lunes, 16 de febrero de 2015

Ictus: una urgencia con más oportunidades - DiarioMedico.com

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CAMBIOS EN EL TRATAMIENTO

Ictus: una urgencia con más oportunidades

La eficacia demostrada de la terapia endovascular cambiará el abordaje del ictus. Aún es posible con medidas preventivas estrechar más la incidencia del infarto cerebral.
Raquel serrano/ Sonia Moreno. Madrid   |  16/02/2015 00:00
 
 

Buena resolución
Buena resolución. A la izquierda, ictus isquémico agudo por oclusión de terminación carotídea derecha de cuatro horas de evolución. Sobre estas líneas, aparece la imagen de una angiografía carótida derecha en proyección AP tras recanalización con dispositivo de extracción mecánica. (Hospital Clínico de Madrid)
El tratamiento del ictus agudo tal y como está ahora planteado puede experimentar un cambio importante a raíz de los estudios científicos que acaban de presentarse en la Conferencia Internacional sobre Ictus, en Nashville. La trombólisis intravenosa (tratamiento trombolítico con t-PA), hasta el momento la única terapia probada para el ictus isquémico, plantea límites temporales, pues debe administrarse en las cuatro horas y media posteriores a los síntomas, así como en la recuperación funcional obtenida. La terapia endovascular del ictus, que viene empleándose desde hace años, recibe ahora el aval científico, lo que en la práctica supondrá un cambio en la organización del abordaje del ictus.
Desde la ciudad estadounidense, Antoni Dávalos, director del Área de Neurociencias del Hospital Germans Trias i Pujol (Badonala), comenta a DM que "hemos pasado de tener sólo un tratamiento farmacológico, que en las mejores condiciones consigue la recuperación funcional (capacidad para vivir de forma independiente) en un 29-40 por ciento de los casos, al 53-71 por ciento con la trombectomía mecánica".
Así se desprende de los estudios Escape y Extend-IA, donde la trombectomía mecánica, efectuada con un dispositivo de segunda generación (stentriever), entre las tres y seis horas de los síntomas, no sólo eleva la recuperación; también reduce la mortalidad del 20 al 10 por ciento. De hecho, la superioridad demostrada en el grupo de enfermos que recibía terapia endovascular obligó a interrumpir el ensayo antes de tiempo.
Esos resultados, que ya están en The New England Journal of Medicine, junto con los del ensayo Swift-Prime, protagonizaron la sesión plenaria inicial del congreso. Los tres coinciden con el pionero estudio holandés Mr Clean, expuesto en enero también en The New England, y con los datos muy preliminares del Revascat, otro trabajo realizado en cuatro hospitales de Barcelona, que se presentará en la conferencia europea sobre ictus, en Glasgow, el próximo abril. Este ensayo aporta el valor añadido de ser el único realizado sobre un registro poblacional.
Complementaria
Dávalos puntualiza que esos hallazgos no implican que el t-PA sea prescindible: "Es un tratamiento fácil de administrar y accesible en muchos centros, frente a la trombectomía mecánica que sólo se puede realizar en hospitales terciarios con profesionales debidamente entrenados. Sí plantean una reorganización en el diseño de la atención sanitaria, puesto que una vez administrada la trombólisis intravenosa, en los pacientes donde no se alcance la recanalización, habrá que poder remitirlos a centros terciarios donde se ofrezca la terapia endovascular. Es complementario al t-PA en la mayoría de los casos. En el futuro, resultará importante trabajar en red en las distintas comunidades autónomas, para que los pacientes, sea donde sea que les ocurra el ictus, puedan acceder a los centros que administran este tratamiento", comenta Dávalos.
La terapia endovascular plantearía además una opción para ese 20 por ciento de pacientes con ictus que experimentan los primeros síntomas cuando duermen. Las técnicas de neuroimagen son una importante ayuda en ese llamado "ictus del despertar" para concretar cuándo ha ocurrido y cuál es su ventana terapéutica.
Como explica José Vivancos, jefe del Servicio de Neurología del Hospital de La Princesa, en Madrid, "al no saber la hora de inicio, sí podemos estimar si todavía existe parénquima cerebral salvable. La ventana horaria es fundamental, pero lo es más la ventana de parénquima. Aquí, el neurointervencionismo juega un papel fundamental, pues al haber pasado, teóricamente, las horas de la ventana cronológica de la fibrinólisis endovenosa, queda el recurso de las terapias endovasculares".
Más allá de las pruebas de imagen, "se están buscando biomarcadores moleculares que indiquen en qué pacientes van a ser más eficaces las terapias de reperfusión o cuáles serán más seguras, así como otros que ayuden a establecer el diagnóstico etiológico". Las líneas futuras, a su juicio, son la combinación de marcadores, como la fibronectina y la metaloproteasa 9 en la transformación hemorrágica; el péptido natriurético auricular con otros marcadores para determinar el origen cardioembólico de un infarto cerebral, entre otros, sin "olvidar su combinación con perfiles clínicos que puedan clarificar el riesgo, abrir nuevas dianas terapéuticas y respuesta a ellas, así como de la posibilidad de recurrencia".
Prevención
Además de la aplicación de las modificaciones de los factores de riesgo clásicos, Vivancos insiste en que "la aplicación de lo ya conocido, reduciría la incidencia". Un ejemplo claro, a su juicio, se relaciona con una mayor aparición de ictus cardioembólicos, asociados a fibrilación auricular (FA) y ésta al envejecimiento. "Más de una cuarta parte de los infartos cerebrales son cardioembólicos y, de ellos, más de la mitad son FA. Estos pacientes deben estar anticoagulados de forma eficaz y segura. Muchos ni lo están y otros de forma ineficaz, cuando actualmente existen nuevos anticoagulantes efectivos y seguros. Una anticoagulación idónea es una medida preventiva de primer orden que puede realizarse adecuadamente desde las consultas de primaria".

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