Los servicios de Urgencias y Tocoginecología deben vigilar los daños producidos por doulas
El Consejo General de Enfermería (CGE) alertó ayer, mediante un informe, sobre el peligro que encierran las prácticas desarrolladas por doulas, pseudo-profesionales sanitarios que interfieren en la maternidad de muchas mujeres, poniendo en peligro su vida y la de sus hijos.
Este lunes, 16 de febrero, la Asociación de la Prensa de Madrid, sirvió de marco adecuado para presentar el Informe Doulas, resultado de cerca de 3 años de investigación realizada por un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios y juristas, con objeto de explicitar los peligros que representan las doulas para la salud de las embarazadas, las parturientas, los fetos y los recién nacidos. Estas falsas profesionales, personajes de conducta despreciable en opinión del presidente del CGE, Máximo González, ponen en muchos casos en riesgo la salud de las personas a las que dicen ayudar, a cambio siempre de altas prestaciones económicas.
A pesar de que existen lagunas e indefiniciones jurídicas en torno a las repercusiones de los daños que pueden causar estas intrusas profesionales, la presentación del informe puso de manifiesto la necesidad de detectar tales prácticas antisanitarias en los centros de Atención Primaria y los servicios hospitalarios más directamente relacionados con la salud de la mujer y la neonatología. Como ejemplo de ello, la matrona Emilia Redondo relató que llegó a la consulta una mujer con depresión post-parto, fuerte ascitis y desgarro genital, entre otros daños derivados de la actuación insensata de una doula. En ese sentido, el presidente González se dolió de que a veces dichas doulas cuenten con la colaboración de matronas y enfermeras con titulación oficial. Personas a las que el CGE abrirá expediente de expulsión de sus respectivos colegios provinciales en cuanto la entidad tenga noticia de ese proceder condenable. A este caso añadió otra matrona, Gloria Boal, la lista de posibles complicaciones que pueden darse durante un parto y para las que las doulas no podrían más que oponer superstición y prácticas nocivas. Boal habló de infecciones maternas (sepsis),preeclamsia, placenta previa, bradicardia fetal, inversión uterina, ictericia, atonía uterina,disfunción respiratoria al nacer, infección de cordón umbilical, etc. Así, Boal contrapuso, entre otras cosas, el control de la frecuencia cardiaca del feto por parte de las enfermeras, o la realización de cesáreas a cargo de los ginecólogos, la ignorancia de las doulas y su recomendación de dejar que la placenta se desprenda de forma “natural” a los 10 ó 12 días del parto e incluso, de “comerla” según prácticas impropias de nuestras latitudes y nivel socio-cultural.
A todo ello añadió Máximo González que nunca se debe confundir la actuación de enfermeras tituladas con las peligrosas doulas, ya que las primeras han acreditado su formación mediante una carrera de cuatro años y un ciclo de especialización de otros 2, al que sólo se puede optar mediante oposición (sistema EIR, Enfermeros Internos Residentes). Todo lo contrario que las doulas, que sólo pueden ofrecer curricula ajenos a la sanidad, inventados o de fuerte inspiración esotérica.
PIE DE FOTO: Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería de España, junto a su vicepresidenta, Pilar Fernández y tres matronas.
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