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Institutos Nacionales de la Salud
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El acoso entre hermanos puede llevar a la depresión y a la ansiedad en las víctimas
Un estudio señala que puede ser tan dañino como el abuso de parte de los compañeros
Traducido del inglés: martes, 18 de junio, 2013
Los investigadores hallaron que entre 3,600 niños encuestados en EE. UU., aquellos cuyos hermanos les molestaban (física o verbalmente) tenían unas puntuaciones más altas en una medida de síntomas de depresión y ansiedad.
"Históricamente, la agresividad de los hermanos se ha considerado como algo normal", apuntó la líder de la investigación, Corinna Jenkins Tucker, profesora asociada de estudios de la familia de la Universidad de New Hampshire. "Se considera como benigno, o incluso como algo bueno para los niños, porque les enseña algo sobre cómo enfrentarse al mundo".
En general, los padres y otros adultos tienden a ser más tolerantes cuando los hermanos se pegan o se hacen bromas pesadas entre ellos, aunque no lo aceptarían de unos compañeros.
Pero Tucker señaló que sus hallazgos sugieren que los padres no deben hacerse de la vista gorda cuando los niños pelean y se hacen bromas pesadas.
El estudio, que aparece en la edición en línea del 17 de junio de la revista Pediatrics, tiene varias limitaciones, reconoció Tucker. Una de ellas es que niños y padres fueron entrevistados en un solo momento, así que no está claro si la agresividad entre hermanos en realidad condujo a una peor salud mental.
"No podemos afirmar que sea la causa", comentó Tucker. "Pero podemos decir que hay una conexión".
Un experto que no participó en el estudio se mostró de acuerdo en que una sola entrevista es un problema. "Si uno se siente triste el día de la entrevista, quizás se recuerden más casos de agresión", planteó William Copeland, profesor asistente de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, quien estudia el acoso y la salud mental de los niños.
Encima de eso, es difícil desenredar los efectos del acoso de los hermanos de otras partes de la vida de un niño. "Por ejemplo, no sabemos cómo los padres del estudio respondían a la agresividad", señaló Copeland. "Me gustaría saber más sobre las dinámicas familiares".
Aún así, dijo, los hallazgos ofrecen cierta luz sobre un tema que ha recibido poca atención en comparación con el acoso en el patio de la escuela. "Creo que esto nos muestra que debemos abordar la agresividad sin importar dónde ocurre", enfatizó Copeland.
Los hallazgos se basan en entrevistas telefónicas con casi 3,600 niños y sus padres. El equipo de Tucker utilizó cuestionarios estándares para medir los niveles de ira, depresión y ansiedad de los niños, y les preguntaron sobre los episodios de acoso (de los hermanos y de los compañeros) en el año anterior.
En general, un tercio de los niños dijeron que habían sido víctimas de un tipo de acoso de los hermanos: físico, abuso verbal (como los apodos ofensivos) o que les roben o dañen sus cosas a propósito.
En general, esos niños tuvieron más síntomas de salud mental que los que no reportaron acoso de parte de sus hermanos. Y eso fue así, dijo Tucker, incluso cuando los investigadores tomaron en consideración cosas como el acoso escolar, los niveles educativos de los padres y la exposición de los niños a la violencia familiar en general.
Los hallazgos dejan muchas preguntas sin responder, como por ejemplo qué tan graves y duraderos podrían ser los síntomas de salud mental. "¿Es esto a corto plazo, o estos problemas son duraderos?", preguntó Copeland.
Tampoco está claro si las cosas son diferentes en el caso de que el acoso provenga de un hermano que es mucho mayor o más o menos de la misma edad, o si se trata de hermanas, hermanos o ambos, apuntó Tucker.
Pero tanto Tucker como Copeland señalaron que es lógico suponer que las reacciones de los padres a la agresividad de sus hijos son importantes. "Informe a sus hijos sobre lo que no tolerará", aconsejó Copeland. Aunque el acoso no pare, anotó, quizás saber que pueden recurrir a sus padres en busca de ayuda consuele mucho a los niños.
"Si los niños no tienen una escapatoria real, eso podría empeorar mucho el asunto", advirtió.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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