El lugar donde vive puede aumentar su sensación de bienestar
La salud mental mejoró cuando las familias se mudaron de vecindarios muy pobres, halló un estudio
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_129525.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 12/20/2012) Traducido del inglés: viernes, 21 de septiembre, 2012 Y esas mejoras ocurrieron aunque los adultos no ganaban una cantidad adicional significativa de dinero tras la mudanza.
"Si se toma a una familia que vive en un vecindario muy pobre y se le muda a un área en que el nivel de pobreza es alrededor de trece por ciento menos que en su ubicación actual, el aumento en la felicidad equivale más o menos al que provocaría un aumento de unos trece mil dólares en ingresos", aseguró la autora del estudio Jens Ludwig, profesora de administración de servicios sociales, derecho y políticas públicas nombrada por la McCormick Foundation en la Universidad de Chicago.
Y dado que el ingreso promedio era de apenas unos trece mil dólares, el equivalente a un aumento de trece mil dólares tendría un impacto inmenso, añadió.
Los resultados aparecen en la edición del 21 de septiembre de la revista Science.
Casi 9 millones de estadounidenses viven en vecindarios de una pobreza extrema, según la información de respaldo del estudio. A mediados de los 90, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) de EE. UU. inició un programa llamado "Moving to Opportunity" para casi 5,000 personas que vivían en viviendas de bajos ingresos en áreas extremadamente pobres. La esperanza era que mudar a las familias de vecindarios muy pobres a áreas con menos pobreza mejoraría la calidad general de vida. Entre las ciudades incluidas en el programa se hallaban Baltimore, Boston, Chicago, Los Ángeles y Nueva York.
Un estudio anterior de este programa examinó el efecto del vecindario sobre el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2, y halló que las mujeres que se mudaban a áreas con menos pobreza tenían 19 por ciento menos probabilidades de ser obesas y 22 por ciento menos probabilidades de sufrir diabetes tipo 2.
Para el nuevo estudio, se ingresó a familias en una lotería que seleccionaba tres grupos al azar. Un grupo recibió cupones de viviendas solo si se mudaban a un área donde menos del diez por ciento de las personas vivían en la pobreza. El segundo grupo recibió cupones sin restricciones, y el grupo final no recibió ninguna intervención.
El estudio incluyó a 3,273 personas del programa HUD original. Alrededor de 2,100 personas se inscribieron en los grupos de cupones, y poco más de 1,100 se hallaban en el grupo de control que no recibió intervención.
En ambos grupos, la edad promedio de los adultos era de 44 años en 2007. Alrededor de dos tercios de los participantes de los grupos eran negros, y el otro tercio eran hispanos. Cuando el programa comenzó, alrededor de dos tercios nunca se habían casado, y apenas un tercio contaban con un diploma de secundaria. Los ingresos familiares promedios eran de poco menos de trece mil dólares (ajustado a dólares de 2009).
Cuando el estudio comenzó, casi la mitad de los entrevistados dijeron que estaban muy insatisfechos con su vecindario, y poco más del 40 por ciento reportó que un miembro de la familia había sido víctima de un crimen en los seis meses anteriores, según el estudio. El principal motivo citado para desear mudarse era alejarse de las gangas y las drogas.
En promedio, las personas que recibieron cupones vivían en vecindarios en que 31 por ciento de los residentes eran pobres, en comparación con el grupo de control, que vivía en lugares en que un 40 por ciento de los residentes eran pobres.
A pesar de esta diferencia relativamente pequeña, los que recibieron los cupones tenían una mejor salud física y mental en general, según el estudio. También reportaron un mayor bienestar o felicidad. Y esos cambios ocurrieron aunque los que vivían en áreas menos pobres no experimentaron cambios significativos en la autosuficiencia económica, la recepción de ayuda social o el estatus de empleo, halló el estudio.
"Las personas pensaban que los ambientes de los vecindarios no eran tan importantes, y que el único factor que realmente importaba eran los ingresos. Pero el dinero no necesariamente compra la felicidad. Hay muchos otros aspectos importantes, como la seguridad, que pueden mejorar la calidad de vida. Los ambientes del vecindario son importantes para las familias pobres, aunque no mejoren sus ingresos", planteó Ludwig.
Robert Sampson, profesor del departamento de psicología del Instituto Radfcliff de Estudios Avanzados en la Universidad de Harvard, señaló que "la pobreza es un problema muy complejo. Hay una jerarquía persistente de vecindarios, y con frecuencia están separados por la raza y los ingresos. En los vecindarios realmente pobres, muchas oportunidades no están disponibles, son inalcanzables".
"Sin embargo, los cupones ayudaron", añadió Sampson, autor de un editorial acompañante en la revista. Aunque no mejoraron necesariamente los resultados económicos, sí mejoraron el bienestar y la salud física, dijo.
Ambos expertos señalaron que la segregación por los ingresos en los vecindarios se ha convertido en un problema creciente. Creen que mudar números significativos de personas de esos vecindarios probablemente no resulte factible ni efectivo.
"Una de las metas claves es intentar identificar las características que mejorarían el bienestar de las personas sin mudarlas. Si se observan las encuestas de línea base, tres cuartas partes dijeron que se querían mudar debido al crimen. Querían escapar de las gangas y las drogas", apuntó Ludwig. "Así que mudar a las personas a vecindarios más seguros, o aumentar la seguridad en los vecindarios en que viven, es al menos una de las cosas que son importantes para la felicidad y el bienestar".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
HealthDay
(c) Derechos de autor 2012, HealthDay
- Más noticias de salud en:
- Disparidades en la atención de la salud
- Salud mental
No hay comentarios:
Publicar un comentario