El vino tinto sin alcohol podría ayudar a reducir la presión arterial
Tomar vino tinto regular y ginebra no produjo ningún beneficio de salud en un pequeño estudio de hombres en riesgo de enfermedad cardiaca
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_129056.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 12/06/2012) Traducido del inglés: viernes, 7 de septiembre, 2012 Los hombres de mediana edad y mayores que bebieron cantidades moderadas de vino tinto desalcoholizado todos los días durante cuatro semanas experimentaron una reducción en la presión sistólica (número superior) y diastólica (número inferior), de acuerdo con un pequeño estudio realizado por investigadores españoles.
"En el contexto de una dieta sana y estilo de vida saludable, el consumo diario de vino tinto sin alcohol puede ayudar a prevenir la hipertensión", dijo la autora del estudio Gemma Chiva-Blanch, del departamento de medicina interna del Hospital Clinic de Barcelona.
El estudio aparece en una edición en línea del 6 de septiembre de la revista Circulation Research.
Los que beben vino sin alcohol también mostraron niveles más altos de óxido nítrico, una molécula en la sangre que estudios anteriores han relacionado con la mejora de la salud de los vasos sanguíneos y reducción de la presión arterial.
Aunque algunos estudios han mostrado que el consumo moderado de alcohol reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, otros sugieren que el vino tinto en particular es beneficioso, debido posiblemente a que es rico en polifenoles, que son antioxidantes relacionados con una disminución de la presión arterial.
Aunque está bien documentado que el consumo desenfrenado y exagerado de alcohol es malo para la presión arterial, el efecto del consumo moderado de alcohol sigue sin estar claro, apuntaron los autores.
"El estudio "compara los efectos del vino tinto y del vino tinto sin alcohol con la misma composición, salvo el contenido de alcohol, en los mismos sujetos", apuntó Chiva-Blanch. Los científicos también analizaron el efecto de la ginebra.
Los participantes eran 67 hombres de 55 años o mayores que tenían diabetes tipo 2 o más de tres factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, tales como fumar, presión arterial alta, colesterol alto, tener sobrepeso u obesidad, o un historial familiar de enfermedades coronarias prematuras.
Tras un periodo de descanso de dos semanas, se dividieron en tres grupos asignados a una bebida diferente: tres onzas de ginebra, 10 onzas de vino tinto o 10 onzas de vino tinto sin alcohol. Después de cuatro semanas de consumo diario, los hombres cambiaban a una nueva bebida y así sucesivamente hasta llegar a la tercera bebida.
Luego de cada cambio, los investigadores medían la presión arterial, la frecuencia cardiaca y los niveles de óxido nítrico en la sangre, y después realizaban un análisis estadístico.
Encontraron una reducción en la presión arterial después de que los hombres bebieron vino tinto, pero esta no fue estadísticamente significativa, y el consumo de ginebra no redujo la presión arterial. Sin embargo, después de que los hombres bebieron vino tinto sin alcohol, los niveles de presión arterial se redujeron de forma significativa. Los niveles de presión arterial sistólica descendieron cerca de 6 mmHg y los de presión diastólica unos 2 mmHg.
En teoría, los autores señalaron que estos cambios podrían reducir el riesgo de enfermedades cardiacas en 14 por ciento y reducir las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular en casi 20 por ciento.
La Dra. Sharonne Hayes, cardióloga de la Clínica Mayo, señaló que la nueva investigación es "un estudio que genera una hipótesis" que requiere más investigación.
"Muchos estudios que se han relacionado sobre la ginebra, Mai Tais, vino y cerveza han llegado a la conclusión de que todo se reduce al alcohol. Después hubo mucho interés en los polifenoles, el resveratrol que se encuentra en el vino tinto y las uvas. Sin embargo, la mayoría de los estudios mostraron que la administración de polifenoles por sí solos no producía ningún beneficio o cambio. Por tanto, la atención se ha vuelto a centrar en el alcohol", señaló Hayes.
Destacó, que el estudio era pequeño y que no hubo grupo de control. Señaló que se sabe que la presión arterial aumenta cuando se deja de consumir alcohol, aunque la persona no sea un bebedor empedernido, y especuló que el periodo de descanso de dos semanas antes del estudio pudo haber influido en los resultados.
"Así que tengo dudas con respecto a los métodos seguidos por este estudio. Es intrigante, sugestivo, pero no definitivo. Hay que investigar más". Es posible que los métodos no sean suficientes para que podamos decir que el alcohol o el vino sin alcohol son lo mejor para usted", señaló Hayes y agregó que la reducción de la presión arterial durante varias semanas tampoco indica que el riesgo cardiovascular se reduzca a largo plazo. "Pero siendo justos, los autores también hicieron esta salvedad", agregó.
Donna Arnett, presidenta de la American Heart Association, dijo que la investigación es interesante porque analiza un tipo específico de bebida.
"Que está en una fase intermedia del consumo moderado de alcohol. Así que en ese sentido, aporta algo nuevo", destacó Arnett, que también es epidemióloga de la Universidad de Alabama en Birmingham.
Aunque la investigación promete, Arnett señaló que le preocupa su metodología. Apuntó, "No hubo un periodo de descanso entre las intervenciones y eso es importante ya que permite a las personas recuperar su equilibrio y volver a su nivel de presión arterial antes de la intervención. Es posible que exista un efecto de arrastre entre uno de los periodos de consumo de bebidas y el siguiente. Esto me ha preocupado desde el punto de vista del diseño del estudio".
Hayes señaló que sería intrigante estudiar otros grupos: un grupo mixto, que incluya pacientes más jóvenes con menores factores de riesgo y mujeres en la perimenopausia.
"La presión arterial alta es un tema importante en las mujeres. Y sabemos que existen diferencias de sexo en las respuestas al consumo de alcohol", destacó Hayes.
Los autores de un editorial que acompaña al estudio señalaron que hay una creciente evidencia de que las sustancias químicas del vino tinto confieren beneficios para la salud más allá de alcohol, y la nueva investigación aporta más información al respecto.
"Sin embargo, se deben resolver muchos temas a fin de evaluar con claridad el potencial preventivo o terapéutico de los componentes del vino tinto", escribieron Huige Li y Ulrich Forstermann, del departamento de farmacología del Centro Médico de la Universidad Johannes Gutenberg en Mainz, Alemania.
Chiva-Blanch apuntó que aunque este estudio muestra que el vino tinto sin alcohol parece tener "efectos exclusivos" en la presión arterial, "pero cuando hablamos de otros factores de riesgo cardiovascular, como bajos niveles de colesterol HDL, el vino tinto sin alcohol no tiene ningún efecto".
También apuntó que otras investigaciones muestran que el consumo de vino tinto tiene efectos protectores en la aterosclerosis y el colesterol.
"¿Cambiarán las personas sus cabernets y Chiantis por una versión sin alcohol si se confirman los beneficios para la salud?
Hayes de la Clínica Mayo no está tan segura. Señaló que el vino tinto sin alcohol no tiene el cuerpo ni la plenitud del vino de verdad.
"La gente bebe por otras razones que son más complejas y personales, ya sea por cómo se sienten o por su complejo sabor. Si encontramos que beber vino tinto sin alcohol es realmente terapéutico y que reduce en verdad la presión arterial, creo que la gente lo tomará como medicina", apuntó Hayes.
Chiva-Blanch señaló: "Depende del nivel de conocimiento de salud de la población. Las personas que cuidan de su salud estarán dispuestas a cambiar a bebidas sin alcohol, mientras que otras no lo harán".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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