutrición.
  • Se calcula que un 30% (186 millones) de la población mundial menor de 5 años tiene retraso del crecimiento y que un 18% (115 millones) tiene bajo peso para su estatura, en la mayoría de los casos por alimentación deficiente e infecciones repetidas; otros 43 millones tienen sobrepeso.
  • Por término medio, solo aproximadamente un 35% de los lactantes de 0 a 6 meses se alimentan exclusivamente con leche materna.
  • Son pocos los niños que reciben alimentación complementaria segura y adecuada desde el punto de vista nutricional; en muchos países, solo un tercio de los niños de 6 a 23 meses alimentados con leche materna cumplen los criterios de diversidad de la dieta y frecuencia de las comidas apropiados para su edad.
  • Las prácticas óptimas de lactancia materna y alimentación complementaria pueden salvar cada año la vida de 1,5 millones de menores de 5 años.
  • Las recomendaciones actuales tienen en cuenta las necesidades de las madres infectadas por el VIH y sus hijos.

Visión general

Un 35% de la carga de morbilidad de los menores de 5 años se asocia a la desnutrición. La alimentación del lactante y del niño pequeño es fundamental para mejorar la supervivencia infantil y fomentar un crecimiento y desarrollo saludables. Los primeros 2 años de la vida del niño son especialmente importantes, puesto que la nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general. De hecho, las prácticas óptimas de lactancia materna y alimentación complementaria pueden salvar cada año la vida de 1,5 millones de menores de 5 años. Las recomendaciones de la OMS y el UNICEF con respecto a la alimentación óptima del lactante y el niño pequeño son:
  • Inicio inmediato de la lactancia materna en la primera hora de vida.
  • Lactancia exclusivamente materna durante los primeros 6 meses de vida.
  • Introducción de alimentos complementarios seguros y nutricionalmente adecuados a partir de los 6 meses, continuando la lactancia materna hasta los 2 años o más.
Sin embargo, muchos lactantes y niños no reciben una alimentación óptima. Así, por ejemplo, por término medio solo aproximadamente un 35% de los lactantes de 0 a 6 meses reciben lactancia exclusivamente materna.
Las recomendaciones se han revisado para tener en cuenta las necesidades de los lactantes cuyas madres están infectadas por el VIH. Los tratamientos antiretrovíricos actuales permiten que estos niños tengan una lactancia exclusivamente materna hasta los 6 meses y sigan recibiendo lactancia materna al menos hasta los 12 meses con un riesgo significativamente menor de transmisión del VIH.

Lactancia materna

La lactancia exclusivamente materna durante los primeros 6 meses de vida aporta muchos beneficios tanto al niño como a la madre. Entre ellos destaca la protección frente a las infecciones gastrointestinales, que se observa no solo en los países en desarrollo, sino también en los países industrializados. El inicio temprano de la lactancia materna (en la primera hora de vida) protege al recién nacido de las infecciones y reduce la mortalidad neonatal. El riesgo de muerte por diarrea y otras infecciones puede aumentar en los lactantes que solo reciben lactancia parcialmente materna o exclusivamente artificial.
La leche materna también es una fuente importante de energía y nutrientes para los niños de 6 a 23 meses. Puede aportar más de la mitad de las necesidades energéticas del niño entre los 6 y los 12 meses, y un tercio entre los 12 y los 24 meses. La lecha materna también es una fuente esencial de energía y nutrientes durante las enfermedades, y reduce la mortalidad de los niños malnutridos.
Los adultos que recibieron lactancia materna en la infancia suelen tener menor tensión arterial y menores concentraciones de colesterol, así como menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2. La lactancia materna también contribuye a la salud y bienestar de las madres: reduce el riesgo de cáncer de ovario y mama, y ayuda a espaciar los embarazos. La lactancia exclusivamente materna hasta los 6 meses tiene un efecto hormonal que a menudo produce amenorrea (ausencia de menstruaciones), por lo que constituye un método natural, aunque no infalible, de control de la natalidad (amenorrea por lactancia).
Las madres y las familias necesitan apoyo para que sus hijos reciban una lactancia materna óptima. Entre las medidas que ayudan a proteger, fomentar y apoyar la lactancia materna destacan:
  • La adopción de políticas como el Convenio de la OIT sobre la protección de la maternidad (N.º 183) o el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
  • La aplicación de los Diez pasos hacia una feliz lactancia natural que se especifican en la iniciativa «Hospitales amigos del niño», tales como:
    • Contacto entre la piel del niño y de la madre inmediatamente después del parto e inicio de la lactancia materna en la primera hora de vida.
    • Lactancia materna a demanda (es decir, tan a menudo como quiera el niño, tanto de día como de noche).
    • Alojamiento conjunto, para que la madre y el niño permanezcan juntos las 24 horas del día.
    • Interdicción de otros alimentos y bebidas, incluida el agua.
  • El apoyo de los servicios de salud, proporcionando asesoramiento sobre la alimentación del lactante y del niño pequeño durante todos los contactos con los niños pequeños y sus cuidadores, como las consultas prenatales y posnatales, las consultas de niños sanos y enfermos o las vacunaciones.
  • El apoyo de la comunidad, como pueden ser grupos de apoyo a las madres o actividades comunitarias de promoción de la salud y educación sanitaria.

Alimentación complementaria

Alrededor de los 6 meses, las necesidades de energía y nutrientes del lactante empiezan a ser superiores a lo que puede aportar la leche materna, por lo que se hace necesaria la introducción de una alimentación complementaria. A esa edad el niño también está suficientemente desarrollado para recibir otros alimentos. Si no se introducen alimentos complementarios cuando el niño cumple los 6 meses o si son insuficientes, su crecimiento puede verse afectado. Los principios rectores de una alimentación complementaria apropiada son:
  • Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los 2 años o más.
  • Ofrecer una alimentación que responda a las necesidades del niño (por ejemplo, darles de comer a los lactantes y ayudar a comer a los niños mayores; darles de comer lenta y pacientemente, alentándolos a que coman, pero sin forzarlos; hablarles mientras tanto, y mantener el contacto visual).
  • Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente.
  • Empezar a los 6 meses con pequeñas cantidades de alimentos y aumentarlas gradualmente a medida que el niño va creciendo.
  • Aumentar gradualmente la consistencia y variedad de los alimentos.
  • Aumentar el número de comidas: dos a tres al día para los lactantes de 6 a 8 meses, y tres a cuatro al día para los de 9 a 23 meses, con uno o dos refrigerios adicionales si fuera necesario.
  • Ofrecer alimentos variados y ricos en nutrientes.
  • Utilizar alimentos complementarios enriquecidos o suplementos de vitaminas y minerales si fuera necesario.
  • Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.

Alimentación en circunstancias extremadamente difíciles

Las familias y los niños en circunstancias difíciles necesitan una atención especial y apoyo práctico. Siempre que sea posible, las madres y los niños deben permanecer juntos y tener el apoyo que necesiten para recibir la opción alimentaria más apropiada entre las disponibles. La lactancia materna sigue siendo la modalidad de alimentación preferida en casi todas las circunstancias difíciles, tales como:
  • Lactantes prematuros o con bajo peso al nacer.
  • Madres infectadas por el VIH.
  • Madres adolescentes.
  • Lactantes y niños pequeños malnutridos.
  • Familias que estén sufriendo las consecuencias de emergencias complejas.
  • Los niños que viven en circunstancias especiales, como los que están en familias de acogida o cuyas madres están encarceladas o tienen discapacidades físicas o mentales, drogadicción o alcoholismo.

VIH y alimentación del lactante

La lactancia materna, y en especial la lactancia exclusivamente materna y precoz es una de las formas más importantes de mejorar las tasas de supervivencia del lactante. Sin embargo, las mujeres infectadas por el VIH pueden transmitir el virus a sus hijos durante el embarazo o el parto, y también a través de la leche materna. Antes, el reto consistía en equilibrar los riesgos de que el niño adquiriera el VIH a través de la leche materna con el riesgo de muerte por causas distintas del VIH, en particular la malnutrición y enfermedades graves como la diarrea o la neumonía, cuando el niño no recibía lactancia materna.
Las pruebas existentes revelan que la administración de antirretrovíricos a la madre infectada por el VIH o al niño expuesto al virus puede reducir de forma significativa el riesgo de transmisión a través de la leche materna. Esto permite que las madres infectadas amamanten a sus hijos con un bajo riesgo de transmisión (1-2%). Así, estas mujeres pueden ofrecer a sus hijos la misma protección frente a las causas más frecuentes de mortalidad infantil y los beneficios que conlleva a la lactancia materna.
Incluso cuando no se dispone de antiretrovíricos, se debe aconsejar a las madres la lactancia exclusivamente materna durante los primeros 6 meses de vida y su continuación más allá de esta edad, a nos ser que las circunstancias ambientales y sociales sean seguras y propicias para una alimentación alternativa.

Respuesta de la OMS

La Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño, aprobada por los Estados Miembros de la OMS y la Junta Ejecutiva del UNICEF en 2002, tiene como objetivo proteger, fomentar y apoyar la alimentación adecuada del lactante y del niño pequeño. La Estrategia constituye el marco con el que la OMS prioriza la labor de investigación y desarrollo en materia de alimentación del lactante y del niño pequeño y proporciona apoyo técnico a los países para facilitar su aplicación.
Con el objetivo de capacitar al personal sanitario para prestar apoyo a las madres lactantes y ayudarlas a superar problemas, la OMS y el UNICEF han creado un curso de 40 horas de asesoramiento sobre la lactancia materna y, más recientemente, otro de 5 días sobre la alimentación del lactante y el niño pequeño. Las técnicas básicas de apoyo a la lactancia materna también forman parte del curso de formación del personal sanitario en materia de atención integrada a las enfermedades de la infancia.
En 2010, la OMS publicó una revisión de las directrices sobre la alimentación del lactante en el contexto de la infección por VIH. Al mismo tiempo se publicaron nuevas recomendaciones sobre el tratamiento antirretrovírico para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH. En su conjunto, esas recomendaciones proporcionan a los países orientaciones simples, coherentes y viables para fomentar y apoyar una mejora de la alimentación de los lactantes cuyas madres están infectadas por el VIH.
Para mayor información, favor de contactar:
WHO Media centre
Teléfono: +41 22 791 2222
E-mail: mediainquiries@who.int

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