DENUNCIA | Pacientes con VIH y hepatitis
Sin tratamiento innovador por tener VIH
Ilustración: Arturo Asensio
- Médicos denuncian que la Administración limita el acceso a nuevas terapias
- Las trabas se dirigen a los pacientes que tienen hepatitis C y VIH
- Este grupo sería uno de los más beneficiados con los nuevos tratamientos
2012 fue un año de buenas noticias para las personas infectadas con el virus de la hepatitis C (VHC). A principios de año se aprobaban dos medicamentos –boceprevir y telaprevir- que multiplicaban por dos las posibilidades de erradicar el genotipo 1 del virus, el más prevalente en España. Así, se pasaba de una tasa de curación de alrededor del 40% a una de más de un 70%. El porcentaje de curación no era lo único que subía; también lo hacía el precio del tratamiento, que se multiplicaba por cuatro, ascendiendo a alrededor de 25.000 euros.
Pronto se hizo patente que las autoridades sanitarias iban a poner trabas al acceso al tratamiento innovador –que se administra en combinación con el antiguo- pero, lo que no se sabía es lo que ha denunciado recientemente la Coordinadora Estatal de VIH / sida (CESIDA): que esa dificultad de acceso no iba a ser igual para todos los infectados por el virus de la hepatitis C (VHC). Los coinfectados, aquellas personas que además del VHC, tienen en su organismo el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), lo iban a tener aún más difícil.
Rafael Esteban Mur, del grupo de enfermedades hepáticas del Instituto de Investigación Vall d’Hebron, confirma a ELMUNDO.es que dicha discriminación es real y que así se ha denunciado desde diferentes colectivos médicos. "No es que lo rechacen, sino que ponen trabas administrativas y pueden tardar meses en recibirlo, periodo durante el cual el paciente sigue viniendo a la consulta cada vez más angustiado", subraya el experto.
Se trata de una situación difícil de entender para los propios hepatólogos. Como comenta el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario de Valencia, Enrique Ortega, los pacientes coinfectados con ambos virus muestran un deterioro hepático mucho más rápido que los que "solo" están infectados por el VHC.
Como posible explicación a esta discriminación, el especialista catalán apunta a que los estudios que se hicieron para registrar los dos medicamentos –los primeros inhibidores de la proteasa para el VHC- se hicieron antes en monoinfectados. Pero tanto él como Ortega subrayan que, ahora mismo, la indicación es para ambos tipos de pacientes.
Otro de los problemas que esconde esta situación es la opacidad en lo que a datos se refiere. "Al ser trabas administrativas y no rechazo, no hay pruebas; además, las comunidades autónomas se protegen entre ellas", denuncia Esteban Mur.
Ortega reconoce estas desigualdades, aunque comenta que en su comunidad, Valencia, los coinfectados tienen relativa facilidad de acceso a los nuevos tratamientos.
Existe un grupo de pacientes a los que, sin embargo, sí se les han negado explícitamente los nuevos medicamentos. Según explica a este diario Carlos Varela, secretario general de CESIDA, los presidiarios coinfectados, cuya sanidad no depende del ministerio del mismo nombre sino del de Interior, no acceden a este tipo de fármacos. "Simplemente por eso, ya no estamos hablando de acceso universal".
Varela comenta que, a pesar de la discriminación, "se trata de un tema delicado". Para este activista, aunque los nuevos tratamientos mejoran las tasas de curación, "no son la panacea" ya que "a la vuelta de la esquina" está la siguiente generación de fármacos que, al contrario que estos, se podrán administrar sin combinar y por vía oral y que en distintos ensayos clínicos han mostrado menos efectos secundarios.
"Es posible que por eso Sanidad esté ralentizando el acceso a los medicamentos de los que disponemos en la actualidad", comenta Varela que sugiere también que los laboratorios podrían reducir el precio de unos fármacos "que saben que tienen la vida limitada".
"Es algo por lo que estamos luchando muchos especialistas; no se entiende esta discriminación, más aún si se tiene en cuenta que la tasa de curación es aún mayor en personas que ya han fracasado con las terapias anteriores, a los que solo les ha faltado un tramo para curarse", denuncia el médico del hospital valenciano. Esteban Mur, por su parte, apunta a que desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado se ha protestado sobre el asunto.
La coinfección afecta a un 50% de los seropositivos españoles. Este porcentaje es global y disminuye considerablemente en los nuevos infectados por el VIH, que lo contraen mayoritariamente por vía sexual. Pero como en las décadas de 1980 y 1990 era mayoritaria la transmisión por uso de drogas por vía parenteral, era muy frecuente adquirir los dos virus a la vez. "El total de pacientes seropositivos infectados por el VHC sigue siendo muy alto", concluye Ortega para resaltar la importancia del problema.
Desde el Grupo de Estudio de Sida (CESIDA) se ha puesto en marcha un estudio para informar a las autoridades sanitarias de los efectos en los coinfectados de los nuevos tratamientos. "Han de meterse en la cabeza que cualquier tratamiento que erradica es coste – efectivo y que los análisis económicos han de hacerse a largo plazo", concluye Ortega.
Pronto se hizo patente que las autoridades sanitarias iban a poner trabas al acceso al tratamiento innovador –que se administra en combinación con el antiguo- pero, lo que no se sabía es lo que ha denunciado recientemente la Coordinadora Estatal de VIH / sida (CESIDA): que esa dificultad de acceso no iba a ser igual para todos los infectados por el virus de la hepatitis C (VHC). Los coinfectados, aquellas personas que además del VHC, tienen en su organismo el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), lo iban a tener aún más difícil.
Rafael Esteban Mur, del grupo de enfermedades hepáticas del Instituto de Investigación Vall d’Hebron, confirma a ELMUNDO.es que dicha discriminación es real y que así se ha denunciado desde diferentes colectivos médicos. "No es que lo rechacen, sino que ponen trabas administrativas y pueden tardar meses en recibirlo, periodo durante el cual el paciente sigue viniendo a la consulta cada vez más angustiado", subraya el experto.
Se trata de una situación difícil de entender para los propios hepatólogos. Como comenta el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario de Valencia, Enrique Ortega, los pacientes coinfectados con ambos virus muestran un deterioro hepático mucho más rápido que los que "solo" están infectados por el VHC.
Un proceso complicado
Esteban Mur señala que el proceso de prescripción del fármaco es complicado y que depende de las comunidades autónomas, pero siempre involucra al especialista, las autoridades sanitarias, la dirección del hospital y, en algunos casos, la dirección de Farmacia. "El problema es la inequidad, no sucede lo mismo en todas las regiones", subraya este experto, que ha presidido el Simposio Internacional sobre el Control o erradicación de las Hepatitis virales B y C, celebrado hace unos días en Barcelona.Como posible explicación a esta discriminación, el especialista catalán apunta a que los estudios que se hicieron para registrar los dos medicamentos –los primeros inhibidores de la proteasa para el VHC- se hicieron antes en monoinfectados. Pero tanto él como Ortega subrayan que, ahora mismo, la indicación es para ambos tipos de pacientes.
Otro de los problemas que esconde esta situación es la opacidad en lo que a datos se refiere. "Al ser trabas administrativas y no rechazo, no hay pruebas; además, las comunidades autónomas se protegen entre ellas", denuncia Esteban Mur.
Ortega reconoce estas desigualdades, aunque comenta que en su comunidad, Valencia, los coinfectados tienen relativa facilidad de acceso a los nuevos tratamientos.
Existe un grupo de pacientes a los que, sin embargo, sí se les han negado explícitamente los nuevos medicamentos. Según explica a este diario Carlos Varela, secretario general de CESIDA, los presidiarios coinfectados, cuya sanidad no depende del ministerio del mismo nombre sino del de Interior, no acceden a este tipo de fármacos. "Simplemente por eso, ya no estamos hablando de acceso universal".
Varela comenta que, a pesar de la discriminación, "se trata de un tema delicado". Para este activista, aunque los nuevos tratamientos mejoran las tasas de curación, "no son la panacea" ya que "a la vuelta de la esquina" está la siguiente generación de fármacos que, al contrario que estos, se podrán administrar sin combinar y por vía oral y que en distintos ensayos clínicos han mostrado menos efectos secundarios.
"Es posible que por eso Sanidad esté ralentizando el acceso a los medicamentos de los que disponemos en la actualidad", comenta Varela que sugiere también que los laboratorios podrían reducir el precio de unos fármacos "que saben que tienen la vida limitada".
Discriminaciones
Ortega señala más discriminaciones en el acceso a estos fármacos por parte de los coinfectados. Por ejemplo, apunta, los infectados solo con el VHC pueden acceder a ellos a partir de un mínimo grado de fibrosis (deterioro hepático producido por la hepatitis C), que aumenta para los coinfectados."Es algo por lo que estamos luchando muchos especialistas; no se entiende esta discriminación, más aún si se tiene en cuenta que la tasa de curación es aún mayor en personas que ya han fracasado con las terapias anteriores, a los que solo les ha faltado un tramo para curarse", denuncia el médico del hospital valenciano. Esteban Mur, por su parte, apunta a que desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado se ha protestado sobre el asunto.
La coinfección afecta a un 50% de los seropositivos españoles. Este porcentaje es global y disminuye considerablemente en los nuevos infectados por el VIH, que lo contraen mayoritariamente por vía sexual. Pero como en las décadas de 1980 y 1990 era mayoritaria la transmisión por uso de drogas por vía parenteral, era muy frecuente adquirir los dos virus a la vez. "El total de pacientes seropositivos infectados por el VHC sigue siendo muy alto", concluye Ortega para resaltar la importancia del problema.
Desde el Grupo de Estudio de Sida (CESIDA) se ha puesto en marcha un estudio para informar a las autoridades sanitarias de los efectos en los coinfectados de los nuevos tratamientos. "Han de meterse en la cabeza que cualquier tratamiento que erradica es coste – efectivo y que los análisis económicos han de hacerse a largo plazo", concluye Ortega.
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