EL MEDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
El trasplante de médula y de células madre de la sangre conllevan una supervivencia similar a largo plazo
Redacción
Los resultados de estudios previos proceden de tiempos de seguimiento relativamente cortos, la observaciones realizadas en este estudio apoyan informes anteriores de que los diferentes grupos de pacientes podrían beneficiarse de trasplantes con médula ósea Madrid (2-02-10).- Los pacientes a los que se ha transplantado células madre sanguíneas periféricas (CMSP) no muestran diferencias en supervivencia en comparación con pacientes a los que se administró médula ósea después de diez años, según un estudio de la Universidad de Medicina Charite en Berlín (Alemania) que se publica en la edición digital de la revista The Lancet Oncology
Los resultados de estudios previos proceden de tiempos de seguimiento relativamente cortos y han mostrado que los pacientes con CMSP experimentan una variedad más fuerte de rechazo (enfermedad de injerto frente al huésped) en el que las células inmunes del donante atacan los tejidos de quien recibe el trasplante, pero menores tasas de recaída y menos tiempo de hospitalización. Sin embargo, se sabe poco sobre los resultados a largo plazo de estos trasplantes en comparación con los de médula ósea (TMO).
En su trabajo, el Grupo Europeo de Trasplantes de Sangre y Médula, comparó los resultados a largo plazo de pacientes diez años después de pasar por un trasplante de médula o de células madre. Entre 1995 y 1999, 329 pacientes con leucemia fueron reclutados de 42 centros de trasplante y asignados de forma aleatoria a recibir sangre periférica o médula ósea de un hermano donante compatible.
Los investigadores recopilaron cuestionarios completados por los centros de trasplante sobre todos los pacientes que sobrevivieron más de 3 años en relación a sus episodios a largo plazo, en especial sobre la enfermedad de rechazo crónica, los efectos pasado el tiempo y cánceres secundarios.
Los resultados mostraron que diez años después del trasplante la supervivencia global era similar: del 49,1 por ciento para los pacientes que recibieron el trasplante de células madre y del 56,5 por ciento para los de médula ósea. A pesar de un mayor riesgo de desarrollar rechazo crónico tras el trasplante de células madre y del tratamiento inmunosupresor cinco años después del trasplante, esto no dio lugar a más mortalidad o afectó al estado de salud general de los pacientes o su vuelta al trabajo o episodios posteriores.
Además, los investigadores descubrieron una tendencia hacia la mejora, aunque no estadísticamente significativa, de la supervivencia libre de leucemia y la supervivencia global después del trasplante de médula en pacientes con leucemias agudas.
Los pacientes con leucemia linfoblástica aguda tenían una probabilidad de supervivencia libre de la leucemia a los diez años de un 28,3 por ciento después del trasplante de médula en comparación con el 13 por ciento tras el de células madre. En pacientes con leucemia mieloide aguda estos porcentajes fueron del 62,3 por ciento en médula ósea y del 47,1 por ciento en células madre. Mientras, los pacientes con leucemia mieloide crónica tenían resultados similares en médula ósea (40,2 por ciento) y en células madre (48,5 por ciento).
Los autores señalan que esta actualización comparando estas dos importantes fuentes de células madre no descubrió diferencias en la supervivencia después de diez años de seguimiento. Sin embargo, los análisis de subgrupos revelaron notables diferencias en supervivencia en pacientes con leucemias agudas entre los que recibieron las células madre alogénicas y los que recibieron médula ósea, sin diferencias en los que padecían leucemia mieloide crónica.
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